Algún sábado temprano.
De esos que nos obligan ir al centro a pagar una tarjeta, a realizar algún trámite que no podemos concretar en la semana o, si tenemos un poco de suerte, adentrarnos en el interior de los cuatro bulevares para realizar alguna compra personal. A media mañana, mirar el reloj, estimar los tiempos y meterse en algún bar para hacer una pausa. Mientras pedimos el café o alguna bebida refrescante, miramos alrededor, tomamos los diarios y un folletín de llamativos colores. Pasamos las noticias rápidamente y nos detenemos en esa publicación. Con un diseño innovador y con formato de tríptico leemos su nombre: “sabatino”. Los responsables de esta publicación son tres jóvenes de la ciudad que nos brindan, gratuitamente, otra opción de periodismo y literatura. Con un diseño innovador y de buen gusto “sabatino” se nos presenta cada sábado en el café que frecuentamos. Un espacio diferente donde dos jóvenes escritores nos brindan sus textos con aire fresco del sur, matizados por una cuidada gráfica.
No diremos mucho, los dejaremos a ellos, los protagonistas, que nos cuenten de su proyecto. Un tríptico, tres partes, tres responsables… tres entrevistas.
A disfrutarlas.
Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com
Entrevista a: Jorge Rossi Redactor/Escritor
-Conociéndolos un poco a Iván y a vos, y leyendo los primeros números de sabatino, podría decir que el fútbol es una pieza fundamental en la creación de esta publicación ¿esto es así? ¿Qué significa el fútbol para Jorge?
-Creo que a los dos nos gusta mucho el fútbol y eso se nota porque “sabatino” es un poco tirar paredes. En ese primer número se notaba mucho eso, pero decidimos entre los tres refrenar ese impulso para que sea más amplio el espectro de lectores potenciales. Fue Carolina la que dijo: paren, muchachos.
-“sabatino” es un blog de papel, ¿Cómo podés explicar este “nuevo formato” de publicación, esta transpolación de lo digital al tradicional papel?
-Antes, la anécdota de cómo surgió. Cayó un martes Iván a casa, a eso de las ocho de la noche y nos dijo a Caro y a mí: tengo una propuesta. Yo pensé, un asado. Pero Caro acertó y dijo, con tremenda intuición femenina: una revista.
Ese eslogan intenta reflejar que apuntamos a tener la espontaneidad del Blog, la frescura, improvisar como en el jazz. Y el tamaño, también, pensado para que la gente lo lea de una sentada mientras se toma el café el sábado por la mañana.
-¿Cómo recibió la gente esta publicación? ¿Tuvieron devoluciones de la gente?
-La gente ve en “sabatino” algo distinto. Creo que percibe que nos divertimos mucho haciéndolo. En cuanto a las devoluciones, hasta ahora fueron pocas quizás, pero buenas, casi todas de amigos.
- “La vida (entre paréntesis)” da cuenta de disímiles personajes que muestran lo que hacen y lo que piensan, Jorge, ¿cómo se te ocurrió crear esta sección? ¿Creés que la gente se siente identificada con alguno de ellos?
-Esa sección es para los buscavidas. Causan admiración los buscavidas. Quise divertirme imaginando cosas insólitas pero que en el fondo tienen lo tragicómico del tipo que intenta rebuscárselas de alguna forma, que encuentra una finísima veta de algo y se pone a explotarlo, con la gran chance de que funcione poco, o no funcione.
-Una de las secciones fijas del tríptico es la entrevista ¿qué aporte crees que puede realizar este género periodístico?
-Libertad.
-¿Cuáles son las dificultades con las que se encuentra una publicación como “sabatino”, para poder seguir apareciendo cada sábado en los cafés de la ciudad?
-Por ahora el problema de todas las publicaciones de la ciudad: el económico. Los anunciantes a veces desisten en acompañarnos y eso nos limita un poco. Por ejemplo, de salir todos los sábados pasamos a salir cada quince: una pena.
-¿Quiénes leen “sabatino”? ¿Cuál sería el lector modelo? (capaz que alguno que aparezca en “La vida (entre paréntesis), ¿no?”
-Como todo el que escribe lo hace un poco para sí mismo, este “blog de papel” está destinado para aquellos que buscan leer algo para reírse o que le gusta la ficción o saber qué hace la distinta gente que hace cosas distintas. Algunos de los chicos del Servicio de Tristes lo leen a escondidas de su jefe, con decirte.
-¿Cómo ven el desarrollo cultural de la ciudad?
-Poco pero bueno. Falta animarse más. Y colaborar. Si algo nos gusta, seguirlo, apropiarlo, decirle al que se juega, sinceramente: “Esto me gustó, me gustó menos aquello”. A veces quien hace las cosas no sabe dónde está parado o necesita ese aliento. Y esponsorearlo: se sorprendería señora, la cantidad de clientes.
-Además de los cuentos la publicación está tejida con hilo literario, ¿cuál es el objetivo que tenés como escritor? ¿En qué ayuda sabatino a ese fin?
