Escribe: Pepo Garay
Especial para EL DIARIO
En un marco salvaje y desolador, el cerro Los Gigantes anda dejando boquiabierta a la gente. No hay nada, salvo paz. A 50 kilómetros de allí, Villa Carlos Paz mueve cientos de miles de turistas, que revientan calles y paseos. Hay de todo, salvo paz. En el medio, Tanti recibe gustoso el tributo de ambas vertientes, generando su propio temperamento. Un poco de esto, un poco de aquello. El equilibrio, en fin.
Así es Tanti, tranquilo pero con opciones. Cinco mil habitantes, cantidad de alojamiento y múltiples espacios de recreación para elegir. La propuesta seduce, genera interés. Un clásico de Punilla que de tanto en tanto vuelve a recordarnos su existencia. Por suerte.
Surtido de balnearios
No caben dudas que el fuerte de la localidad está en sus balnearios. Una serie de teatros naturales que discurren a lo largo del arroyo Tanti, cada uno con algo especial para ofrecer. Algunos a pasitos del centro y el café. Otros alejados y adormecidos entre los cerros. Variedad que se agradece y estima, entre la calma del agua y visuales inspiradoras.
El surtido comienza muy cerca del nacimiento del arroyo propiamente dicho, en dirección noroeste. El primer punto de interés es la llamada Cueva de los Helechos, bautizada a partir del encantador ambiente que la rodea, colmado de vegetación. Siguiendo la débil correntada, surge La Cascada, que con su nombre ahorra descripciones. Veinte metros de altura y simple belleza. La tercera parada es El Diquecito, principal balneario del municipio, donde abunda la gente y los servicios turísticos de todo tipo.
Luego hace su aparición La Isla, en la confluencia con el arroyo Los Sauces. Las marcas de la civilización son a esta altura dominantes. A sólo dos cuadras, la plaza central nos da mayores certezas al respecto. Más tarde, como una fila interminable de oasis serranos, dicen presente La Olla, Sans Sauci, Los Arboles y Villa Douma. A medida que se alejan del casco urbano, las playas van recuperando el carácter solitario del inicio. Cierra la excursión el balneario Paglietini, plantado en un contexto rocoso muy característico de las sierras cordobesas.
Otras posibilidades de esparcimiento se sintetizan en tres referentes de Tanti: el célebre Castillo de Wilkins, la pileta Los Sauces y, sobre todo, la cascada Los Chorrillos. Ubicada a unos 15 kilómetros del pueblo, este salto de 110 metros sorprende por su magnitud y hermosura. Un lujo que justifica con creces la escapada. En las cercanías, la diminuta villa Flor Serrana ofrece a su vez cascadas de notable apostura.
Visita a Los Gigantes
Pero claro, como viajar hacia aquellos pagos y no recorrer las inmensas montañas vecinas, esas que desde su ceno proveen de vida al resto de la región. Ya hacíamos referencia a Los Gigantes, y hacia allí nos dirigimos, buscando en el cerro secretos de piedra, tesoros escondidos, guiños de la naturaleza. Yendo hacia arriba, el paisaje cambia de manera rotunda. Algún baqueano y su caballo, extensos horizontes y cumbres que se adueñan del entorno. La Pampa de Achala en todo su esplendor.
Después, bajar a la vida en sociedad y ver Tanti florecer, con el clima acompañando y el humor rejuveneciendo. Poco. O mucho. El equilibrio, en fin.
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