“Hasta ahora, los problemas en esa zona que se encuentra entre la costanera y hasta el bulevar Italia, inclusive en los barrios Güemes y Palermo, se presentaban durante la semana del Festival de Peñas y una o dos verces más al año. El Anfiteatro tendrá ahora un uso más intensivo y hay que pensar en soluciones.” Con esas palabras, un alto funcionario no descartaba la iniciativa por la cual le consultaba desde la Redacción de EL DIARIO.
Es que un periodista de este medio pudo saber que en Córdoba capital ya fueron sondeadas algunas empresas constructoras, a las que se invitaría a participar en una licitación que plantearía la construcción de dos o tres niveles de estacionamiento subterráneos bajo el Polideportivo, a cambio de su explotación por un período prolongado de tiempo.
Cuando el coliseo mayor de la ciudad fue construido, el lugar donde se encuentra era prácticamente despoblado y “sobraban los baldíos”. Es más, la mole de cemento inaugurada para el Festival de 1968, se erigió sobre una especie de basural.
Los tiempos cambiaron, el evento mayor de la ciudad fue creciendo, las peñas poblaron la adyacencias... “hay autos estacionados hasta en la plaza de la Catedral”, grafica el funcionario consultado.
Ahora bien, ¿cuánto puede tardar una obra de esa envergadura?, porque el polideportivo es utilizado más aún (todos los días que no llueve) por decenas de instituciones y cientos de vecinos.

s Un juicio

Y una cosa más, no menos importante. No se puede obviar que las dos manzanas en las que se encuentra emplazado el Polideportivo y otras tierras lindantes son materia de disputa legal: concretamente, el espacio en cuestión que comprende la superficie que tiene comienzo en la calle José Müller, entre Buenos Aires y Santa Fe, y que se extiende hasta la vera del río Ctalamochita (aproximadamente unos 30 mil metros cuadrados), fue expropiado por el Gobierno encabezado por Emilio Seydell en 1939 al entonces propietario del lugar, Facundo Luque, no recibiendo éste ni sus sucesores, ningún tipo de remuneración por esta operación.
El litigio, impulsado por sucesores, herederos y cesionarios de la propiedad, que tuvo su comienzo en 1982 y transitó por varias etapas judiciales, está a la espera de su desenlace final cuando un grupo de camaristas locales -por mandato del Superior Tribunal de Justicia- se expida sobre el particular.
De ser favorable el fallo para los demandantes, la Municipalidad tendría que desembolsar unos 18 millones de pesos, habida cuenta de que la cotización por metro cuadrado estaría en promedio, según lo considerado por peritos tasadores, en el orden de los 600 pesos.
Es verdad que la administración actual se las suele ingeniar para conseguir el “De Vido” aporte monetario. Lo cierto es que “estamos ante una idea y no un proyecto”, según el funcionario consultado. Todo en su medida y armoniosamente...