-Estimula mucho saber que cada miércoles, a más tardar, tenés que tener un texto y un diseño. Si ves todos los sabatinos juntos notas que el diseño mejora con cada número, la combinación de colores… incluso la forma de escribir mejora, los textos salen de una. Si la publicación sigue también hablamos de reunir los textos en algún futuro, ¡quién sabe!
-Como personas que están en contacto con diferentes artistas de la ciudad ¿qué cosas necesitan para seguir desarrollándose?
-Los músicos brasileños tienen eso que se llama “parcería”, que es trabajar de a dos, tirando paredes para crear. Nosotros trabajamos en este proyecto de a tres, nos reímos mucho, todo en un buen ambiente. Antes de “sabatino” pensaba que se podía hacer, que nadie en esta ciudad va a perder nada: ni prestigio ni “renombre” por juntarse y crear algo. Después de “sabatino”, estoy seguro.
Entrevista a: Carolina Mascambroni Diseñadora gráfica
-¿Por qué “sabatino” es un tríptico? ¿Qué te motivó a presentarlo de esta manera y no otra?
-El tema fue llevar a cada mesa de cada bar un formato novedoso y ágil para leer, y también que nos permitiera cubrir estas tres secciones que proponemos: una nota periodística, algunos relatos o cuentos, sin olvidarnos del espacio que necesitamos para anunciantes.
-¿Quién organiza las secciones?
-Las secciones ya están planteadas desde el primer número. A veces tratamos de que cada número sea temático o tenga un hilo conductor; a veces no lo podemos lograr y hacemos un popurrí de cosas. El que lleva un poco la delantera en el tema es Iván, ya que es el encargado de la nota periodística y esa puede ser el puntapié para lo que venga después en la creación de los relatos.
-¿Cómo es la pulseada que disputa la diseñadora entre la publicidad y el contenido de esta publicación?
-La publicidad es necesaria para sostener el folletín, de lo contrario no sería posible la edición. Nosotros hacemos esto por amor al arte, sin sacarle ningún provecho monetario, con el único objetivo de sacar a luz o de alguna manera publicar lo que escriben Jorge e Iván para aportar algo nuevo en la ciudad. Sabemos que para cualquier movimiento de este tipo se necesita un sostén económico.
-¿Y entre los redactores y la diseñadora?
-Congeniamos muy bien. Siempre tratamos de sumar y no restar, de apoyarnos en lo que cada uno propone y tirarnos buena onda. Para mí es un placer estar en este proyecto junto a estos dos jóvenes escritores porque considero que son talentosos y sobre todo porque son buenas personas.
-¿Cuál es el desafío conque se encuentra el diseñador de hoy? ¿A qué cosas debe responder?
-El desafío es estar siempre a la vanguardia, porque aparte de lo que se estile en diseño hoy en día, siempre están surgiendo técnicas nuevas de impresión o posimpresión que mejoran el producto final. En lo que es el diseño gráfico hay muchas áreas que cubrir, hay quienes hacen todo y hay quienes se perfeccionan en algo. En mi caso hice todo, pero hoy en día encontré una brecha con el diseño de invitaciones y trato de estar en lo último con respecto al tema. Creo que se trata de no dormirse en lo que uno sabe y aprender siempre más.
-¿Qué objetivos buscaste cumplir a la hora de diseñar “sabatino”?
No pretendo lucirme con el diseño, no me muero porque salga perfecto porque no soy así. Más que nada busco espontaneidad, frescura.
Yo siempre digo que los diseñadores son muy detallistas, tanto que a veces dan mil vueltas sobre un boceto; soy más espontánea, por lo que me vino bien esto de “sabatino”, ya que dos días antes de cada publicación estamos armando todo y eso es bueno por la frescura de cada número, que es un reflejo de nosotros mismos.
-Además de las cuestiones relativas propiamente al diseño, buscás los sponsors, oficiás de lectora de borradores y otras tareas que el lector muchas veces no ve... ¿qué se gana y qué se pierde al cumplir diferentes roles en este semanario?
-Empiezo por lo que se pierde: paciencia. Por un lado organizar particularmente a estos dos escritores y más aun cuando están frente al TV viendo un partido de fútbol de San Lorenzo o Boca. Paciencia (que tampoco tengo tanta) a la hora de buscar anunciantes que apoyen este proyecto cuando la mayoría de los comercios no se interesan por este tipo de publicaciones.
Pero se ve que pesa más la satisfacción porque no hay otra explicación por la que estemos en el rodeo.
Satisfacción cada vez que vamos a la imprenta a buscar los ejemplares y nos miramos los tres y decimos: éste es el mejor número, ¡salió bárbaro!
Satisfacción cuando nos llega algún comentario de alguien que nos felicita por “sabatino” y nos dice que se rió con un cuento o se emocionó con algún relato…
Y más satisfacción cuando siento que el proyecto nos une en una gran amistad a los tres, más allá de que Jorge sea mi marido.
-¿Qué opinión te merece el diseño de las publicaciones (diarios, revistas, libros, discos de audio, películas) que se producen en la ciudad?
