Debido a la demanda de las futuras mamás de información sobre las ecografías 3D - 4D, el instituto Roentgen brindó una charla acerca del tema en la medioteca municipal, para echar un poco de luz sobre esta nueva tecnología que permite un diagnóstico con precisión antes del nacimiento del bebé.
La disertación estuvo a cargo de la doctora Gabriela Macagno, quien acompañada del director del instituto, Osvaldo Paesani (ambos en la foto), explicó desde la utilidad hasta los tiempos óptimos para realizar las ecografías.
"Nos planteamos hacer esta charla debido a que hay mucha desinformación acerca de lo que es este método de diagnóstico relativamente nuevo."
“Las tridimensionales no son un mero estudio de fotografía del bebé, sino que se hace un estudio segmentario de su anatomía, el bebé es un paciente al igual que su mamá”, explica la médica, que al referirse sobre el tiempo óptimo para hacer la ecografía, asegura que “estéticamente se ve mejor al bebé entre las 24 y 32 semanas de vida, porque en ese momento ya tiene tejido graso, que hace que el efecto plástico de la imagen sea mucho mejor que hacerla en los tres primeros meses de gestación. No obstante, en el primer trimestre es posible hacerla para embarazos que vienen mal desde un comienzo”.
Macagno señala que “hay una primera ecografía entre las siete y nueve semanas que diagnostica que la paciente está embarazada, si en ese período se ve en el bebé alguna imagen que intranquiliza, puede pedirse una tridimensional, que da detalles increíbles del embrión y da al obstetra un montón de datos para observar la evolución del feto”. Pero -aclara- generalmente en ese tiempo de gestación, se hace con indicación obstétrica si se detecta algún problema. “En cambio, entre las 24 y 32 semanas, es el momento en que el médico sugiere que está en tiempo de hacerse una tridimensional. A veces se hacen porque la familia quiere, sin el pedido del médico. La tridimensional es posible hacerla en toda la gestación”, asegura.
Con la técnica tradicional, es decir, la ecografía bidimensional, se tiene la ventaja de que puede pasarse a la 3D-4D en minutos. La 3D-4D van juntas, la primera es la imagen real y la segunda aporta el tiempo real o movimiento al volumen de la tridimensional, es un verdadero vídeo del feto.
Lo que se observa a través de estas ecografías es el bebé como va a ser, su rostro, las manos, los miembros, la columna, se hacen diagnósticos de malformaciones de la cara, como el labio leporino, y de toda la superficie del bebé, para que un cirujano pueda corregir esos defectos en el mejor momento.
La doctora Macagno explica que la 4D es un avance tecnológico sorprendente, porque permite estudiar la actividad motora y fisiológica del bebé, además de cómo responde el feto ante diferentes estímulos. Como ejemplo, cita que cuando nace un bebé se hace un estudio que registra los movimientos respiratorios, la frecuencia cardíaca, el sistema nervioso, el color de la piel (cianótico, pálido, rosado) y la ecografía 4D permite ver todo eso antes de que nazca, incluso patologías severas donde se ven muchos defectos.
Para finalizar, la especialista explica que “la tridimensional no se hace para ver si un bebé es lindo o feo, sino para buscar malformaciones, incluso las cardíacas. Esto es lo más prometedor que tiene este tipo de ecografía, porque casi todas las cromosomopatías están acompañadas de malformaciones cardíacas y es lo más difícil de ver”. Indica que “quizá no haga falta una tridimensional, pero técnicamente es un avance sorprendente, porque le permite al cirujano darle a un problema, una solución inmediata después del parto”. Aclara que el síndrome de Down no se detecta con la tridimensional.
Algunas obras sociales cubren el estudio, pero en forma particular, no es oneroso y ronda los 150 pesos, que puede pagarse hasta en tres veces.