Frente a los avances tecnológicos, lo obsoleto de la legislación se hace más palpable. Pero además se suman la preocupación por asegurar alimentos para la población mundial y el parate en investigaciones genéticas, entre otros puntos, que hacen a la urgencia de una ley de semillas
La legislación vigente para el comercio de semillas y creaciones fitogenéticas que rige en nuestro país data del año 1973, fue creada bajo la Presidencia de Lanusse, es la Ley 20.247.
Ha sido tan grande el crecimiento en el aspecto cualitativo y cuantitativo en el sector agropecuario, como el avance científico y técnico que acompañó ese crecimiento. Debido a ello, se formaron semilleros que invierten en investigaciones, son nacionales y generan muchos puestos de trabajo, mejorando día a día la calidad de las semillas que se ofrecen a los productores en el mercado; esa ley vigente es ya insuficiente para proteger a la producción semillera nacional. Un grupo de agrónomos de la región preocupados por la temática están buscando la manera de ser escuchados por los estamentos competentes, para que se defina esta situación, ya que hay varios proyectos de ley presentados al respecto, pero sin tratarse ni evaluarse.
EL DIARIO Rural dialogó con el ingeniero Agrónomo Federico Lara, quien expresó: "Hay muchas cosas nuevas, está el tema de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), surgió la biotecnología y si bien se ha regulado para el consumo animal y humano, como el tema de agroquímicos, que no tiene ley nacional sino provinciales, algunas poco reguladas como en nuestra provincia donde es deficiente el contralor de los depósitos, de los envases, el tema de inscripción de las máquinas fumigadoras en los municipios, etcétera; con las semillas ni siquiera hay una legislación que lo contemple, habiendo legislación se puede ampliar, modificar, reformar, pero ante la nada, es muy preocupante, tanto para lo bueno como para lo malo".
Propiedad intelectual
"Sí, en la ley de 1973 habla de la propiedad intelectual de la semilla, pero no lo suficientemente claro para aplicarse en este momento, donde no se debería dudar en que las empresas que desarrollan tecnología no perciban regalías por ello", aclaró Lara.
Para el ingeniero, "la primera soja RR fue 6001, hoy hay sojas que triplican la producción de aquella, cualquiera siembra lo que desee y no quieren pagar la propiedad intelectual, fuente creadora de todas las innovaciones y logros tecnológicos".
Explicó así que "nadie va a empobrecerse por pagar las regalías correspondientes, por el contrario, es una inversión para que se siga trabajando en la mejora de calidad y productividad".
"Si no se logra una buena ley donde se regule la propiedad intelectual, con registros correspondientes para cobrar las regalías adecuadas, regulada por el Estado, no se puede impedir que avancen las empresas multinacionales en desmedro de las nuestras, que nada tienen que envidiarle en avances científicos", afirmó.
"Nuestras empresas nacionales, nuestros semilleros, están en Chile, Brasil, Bolivia, Perú, Venezuela, en América Latina, llevando el conocimiento y los logros de nuestros profesionales, del trabajo argentino, son empresas que invierten mucho dinero en desarrollo e investigación, no comprando el paquete, sino forjándolo con laboratorios, con investigadores nacionales, con ensayos en nuestros suelos y climas", sostuvo el ingeniero.
Mensaje equivocado
Lara indicó que "el productor en general recibe una información incorrecta en este tema, nadie va a ponerle candado a las semillas para que no nazcan si no pagan, pero es igual que los laboratorios que producen medicamentos no estuviesen regulados y legislados".
"En la antigua ley se habla de un registro, de una comisión nacional, de registros de intelectualidad, y en ese marco la propiedad intelectual se defiende si el dueño de la semilla cede sus derechos a una empresa o grupo, es decir, vendiendo la patente", agregó.
En base a esa legislación, expresó, "se pudo armar esto de las regalías extendidas, en posibilidades que en caso de guardar semillas de una cosecha, las subsiguientes sean muy similares, no así en semillas que se cruzan con la polinización (como el maíz)".
"Así entonces, las empresas que generan o crean una variedad nueva, la inscriben y ceden la propiedad intelectual al cobro de regalías para poder seguir produciendo variedades, y así el productor la multiplica, estando años sin pagar por la creación de la especie", manifestó Lara.
Y sentenció que "el costo a pagar, por bolsa o hectárea, es ínfimo y los beneficios serían enormes para sostener la producción semillera nacional".
Para seguir creciendo
Lara dijo también que "la ley destrabaría el parate en desarrollo tecnológico nacional, tanto en soja, como en trigo o alfalfa, porque no hay que trabajar solamente con los rindes. Nuestras empresas quieren trabajar en producir semillas resistentes a las enfermedades, a las viejas y a las nuevas, hay que seguir buscando en la genética de las semillas la resistencia de cada una y eso requiere una inversión muy importante para avanzar rápidamente, seleccionando a tiempo esas semillas, porque no pasa si son solamente RR, o resistentes a tal o cual insecto, sino que en un contexto agroclimáticamente adecuado o de acuerdo a las condiciones de cada región puedan reproducirse más y mejor".
Sumatoria de
problemas
Desde el Colegio de Agrónomos de la provincia "se está trabajando en una cantidad de problemas que hacen a un todo, no podemos hablar del hambre mundial sin una ley de semillas, una correcta ley de agroquímicos; otro grave problema es la Ley de Bosques, porque no podemos combatir el hambre con el maíz, la soja o el trigo y desmontamos todo, producimos severísimos cambios climáticos, hay que buscar la manera de cuidar el ambiente, de cuidar todo para producir, sin dejar que ganen intereses espurios, generar semáforos regionales que puedan delinear cómo se debería trabajar con toda esta problemática, desarrollar proyectos y financiarlos, tanto para la producción como para reimplantar bosques nativos, son decisiones estrictamente políticas, hay que encontrar el equilibrio". "Y esa es la discusión que debe llevarse adelante, donde está el punto medio que permita seguir creciendo, solucionando problemas y especialmente protegiendo la producción nacional, con la participación de todos los sectores: las universidades, los profesionales, los ambientalistas y no por intereses del momento político que vivan los dirigentes, porque la producción agropecuaria es una pieza fundamental en la rueda económica nacional y si marcha bien nos beneficia a todos", concluyó el profesional.
Epígrafes: 1) Para el especialista, es necesario
además que no se detenga la investigación en los laboratorios de la Argentina
2) Lara expresó también su preocupación para asegurar la producción de alimentos
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