Para ser un día auténticamente villamariense, no podía faltar el característico viento “levanta polvaredas”.
El cumpleaños número 141 de la ciudad se celebró ayer por la tarde -ante amenaza de lluvia y cierta ventisca permanente- con un evento musical gratuito frente al Mirador Pizzorno, donde se erige la imponente enseña patria, en el portal de la costanera. En ese mismo sitio, Cacho Castaña había colmado las calles y espacios verdes en 2006. Ayer, aunque la concurrencia fue menor (se estimaba en más de mil personas), los asistentes acompañaron las propuestas presentadas con buen ánimo.

@ Los del Río y Mr. Mojo

Aunque no hayan figurado en la programación oficial, Los del Río actuaron en la partida. El joven grupo folclórico, integrado por Emanuel Calderón, Pablo Toranzo, Paulo Ferreyra, Fabián Gudiño y Gustavo Masey, repasó su repertorio festivo.
En segundo turno subió a escena la cada vez más afiatada banda Mr. Mojo. Con el virtuoso artista villamariense Pablo Elorza remplazando con el bajo a Matías Damaso, el grupo liderado por Fabricio Rodríguez -recién llegado de actuar en Miami- recreó su cancionero más aceitado: “Sólo un paso más” (con su clásica introducción con “Paint it black”), la balada “Dame una señal”, la relativamente nueva “El mundo de los silencios”, el súper ganchero “Algo sagrado” y “Si pudiera elegir”, el chamamé rock que en el disco interpretaran junto a León Gieco.

@ Postal pop

Tras los sorteos anunciados por el animador Alberto Luna, llegó el momento del número central. Con la inscripción “Mal de amores” en su espalda, Marcela Morelo -recientemente distinguida por Sadaic con el premio Canaro impuso su voz blanca y sin rispidez alguna para mentar una puesta del más refinado pop ambiental y pasatista. Con una abultada banda (dos coros, teclados, percusión, violas eléctricas y acústicas y bajo), la carismática cantante abonó hits radiales como “La tortuga” (con charango en mano), “Dame una ilusión” (con aires de bossa), “Dicen” de su último disco “Fuera del tiempo”, “Corazón bonito”, “Pero que tienes tú” y la coreada “Para toda la vida”, entre otras. Una musicalidad de brisa suave que congeniaba con las pompas de jabón que pululaban entre el público. Una postal bien pop.
Juan Ramón Seia