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1 de Octubre de 2008
Educación de Adultos
Qué esperan los alumnos
Los centros de educación de adultos CENPA y CENMA 96 extensión Villa Nueva, conjuntamente con EL DIARIO, hicieron una publicación de cuyas páginas extraemos la siguiente nota, llena de ideas que invitan a educarse siempre y a cualquier edad
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“En realidad del CENMA no espero nada. El CENMA debería decirme qué espera de mí”. Esta fue la respuesta dada por una alumna en su primer día de clases: ¿Qué es el CENMA? ¿Qué esperamos los profesores de nuestros alumnos? ¿Qué piensan ellos que van a recibir?... Y, en definitiva, ¿qué es la educación?, ¿por qué terminar el secundario ahora?
Trataremos de ofrecer una aproximación a estas cuestiones trascendentes, mediante una labor conjunta entre una profesora y estudiantes de primer año.
La técnica consiste en unir dos voces: la que nos hable sobre la búsqueda de la comprensión de las múltiples dimensiones del educar dentro de la modalidad adultos, y la que nos relate las experiencias de los alumnos, que persiguen la construcción de un mejor proyecto de vida a través de la educación.

@ Ni infantes ni adolescente

La escuela históricamente ha estado orientada a la niñez. El término “infante” significa el que no tiene habla, alude a una carencia en sus desempeños lingüísticos que precisamente el colegio deberá resolver. Las tradicionales denominaciones de primaria y secundaria refieren a la consideración dada a estos espacios: la primera se ocupa de lo principal y la segunda surge como complemento, o como preparación para estudios avanzados. La palabra “adolescente”, que significa proceso intermedio entre la infancia y la adultez, también ayuda a despejar el panorama que rodea las representaciones mentales asociadas con el vocablo “educación”.
Entonces, dentro de este horizonte conceptual, ¿qué rol asume un Centro Educativo de Nivel Medio para Adultos (CENMA)? Nuestros alumnos no son infantes y tampoco adolescentes. Son jóvenes con sendas trayectorias, con conocimientos informales asistemáticos, con heterogéneas experiencias escolares. Nuestros alumnos son también adultos, quizás desde mucho antes de lo previsto. La educación que les brindemos no debe incurrir en la infantilización de las prácticas pedagógicas, homologadas de otros niveles y modalidades. La especificidad es inminente y debe sustentarse en la necesidad de formar hombres libres con pensamiento crítico.
Los niños y adolescentes aprenden para el futuro. Los jóvenes y adultos, en cambio, aprenden para el presente. Demandan la integración inmediata entre escuela y vida cotidiana, solicitan habilidades que les permitan posicionarse mejor en la sociedad.

@ Estudiar para “sobrevivir” y “no ser egoístas”

El relato de Leonel nos posibilita observar a través de su mirada:
“Vivimos en un mundo muy hostil. Sí o sí hay que estudiar, no para ser como esas personas que discriminan, sino para sobrevivir. Y para no ser egoístas, porque sinceramente si no estudiamos no nos importa nada, no pensamos en nuestro futuro, no pensamos en los demás, en quienes nos rodean, ni en nuestros futuros hijos”.
La inclusión social y cultural es un objetivo medular de la educación de adultos. Resulta sorprendente la concepción de Leonel respecto a la despreocupación por los otros que subyace a cualquier situación de abandono de estudios. Y el desinterés por uno mismo, que no nos permite hablar de egoísmo, torna urgente el fortalecimiento de la estima personal.
¿La educación de adultos es una necesidad de supervivencia? Si lo fuera, ¿sobrevivir dónde?, ¿en la búsqueda laboral, o en la búsqueda de la plenitud personal?
Consideramos con Arnold Glasow que: “Uno de los principales objetivos de la educación debe ser ampliar las ventanas por las cuales miramos el mundo”.
El aprendizaje existirá siempre que se produzca un cambio que contribuya al mejoramiento de la personalidad. El hombre construye su personalidad a partir de lo dado y lo adquirido, lo heredado y lo asimilado de la realidad circundante.
Así, el aprendizaje apunta a la modificación positiva del funcionamiento global de la personalidad, que nos individualiza y define, y debe tender a la realización del propio proyecto de vida del joven. Y un proyecto de vida consiste en la orientación organizada del esfuerzo. Como dice Mahatma Gandhi: “La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo”. “La fuerza no proviene de la capacidad física, sino de la voluntad indomable”.

