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El peregrino impertinente
Lo más interesante de conocer otras culturas es constatar cómo los demás evolucionan mientras nosotros seguimos reverenciando a Perón. En todas partes del mundo los hombres llevan a cabo prácticas asombrosas, que ponen en evidencia la interminable capacidad inventiva de la mente humana.
En algunas regiones de Asia, por ejemplo, los pescadores utilizan una técnica formidable. Conscientes de lo limitado de sus recursos, crían a los pichones de albatros para convertirlos luego en “empleados”. Colocándoles un anillo al cuello, se aseguran una buena dosis extra de mercadería.
Funciona así: cuando el ave atrapa a un pez, regresa al lugar donde están sus domesticadores y se los arroja. No lo hace por generosidad: el apretado anillo en su garganta le imposibilita tragar la presa. Sabe que, como recompensa, le darán otro pescado más pequeño, al que sí puede deglutir fácilmente. Increíble.
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En ese mismo continente, los chinos cazan gorriones mediante un sistema que es igual o más ingenioso que el anterior. Golpeando persistentemente las ramas de los árboles con palos, impiden que los pajaritos se posen a descansar. Al poco tiempo, los plumíferos caen secos sobre el suelo. Sus pequeños corazones no resisten al fragor de la persecución.
Estas dos exposiciones ponen de manifiesto la superioridad de los orientales, no sólo respecto al albatro y al gorrión, sino también al argentino. No tengan dudas que en un futuro no muy lejano van a dominar el mundo. Si con casi nada logran tales destrezas, imagínense auxiliados por el potencial tecnológico que desarrollan cotidianamente.
Es cuestión de tiempo señores. Tenemos que conseguir su amistad, urgente.
(www.viajesimpertinentes.blogspot.com)
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