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Escribe: Diego Pellegrini (H)
Otra vez Colón. Otra vez el campeón. Mientras más difíciles son los batallas, más fuerte se hace el “sangre y luto” a la hora de la verdad. Y ayer, fue otra demostración de que, de a poco, está empezando a aparecer el verdadero Colón.
Con el libreto de siempre, defender duro sin regalar un solo metro, aprovechando el mínimo descuido del rival, más la efectividad característica a la hora de pisar el área contraria, fueron suficientes para la victoria por la mínima.
Quizás, en la columna del debe, anotará la falta de circuito futbolístico de tres cuartos hacia arriba. Ese fue el motivo por el cual Rivadavia, con poca en ofensiva, pudo complicar (por momentos) a su rival a tal punto de que Julio Giraudo, se destacó como una de las figuras del cotejo.
Fue 1 a 0, porque salió un partido “amarrete” de fútbol. Con pasajes aislados y jugadas de real peligro a cuenta gotas, juego entrecortado en el medio campo y pocas ideas a la hora de crear algo diferente. No obstante, el calor, el color y toda la pasión con la que se vive un clásico como el cabralense, estuvieron presentes.
Las chances de peligro demoraron en aparecer. Recién a los quince minutos, un tiro libre de Lucas Morre, hizo trabajar a Sami Suárez. Colón trataba algo mejor la pelota, no le alcanzaba para abastecer con claridad a sus delanteros pero impedía que Rivadavia jugara cerca del área de Julio Giraudo. Sólo un cabezazo de Gastón López viciado de nulidad por estar fuera de juego, que dio en el palo, fue lo que tuvo el equipo de Diego Valle.
Justamente, el visitante empezó a movilizar su máquina cuando promediaba la primera etapa. Con Marcos Berterame ganando en la media cancha y Lucas Barengo apareciendo por izquierda, Rivadavia coqueteó con el gol.
A los 34’, Barengo se encontró con Raúl Maldonado, el “Bocha” tomó el balón fuera del área y remató, pero su derechazo salió pegado al palo. Nueve minutos mas tarde, el que apareció fue Martín Erregarena. El delantero ex Matienzo de Monte Buey, se sacó a dos rivales de encima y remató de manera potente, con un zurdazo que Giraudo desactivó en dos tiempos.
Parecía que el “Verde” se hacía cargo del partido y comenzaba a comandar las riendas del mismo. Pero en el minuto 44’, todo lo bueno que venía realizando el equipo de Diego Valle se derrumba como un castillo de arena.
Porque tras un tiro de esquina ejecutado por Morre, aparece en el primer palo Gastón Moyano, para colocar un frentazo potente y gritar el 1 a 0. Golpe de escena en el clásico cabralense. Se moría el final de la primera etapa y florecía la algarabía de la parcialidad local.
El complemento se desarrolló dentro de los mismos parámetros, con una salvedad. Colón trató de sorprender de contra a un Rivadavia que buscó desde el minuto uno. Valle mandó a la cancha a Nicolás Domínguez para cargar la ofensiva verde.
Entonces, con Rivadavia jugando en campo contrario, las chances empezaron a aparecer. Un frentazo desviado de López (8’), un remate violento de Doñabeitía despejado por un rival (14’), una pelota parada de Maldonado que pasó cerca (15’) y un cabezazo de Erregarena que tapó Giraudo (27’), fueron las posibilidades con las que contó la visita. Si bien algunas no fueron tan claras, la de Erregarena forzó al “Mono” al máximo y bien pudo haber sido el empate.
Claro que Colón también tuvo las suyas pero tampoco fueron aprovechadas. Fue con un centro del recién ingresado Mayco Basualdo, que dejó solo a Moyano pero el ex Alumni no pudo conectar al gol (28’) y con otro pelotazo al área de Basualdo, que otra vez Moyano no alcanzó a desviar con la cabeza.
El partido se terminaba y Rivadavia apretaba cada vez más, cada pelotazo al área era una excelente excusa para mandar a todos contra Giraudo. De esta manera, el visitante contaría con la última chance de gol, a esa altura con un jugador menos por roja a José, al igual que Colón, por doble amarilla a Gustavo Cardona.
El tiro de esquina, con el reloj marcando 50’, encontró la frente de Marcos Berterame. El volante central tiró a quema ropa, pero el notable reflejo de Giraudo evitó lo que hubiera sido un agónico empate.
Pero ya era victoria de Colón, ya era festejo del “sangre y luto”, otra vez la historia se repetía, con final feliz para el campeón.
La figura
Matías Mansi volvió a demostrar toda su categoría, destacándose en un partido duro y ante delanteros de real importancia. El central, fue uno de los baluartes de su equipo junto a Julio Giraudo, quien tapó pelotas claves.
El árbitro
Pablo González tuvo una actuación convincente. Llevó el cotejo de manera adecuada, amonestando correctamente. Las rojas a Fernando José y Gustavo Cardona también fueron acertadas.
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