Hoy ganó protagonismo mediático por su concejalía. Desde diciembre de 2007, representa al radicalismo en el Concejo Deliberante. Pero los villanovenses no la conocieron desde la labor legislativa: Sandra Bailone tiene una larga historia ligada a la cultura del pueblo villanovense y es la creadora y cabeza de los dos únicos medios escritos de la ciudad: “La vidriera” y “Villa Nueva Punto y Coma”.
La revista, nacida el 6 de noviembre de 1996, es todo un documento sobre diversos acontecimientos históricos de una Villa que hoy está de festejo. En sus páginas escribieron los vecinos más emblemáticos de la localidad. Ayer, Bailone desempolvó sus archivos para mostrar a EL DIARIO numerosas fotografías que reviven viejos y desaparecidos espacios, monumentos, calles o situaciones de una población con identidad peculiar.
Durante tres décadas, Sandra Bailone se dedicó al folclore y allí fue conociendo a los personajes más populares de la ciudad que hoy gobierna Guillermo Cavagnero. Confió que "dediqué mi vida afectiva y laboral" a la Villa y que está "orgullosamente aferrada a mi terruño".
Su conexión con la cultura local se grafica al observar vastos reconocimientos que le hicieron o al hecho de que, por ejemplo, fuera jurado en la elección de la Bandera de Villa Nueva en 2005.
"Tuve una academia que funcionaba en la antigua Casa Parroquial. El sacerdote era el padre Pepe. Muy pocos podían asistir a una escuela de danza paga y estaba este espacio. Hemos bailado en cuanto campito hubo", recordó.
Bailone, cerebro de la única publicación escrita villanovense de las últimas décadas, e integrante de una familia bien localista, dio distintos nombres referentes de distintas ramas. Así, citó a Pablo Granado en Literatura, Armando Fabre en arte, don Elio Amichi en música, Mila Gatti en fútbol o Pipio Martínez (ya fallecido), a Coco y el Barba Bailone en motociclismo y automovilismo, al Negro Roldán y Néstor Carré, a Anita Puente en fotografía, a Santo Pedrazanni como pintor ("pintó muchas fachadas de viviendas de la ciudad"), entre otros.
También, destacó a Ana María Cabrera, Coti Bailone, Negro Venturi, Estela Matalonni e Inés Muñategui " y otros tantos que gastaron distintos escenarios de escuelitas y escenarios mayores como el de Cosquín o Buenos Aires" como bailarines.
Como cantores, rescató a Roberto “Chiquito” Bringas, Negro Clavero " y otros tantos que debutaron y crecieron junto al Festival del Vino y la Amistad", apadrinados por los hermanos Avalos.
"Hay lugares que ofrecieron un marco cálido y perfecto, con la imagen inédita que me llevaré hasta mi muerte: el club Alem, El Algarrobo, el San José, el 9 de Julio, el famoso zanjón donde se iba a cazar ranas, rodeados por quintas frescas", precisó.
Además, citó a "la calle honda, la bodega Menicor, donde todos hemos jugado; las vías del ferrocarril, almacenes como Cabo, Marchionattto, Mosello, Colomino, Gianandrea, Eroles. Recuerdo el bar Manrique y Pérez, situado enfrente de la plaza, que era como la Terminal del momento".
Otro capítulo es el de los heladeros, y en ese sentido dejaron su huella Francischelli y Carmelo Antonucci, Tatiana Sebastiana. Entre los sacerdotes, Bailone nombró a los padres Pepe, Hugo, Cristóbal, Romero, Artuso, Arquelan.
Las panaderías de Benvenutto y Sarasa estuvieron en el rincón de los recuerdos de la ex bailarina, quien también habló de los Puente como personajes históricos.
La modista Lina, quien hacía los trajes para todos, los soderos Centioni y Garafini, enfermeras como Norma Brussa y Porota Mariscotti, quedaron en la memoria colectiva.
Bailone fue concluyendo y pintando el paisaje de la Villa Nueva con historia: "Cómo olvidar la plaza Capitán de los Andes con sus fuentes y caminos, rodeados de pinos. El Parque Hipólito Yrigoyen, con aquellos primeros álamos plantados por Pérez Benítez. La antigua costanera, que nos robaron aquellos que más tienen. La Nestlé y sus trabajadores, el sonar de las chimeneas, el cine Astoria en la plaza, los bailes del Alem, los corsos, la ferretería de Pedrazanni y cerquita nomás los únicos dos surtidores de combustible, de la misma familia".
Es tarde de lluvia en la ciudad. Bailone se zambulla en los recuerdos e invade la nostalgia.