Muchas mujeres después del parto comienzan a experimentar cambios en el estado de ánimo: se vuelven irritables, intolerantes, más sensibles (cualquier situación les produce llanto), sienten desgano, cansancio excesivo, miedos irracionales, etcétera.
Su entorno se empeña en mostrarles “la felicidad que deberían tener con su nuevo bebé, y lo plenas y completas que se deberían sentir con la maternidad”. Estos comentarios en lugar de tranquilizar, sólo producen más angustia y culpa ya que desde lo racional o desde la lógica ellas saben que debería ser así, pero su malestar las supera, y por ello intentan ocultar sus pensamientos y emociones al entorno.
La depresión es básicamente un trastorno en la afectividad o en el estado de ánimo. Es crucial tener en consideración que siempre hay un proceso psicológico y al mismo tiempo hay un proceso bioquímico que lo acompaña.
Características o síntomas de la depresión posparto:
Sentirse triste: las mujeres con depresión posparto se sienten infelices y muy desgraciadas la mayor parte del tiempo.
Llorar con frecuencia: el llanto aparece frecuentemente sin motivos aparentes.
Estar irritable: se está más irritable de lo normal con otros hijos, con la pareja e incluso con el bebé.
Falta de interés por las cosas: todo resulta aburrido y poco apetecible. Esta falta de interés puede afectar, incluso, a las relaciones sexuales.
Trastornos del apetito: se pierde el interés por la comida o por el contrario se come demasiado.
Trastornos del sueño: dificultad para conciliar el sueño, para mantenerse dormida o incluso dormir más de lo normal.
Ansiedad o pánico: temor, incluso, a quedarse a solas con el bebé.
Desinterés por el bebé: no hacerle caso al bebé o estar excesivamente pendiente de él.
Si podemos entender desde lo fisiológico los importantes cambios que se producen en el organismo de la mujer al momento del alumbramiento, muchas de las alteraciones en el estado del ánimo se encuentran justificadas desde allí, aunque no existe una única causa en la depresión posparto. No todas las mujeres se recuperan en el mismo tiempo y no todas tienen el mismo período de reacción ante los cambios que implican tanto el desgaste emocional como físico que se produce en un parto.
Por otra parte, la llegada de un hijo requiere reorganización personal y familiar, no sólo en relación al uso del tiempo (el bebé requiere atención casi exclusiva, sus períodos de sueño y comida no son los mismos que los nuestros), sino también a los espacios ( toda la casa se llena de artículos de bebé) y nos lleva a enfrentarnos con nuestras facultades y limitaciones como personas y a replantearnos o a plantearnos por primera vez cuáles son nuestras capacidades para ejercer el rol de madre y si seremos capaces de llevarlo a cabo exitosamente.
Todos estos cuestionamientos se exacerban frente a los comentarios de la familia y allegados ya que la madre siente que "sólo con pensar de esa manera ya está siendo mala madre". Como decíamos al principio estos comentarios llevan a que la madre se guarde sus temores para sí y al no poder contar con otra opinión diferente el malestar empeora.
La depresión posparto es algo pasajero. Si se encuentra en esta situación no debe sentirse culpable, hay que buscar la ayuda necesaria y luchar por superar estos difíciles momentos. Con el apoyo de las personas que las rodean les resultará más fácil recuperarse y disfrutar plenamente, puede ser de mucha utilidad consultar con un profesional de la salud mental.
Sugerencias:
Ante todo hay que ser conscientes de que algo está funcionando mal y, sobre todo, "no me estoy volviendo loca".
Intentar encontrar siempre una parte positiva, esto no va a durar siempre.
Aunque no se tengan ganas hay que relacionarse con los amigos.
Hablar sobre cómo nos sentimos en esos momentos con la pareja.
Dedicar tiempo a una misma.
Si necesitamos ayuda no debe importarnos pedirla.
Descansar todo lo que se pueda.
Asumir que no somos súper mujeres.
Hacer una dieta sana y equilibrada y preguntar al médico o especialista.

María Gabriela Pihen
Licenciada en Psicología
MP: 2403
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