@ “El tiempo no está perdido”

La experiencia de Diego nos permite observar la aplicación concreta de las aseveraciones del pensador y político indio: “Durante mucho tiempo pensé que lo mejor era salir a trabajar desde muy chico porque así alcanzaría más rápido mis objetivos. Pero todo aquello que pensaba desde la niñez fue cambiando. Con el avance de la tecnología y el paso de los años, eso se fue perdiendo porque me di cuenta que sin un estudio no sos nadie. Te cuesta más llegar a tus objetivos, es más difícil conseguir un trabajo. Lo único que hacés es recibir el primero que encontrás, no tenés opción de elegir y hacer lo que te gusta. Por eso ahora me doy cuenta que de que el tiempo no está perdido. Puedo obtener lo que deseo si me lo propongo, pero siempre y cuando estudie y reciba la ayuda necesaria para lograrlo. Pienso que ninguna persona es incapaz de realizar lo que se propone, todos podemos hacerlo, y lo único que necesitamos es tener la convicción. No importa la edad ni el tiempo. Lo importante es superarse uno mismo y creo que lo estoy logrando”.
La educación tiene que ser la gran igualadora de las condiciones del hombre. Ningún docente puede soslayar la función política que tiene su tarea. Es posible que no hayamos explicitado nuestras intenciones, que no recaigamos en las consecuencias de nuestras decisiones; es posible desempeñarse con irresponsabilidad, desde la ausencia de compromiso, con ignorancia. Puede suceder. Lo que es inexorable es que aún en el desconcierto y la indeterminación se asume una postura. De nuestra voluntad depende su orientación. Será verdadera enseñanza en la medida en que podamos intervenir en la situación que desembocó en la exclusión, en la desigualdad de oportunidades.
El aprendizaje de por vida ofrece una poderosa perspectiva para ampliar y transformar los sistemas educativos, lo mismo que para convertir el aprendizaje como actividad a lo largo y ancho de la vida en un derecho democrático, accesible y asequible.
De acuerdo a la definición que hizo el Frente Sandinista de Liberación Nacional: “A lo largo del proceso de alfabetización el individuo descubre su valor intrínseco como persona, como motor de la historia, como actor llamado a jugar un papel social importante, como individuo que tiene derechos que hacer valer y deberes que cumplir”; la conciencia crítica posibilita la liberación del ser humano, restituye la humanidad, inspira el deseo de cambiar y admite que es posible la superación de situaciones de opresión y pobreza. La alfabetización debe ser un proceso por el cual se aprende a analizar los diferentes problemas que acucian a la realidad de nuestra comunidad y alienta el cambio.
Como dijo Bernard Shaw: “Algunas personas miran el mundo y dicen ¿por qué? Otras miran el mundo y dicen ¿por qué no?”.

@ Transformar la mirada

¿Qué espera el CENMA, entonces? Transformar la mirada que los estudiantes tienen sobre su potencial, fortalecer habilidades, formar espíritu crítico, dar expresión desde el compromiso a la función democratizadora de la educación. Los modos de hacerlo se vislumbran: completar.
Como expresó Eduardo Galeano: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”
El gran filósofo y poeta libanés Khalil Gibrán dijo una vez: “Amar no es mirarse el uno a otro, sino mirar juntos en la misma dirección”.
“Esta historia comienza contando que hace más o menos cuatro años una chica adolescente, creyendo que se llevaba el mundo por delante, dejó los estudios en una etapa de su vida en la que todo era nuevo. Lo que menos quería hacer en ese entonces era estudiar ya que pensaba que había cosas más importantes. A pocos días de dejar la escuela le llegó la noticia de que estaba embarazada. Desde ahí su vida cambió. Al día de la fecha, ella con dos hijos ya, tomó la decisión de volver a estudiar.”

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