La década que nos ocupa en esta columna, fue la época de los "supergrupos".
Un indicio del deseo de aquellos músicos por abrir la caja de la creatividad. Ejemplo de lo citado lo constituyeron los integrantes de Bad Company; en tanto el grupo angloamericano Foreigner se proyectaba como la gran fusión entre los ‘70 y los ‘80. En ambos márgenes del tiempo, esta banda supo alcanzar el néctar del éxito pleno. No eran pocos los que pensaban que el rock and roll pulido y brillantemente producido por los Foreigner no resultaba lo suficientemente atractivo para sus pretensiones. De todos modos, sus fans incondicionales se deleitaron escuchando sus ediciones discográficas permitiéndoles vender millones de placas. Posteriormente, el panorama musical emergente era testigo paulatino de la aparición de un nuevo tipo de rock, un estilo que percibía una marcada influencia de los sonidos duros de bandas ya consagradas, como los Rolling Stones y los reconocidos Aerosmith, de New Hampshire. Los californianos de Van Halen fueron otra muestra de los intérpretes recién arribados a la década que, podríamos decir, cayeron de pie. Su disco debut, publicado a principios de 1978, dejó sin aliento al público que pensaba que ya había poco para introducir e innovar en el campo de la música rock. Finalmente, otra expresión que se las ingenió para editar discos repletos de buenas canciones, fue la que encarnaron los integrantes del grupo Fleetwood Mac, liderado por John Fleetwood y rejuvenecidos por la llegada del cantautor Stevie Nicks y el guitarrista y compositor, Lindsey Buckingham.

La “previa” en Chamaco

En Villa MarÍa, "la previa" de aquel entonces, a diferencia de lo que ocurre actualmente, pasaba por los boliches ubicados en los alrededores a las confiterÍas bailables. No se utilizaban los domicilios particulares para esos "encuentros" . Lo previo y lo "post" se concentraba en lo que conocíamos como "las confiterÍas".
Expresión que describía por aquellos años los espacios para sentarse a compartir alimentos y tragos. Y la nostalgia nos proyecta a sitios inolvidables.
Chamaco, sobre avenida Hipólito Yrigoyen, casi Corrientes, hacÍa furor y concentraba a un alto porcentaje de jóvenes en la previa a los bailables. Dentro de esa escenografía gastronómica nocturna, quedaron imborrables los rostros y el carisma de personalidades como Castro (el mozo por excelencia) y "Doña Hamburguesa", conocida cariñosamente por ese mote. Figuras emblemáticas de una época imborrable para quienes ya hemos superado "el medio siglo" .

Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO