El Idiazábal Centenario (Por Eduardo Larraza).
Al comienzo fue la tierra pura, solitaria y silenciosa de la inmensa llanura, con su sol y sus sombras, con sus árboles y el canto de sus pájaros, con la lluvia y el viento y la helada blanca del invierno.
Antes, mucho antes, la había cabalgado el indio que fue su primer dueño.
Y el gaucho, que fue hijo de la india y el español que estuvo de paso, dejando en los vientres indios la semilla del noble tipo de hombre que pasó como un meteoro por nuestras llanuras, dejando su sangre en las luchas internas de la Patria y en las gloriosas campañas por la Independencia.
Después, cuando ya la Argentina estaba pronta para recibir al inmigrante y comenzaba a sonar estridente el silbido de los caballos de hierro por los caminos de sus pampas, un hombre vasco apareció en su horizonte para aquella tierra que esperaba un nombre y un destino.
Y el nombre le fue dado y su destino cumple este año de 2010 su primer Centenario.
@ Significado
Idiazábal... significa juncal ancho, lugar de charcos, planicie de los bueyes en ese idioma extraño, sonoro y dulce que hablan tus hermanos de Guipúzcoa, aquellos que pastan sus ovejas en esos verdes valles y montañas de Euskal-Herría, de donde un día llegó tu fundador.
Y ese mismo nombre te dio, igual al de su pueblo natal, tal vez para no extrañarlo demasiado.
Idiazábal... allí se dieron la mano y juntaron sus sudores el gringo, el vasco y el criollo en las empuñaduras de los arados viejos, en la ardua tarea de las siembras y cosechas.
Y tu Patrono es San Demetrio, como Demetrio era el nombre de aquél que hizo que existieras un día y para siempre.
@ De ayer a hoy
Idiazábal... hoy, tu vida sigue dulce y apacible, libre de los problemas de las grandes urbes y la tierra sigue dando sus frutos y el alba nos trae el mismo sol y las tormentas dejan, como antaño, las lluvias benditas sobre los campos y la helada luce refulgente en las mañanas de invierno.
Pero el pueblo es otro: ya no te surcan los carros con sus bolsas de trigo por calles de tierra, pantanosas en los días de lluvia ni el campesino ata su caballo a la sombra de un árbol para comprar la yerba y el tabaco...
Ahora el progreso te ha dado el asfalto, la luz, el agua corriente, todo aquello que estos pueblos nuestros necesitan para el buen vivir de sus gentes.
Pero hay otra cosa, Idiazábal, que no puedo soslayar y es que allí, en las tardes limpias de primavera, en las noches cálidas del verano, en la apacible calma de los días de otoño o en los grises atardeceres del invierno, dos jóvenes de aquellos años, mi padre y mi madre, caminaban tus calles silenciosas tomados de la mano, soñando con fundar una familia y darle hijos al pueblo.
Y de allí venimos.
Sirva esta página para que, en nombre de todos los que aman a este solar cordobés, nos reúna en sus festejos y eventos que en el transcurso de este 2010 y hasta la semana aniversario del Centenario del mes de setiembre, se llevarán a cabo para dicha y alegría de todos.
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