El sábado por la noche, el humorista mendocino Cacho Garay colmó el Verdi con su nuevo espectáculo -como en cada visita a nuestra ciudad- titulado “Gira 2010, de vuelta al pago compadre”.
Con un formato consolidado y efectivo, el cómico puso a desandar su singular relato cansino y pícaro a la vez, respaldado por ese rostro de póker que, debido a esa ambivalencia, provoca carcajadas más rotundas.
Con un hilo conductor referenciado en historias cotidianas y familiares, Garay despacha su repertorio cuentístico sin cambiar los ritmos, dejando que la morosidad juegue a su favor. Un ejemplo de esa impronta coloquial y de cierta ingenuidad, es el siguiente remate: “Nunca se le debe gritar a la mujer. Tampoco pegarle... porque lo mismo no entienden”.
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