Escribe:
Juan Manuel Gorno
(enviado especial)
Aunque sólo se trató de un partido amistoso, muchas sentencias quedaron el martes, después del inapelable 4 a 1 del seleccionado argentino sobre el campeón del mundo, España, en el estadio Monumental.
Lo más destacado, en medio de una suerte de circo que se armó tras la eliminación del mundial, radica tal vez en la continuidad de Sergio Batista, un tipo que no polemizó ni alardeó, pero que hizo los deberes y aprovechó el momento único que se le presentó tras la conflictiva salida de Diego Maradona y las mediáticas postulaciones de colegas al puesto, un puesto que –en este país, por sobre todas las cosas- tiene la misma trascendencia que la Presidencia de la Nación, prácticamente.
¿Y por qué no entonces el “Checho”? ¿Por qué es grondoniano? ¿No tiene un perfil alto? ¿No ganó nada a nivel de clubes?.
Las respuestas la tenían que dar los jugadores, incluso, los mismos que apoyaron a Diego hasta que Diego dijo adiós.
Tipos como Carlos Tévez, que había declarado públicamente su favoritismo por la continuidad del diez, se lucieron el martes para demostrarle a la gente y demostrarse a sí mismos que lo más importante es la jerarquía del seleccionado argentino, hoy recuperada un poco por esa excelencia de victoria sobre los astros del tiki tiki.
Pero hubo otros aspectos además de la victoria que respaldaron a Batista. Se notó claramente un estilo nuevo, en el cuidado y el respeto por la pelota, que fue reconocido por las más de 50 mil almas que asistieron al Monumental. Y en medio del juego, incluso, hubo un compañerismo que, por lo pronto, desmitificó aquello de las camarillas y de los problemas que pueden existir sin un técnico de la relevancia de Maradona.
Sobre el final del duelo ante los españoles, pocos rescataron el abrazo sentido, profundo y tranquilizador que se dieron en el medio de la cancha Esteban Cambiasso, Javier Zanetti, Sergio Romero y Gabriel Heinze, es decir, dos “borrados” y dos “mimados” de Diego.
El propio Heinze, cuya figura quedó expuesta en el Mundial, por tratarse de un jugador de vínculos cercanos con Diego, jugó un gran partido y formó parte de ese apoyo que necesitaba Batista dentro de la cancha.
Además se recuperó a Gabriel Milito, siempre pulcro a la hora de salir jugando, y surgió como un factor a tener en cuenta Ever Banega, hoy figura del Valencia de España.
Esto hizo recalcar que no sólo el “Checho” debía dar un examen ante los campeones del mundo, sino todo el plantel, incluso hasta Lionel Messi, autor de un golazo, que terminó besándose la camiseta y recibió la mayor ovación de la tarde.
El seleccionado debe reinventarse como equipo tras la frustración en Sudáfrica 2010 y tal vez algunos de los que actuaron el martes no lleguen en condiciones a Brasil 2014 (Zanetti será uno).
Si Batista es el indicado para el armado de todo, se verá con el tiempo. Por lo pronto, el año que viene es la Copa América y allí quizás el examen sea mayor para los dos años posteriores.
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