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Durante una hora se sucedieron los diferentes elencos artísticos ensamblados |
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Un espectáculo multifacético, dinámico, sincronizado, masivo, ambicioso y de alta factura se vivenció el jueves pasado en el seno de la Medioteca Municipal Mariano Moreno.
La segunda jornada del proyecto cultural en el marco del Bicentenario "AireArte" de la UNVM, correspondiente a la "Noche", fue desarrollado íntegramente por los elencos artísticos de la casa de altos estudios, que por primera vez plasmaron juntos un proyecto en común y para una sola ocasión.
Mediante la premisa de un hilo conductor pergeñado desde el plano estético, se reordenaron los bloques ensamblados de música y danza, teatro y ópera.
Vale decir que el proyecto original se iba a comenzar en las inmediaciones del establecimiento bibliotecario, pero por inclemencias del tiempo se reideó la velada en el espacio del hall, con ensayos previos para tal adecuación. Dada esta modalidad, se distribuyó una parte del público en semicírculo frente al espectáculo y otro sector frente a una pantalla gigante montada sobre el acceso al auditorio y manipulada por estudiantes de Diseño.
En rigor, ante una audiencia repleta, se recrearon cuadros coreográficos de Danzas Folclóricas (a cargo de Carina Bonoris), luego se adentraron los sonidos del tango tradicional gracias al Cuarteto del ´30 (Alberto Bacci, Nidia Cabello y Tomás Rolando), que dio pie al Tango Ballet (dirigido por Alejandro Arregui y Yanina Zanellato, la pareja que luego brindaría un pasaje en dueto), hasta dar lugar a la Comedia Universitaria, previos acordes del Conjunto de Cuerdas que ofició de nexo entre las intervenciones artísticas. El elenco teatral, dirigido por Alicia Muxó, montó una versión acotada de "El enfermo imaginario" de Molière, que fue secundada por una "pizca" de la ópera para niños "Mi Nona Cenicienta", con la actuación de la docente y mezzosoprano Manuela Reyes y elenco. El cierre estuvo a cargo del Coro Nonino (dirigido por Cristina Gallo) que desde su repertorio de "Nonirock", extrajo su versión vocal de "La colina de la vida", de León Gieco, y el cuadro final del grupo de Danza Libre Contemporánea, a cargo de Gabriela Redondo, además artífice global del evento. Sus alumnas, pintadas en celeste y blanco mediante la técnica del “body paint” (por Coqui Podestá y Marcelo Silvera, de PrensArte), plasmaron sus destrezas hasta crear un torbellino centrífugo que nucleó a todos los participantes -cerca de 120 alumnos y profesores- acompañados por un grupo de percusión.
Cabe también destacar la puntualidad del inicio y la justeza en el tiempo utilizado (una hora exacta), según lo planificado. Verdaderamente, se trató de una exhibición cabal del potencial artístico y profesional de la UNVM como usina legítima de producción cultural.
Juan Ramón Seia
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