-Creo que en la ciudad hay un muy buen nivel de diseñadores preparados para abordar cualquier tipo de diseño. Por otra parte advierto un problema que nos afecta a los que elegimos esta profesión: hay mucha gente que apenas aprende a usar un programa de diseño, se larga a trabajar de esto como si fuese tan sencillo, lo cual afecta a la valoración de la profesión y, por ende, a la manera de cobrar un trabajo, porque a mi modo de entender no cualquiera puede diseñar aunque lo haga.
Entrevista a: Iván Wielikosielek Redactor/Escritor
-Conociéndolos un poco a Jorge y a vos y leyendo los primeros números de “sabatino”, podría decir que el fútbol es una pieza fundamental en la creación de esta publicación ¿esto es así? ¿Qué significa el fútbol para Iván?
-No me animaría a decir, Darío, que el fútbol sea una “pieza fundamental” en la concepción de “sabatino” pero sí que es una pieza fundamental de mi vida. Y estoy seguro que en la de Jorge también. De hecho, en nuestras charlas con el loco, el fútbol es tema central, casi te diría excluyente. Ni hablar después que jugamos un partido juntos. Es increíble lo bien que nos llevamos en la cancha con Rossi, casi tanto como en la escritura. Pero ojo, cuando digo que el fútbol es parte indisoluble de mi vida no quiero caer en ese tribunerismo barato de hoy en día, en donde parece que un tipo que escribe y que mira fútbol es “cool”.
-¿Cómo recibió la gente esta publicación? ¿Tuvieron devoluciones de la gente?
-En once números que llevamos, las respuestas han sido, lamentablemente, más bien escasas y el 99% de las devoluciones vinieron de parte de amigos y conocidos. Pero esas devoluciones han sido muy buenas. Una de las mejores cosas que nos pasó, fue saber que varios quintos años del colegio Rivadavia estaban leyendo nuestra publicación con la intención de crear un “sabatino experimental” de los chicos, puertas adentro de la escuela. La impulsora de este proyecto fue Valentina Morillo. A mí me basta con este hecho tan alucinante y tan sencillo para darme cuenta de que nuestra obra fue positiva, que dejamos algo en la gente y en los chicos, nuestra publicación.
-Una de las secciones fijas del tríptico es la entrevista ¿qué aporte creen que puede realizar este género periodístico?
-La entrevista es el “cable a tierra” con la ciudad. Sé que hay mucha gente que la mira porque es la lectura más fácil y directa de la hojita. Nuestra idea es convocar permanentemente a la gente que nos parece interesante y que hace cosas, la que aporta un punto de vista distinto en pos de la construcción (o destrucción) de esta abstracción llamada Villa María. A mí, particularmente, me interesan más los puntos de vista diversos que la intención de la gente (muchas veces espantosa) de volverse “edificantes”.
-¿Cuáles son las dificultades con las que se encuentra una publicación como “sabatino”, para poder seguir apareciendo cada sábado en los cafés de la ciudad?
-Tocaste un punto clave, Darío. Con “sabatino” estamos pasando por una verdadera crisis, manteniéndonos a flote con muy pocos auspiciantes. Por eso, lo que intentaba ser una publicación semanal, se está volviendo quincenal y a veces trisemanal. Este es un verdadero problema para nosotros porque quisiéramos estar puntuales todos los sábados en la calle. Tenemos dos problemas: el primero, que ni Caro ni Jorge ni yo sabe vender. El otro, que la gente de Villa María, excepto honrosas excepciones, no pone plata para una publicación cultural; y menos si esa publicación es sencilla y no apunta al marketing.
-¿Cómo ven el desarrollo cultural de la ciudad?
-Hay muchos eventos pero poco desarrollo interno. Digamos que Villa María apunta más al circo que al pan, más al espectáculo que a la sabiduría, más a los premios que a la humildad zen. Festivales, fuegos de artificio, puestas ostentosas… No, esta ciudad no es precisamente un Templo Shaolín.
-Además de los cuentos, la publicación está tejida con hilo literario, ¿cuál es el objetivo que tenés como escritor? ¿En qué ayuda “sabatino” a ese fin?
-Con Jorge coincidimos desde un principio en que “sabatino” sería la gran excusa para producir los textos que nadie nos pide o nadie nos publica. Los tiempos cambiaron, y en Argentina hasta los años ‘60, el periodismo y la literatura iban de la mano. A tipos como Roberto Arlt, Rodolfo Walsh, Osvaldo Soriano o Haroldo Conti (por citar los ejemplos más célebres) se les pagaba por la producción de textos (muchos de ellos muy jugados y experimentales) y eran requeridos permanentemente. Pero no solamente ellos, sino un verdadero ejército de gente que vivía de la escritura. Esto pasaba en los diarios más famosos pero también en los pasquines de las ciudades chicas. Creo que con “sabatino” nos inventamos esa “entidad inexistente” que requiere de nuestra prosa. Y a este respecto te digo que es curioso la poca gente que escribe prosa en Córdoba. Si tuviéramos que jugarles un partido a los poetas creo que no llegamos a los once.
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