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En 1920 se realizó, en Buenos Aires, la primera transmisión radial con continuidad. Siete años después tuvo lugar en Villa María la experiencia de radio que recordamos el domingo pasado. En esta oportunidad nos asomaremos a cómo vivían la radio los villamarienses en aquellos tiempos.
Toro por radio
En setiembre del año 1923, la radio LOX Cultura, de Buenos Aires, primera emisora que se financió con avisos publicitarios, transmitió las instancias de la pelea entre Luis Angel Firpo y Jack Dempsey, que tuvo lugar en la ciudad de Nueva York. Los radioescuchas vibraron al compás de los intensos segundos de aquel primer round en el cual Firpo logró, con un gancho de derecha, tirar fuera del cuadrilátero al peso pesado norteamericano.
Pero luego de la alegría y la ilusión por lo que era un claro triunfo del argentino, la realidad impuso a Johnny Galagher, árbitro del encuentro que permitió que Dempsey continuara boxeando. En los minutos siguientes Firpo cayó varias veces y la injusticia fue consumada. Le robaron la pelea al boxeador argentino conocido como “el Toro de las Pampas”.
Julio Cortázar, confeso entusiasta del boxeo, en su cuento “Circe” escribió “vino la pelea Firpo-Dempsey, y en casa se lloró y hubo indignaciones brutales, seguidas de una humillada melancolía casi colonial”. Si bien aquel día lo dieron como ganador a Dempsey, Firpo quedó en un lugar preferencial de la historia y la fecha de la pelea, el 14 de setiembre, fue designado como el día del boxeador.
Se dice que la transmisión de aquel encuentro boxístico empujó la popularización de la radio, multiplicándose los receptores en la geografía nacional.
Torito por radio
En relación a nuestra ciudad y la recepción de transmisiones de boxeo podemos recordar una de las peleas de Justo Ramón Suárez, ídolo popular al que se le denominaba el “Torito de Mataderos”.
Revisando documentos de la época encontramos aquéllos que hacen referencia a la transmisión de una pelea que despertó gran interés entre los aficionados locales. Es así que en su edición del viernes 30 de enero de 1931 el diario local Heraldo reflejó las expectativas de la afición boxística local ante la pelea entre el “Torito…” y Bruno Petrarca.
Por entonces la radio era el único medio de prensa disponible para seguir de cerca las alternativas de tan esperada lucha deportiva. Pero los aparatos receptores tenían un importante costo por lo que no eran posesión común en las casas de familia. Igual quienes tenían la responsabilidad de informar buscaban la manera de conformar a los aficionados locales ofreciéndoles alternativas. Por ello en la tapa del diario mencionado se anunció: “Heraldo recibirá la transmisión del match Suárez-Petrarca”. El encuentro boxístico tendría lugar en el estadio del club River Plate de Buenos Aires. Si bien en un principio la pelea de los boxeadores de peso liviano había sido prevista para el sábado 24, a raíz del mal tiempo fue reprogramada para el 31.Días antes, el Heraldo publicó declaraciones de los boxeadores que fueron aportando al aumento de la expectativa. Entre otros dichos de Suárez, la prensa local reflejó la provocativa frase en cual éste decía: “Los toros son más fuertes que los toreros, pero éstos muchas veces le burlan en el redondel”.
Como si
presenciaran
la pelea
Por entonces el “Torito de Mataderos” era una figura que apasionaba al público. Se trataba de un hombre, nacido en 1909, proveniente de un hogar muy humilde y que llegó a tener 23 hermanos. Le tocó trabajar desde los 9 años, entre otras actividades fue canillita, lustrador y mucanguero -encargado de bajar de las canaletas la grasa liviana o mucanga en los mataderos-. Esas tareas las realizaba en el barrio porteño en que vivía, que no era otro que Mataderos. De allí su apodo. Peleándole a la vida arriba y abajo de la lona había llegado a tener contacto con figuras de las altas clases sociales del país y del extranjero. Quizás eso, junto a su bravura en el cuadrilátero, ayudaba a la identificación que mucha gente sentía con la figura del ídolo popular. Si bien su carrera deportiva fue breve, murió de tuberculosis el 10 de agosto de 1938, también puede decirse que fue muy intensa.
Ante la expectativa por la pelea Suárez – Petrarca, en las páginas del Heraldo se anunció que se había resuelto “proporcionar a la afición, los pormenores del importante combate para lo que instalará un alto parlante recibiendo con su poderoso aparato la transmisión radiotelegráfica del match. Queda invitada la afición boxística local”.
Quizás el tiempo político de opresión que entonces se vivía contribuía en algo a la necesidad de llevar las pasiones a los deportes. El diario por esos días daba a conocer la clausura que había decidido la intervención federal del diario “ La Provincia ” de Santa Fe. Tanto las noticias de ese tipo como otras de la actividad fascista de entonces eran bastante habituales en la época.
Los aficionados villamarienses siguieron las alternativas de la pelea, que tuvo lugar en el Madison Square Garden de Nueva York, a través de los altoparlantes ubicados en el bar “Richmnond”. Según la crónica de la época, dadas las comodidades dispuestas para la transmisión, los aficionados al boxeo podían sentir la sensación de “hallarse presenciando la propia pelea”. Aquella noche la pelea se inició a las 21 horas, imaginamos la algarabía de los presentes en el bar local cuando fue anunciado el triunfo del “Torito de Mataderos”.
En una entrevista que le realizaran en 1983, Julio Cortázar, escritor que asumió la voz del boxeador en su cuento “Torito”, dijo “el Torito de Mataderos, fue otra conmoción. Era un boxeador extraordinario… Suárez era brillante, espectacular y de una gran simpatía. Conectaba muy fácil con la gente”.
Repasar cómo en Villa María se siguieron las instancias de una de las peleas de Suárez, nos permite ver cómo entonces la gente se juntaba ante los altoparlantes que traían las alternativas de un evento deportivo.
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