El periodista Mariano Saravia, actual director de Radio Nacional Córdoba, atestiguó en el Juicio Histórico tras haber recibido una serie de “intimidaciones” por publicar “La sombra azul”. En dicho libro, el autor desentramó las oscuras vinculaciones que tenían los policías represores bajo la Gobernación de Ramón Mestre y su ministro Oscar Aguad.
Una jornada intensa se vivió ayer en el Tribunal Oral Federal Nº 1, donde se juzgan los delitos de lesa humanidad cometidos por el ex dictador Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez, ambos internados en el Hospital Militar de Córdoba por complicaciones en su salud.
El primer testigo en pasar fue Saravia, quien sufrió agravios por investigar y difundir el caso de Luis Urquiza, ex policía baleado por sus compañeros en los años de la dictadura.
Urquiza denunció en 1997 que los mismos policías que lo habían torturado lograban ascensos promovidos por el hoy diputado nacional Oscar Aguad (UCR), en ese momento ministro de Gobierno de Mestre.
“Después de la publicación del libro aparecieron impactos de bala en la puerta de mi casa, me desapareció la perra y me dibujaron una esvástica en el portón. Después recibía llamados donde la hacían ladrar a mi mascota. También me tiraron un pajarito muerto en el garaje pero, ¿qué podía hacer?”, declaró Saravia sintiéndose impotente.
La situación se agravó cuando violaron su domicilio. “Un día entraron a casa, me revolvieron todo y dejaron el queso en la habitación y las corbatas en la heladera. Ahí sí hice la denuncia”, dijo el periodista especializado en los modos y las consecuencias del genocidio.
Dentro de su relato, Saravia le pidió permiso al juez Jaime Díaz Gavier y leyó un pasaje de su libro. Allí consta un altercado de Alberto Zapiola, fiscal de Estado, con Aguad y Mestre. Zapiola les recrimina a ambos que Yanicelli, uno de los torturadores, tenía un pasado muy peligroso y tanto el ex gobernador como el actual legislador hacían lo posible para defenderlo e incluso promover un ascenso. “Es uno de mis mejores hombres”, habría dicho Aguad.
Por último, el periodista se refirió a la dictadura y a los imputados: “Incluso si se hubiera tratado de una guerra, cosa que no fue, la Convención de Ginebra condena las torturas y violaciones y tormentos” y, previo a retirarse, citó al prócer José de San Martín: “La Patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes”.
Miguel “El Gato” Gómez
El imputado Miguel Angel Gómez está acusado de torturar a 10 personas y ser responsable del asesinato de otras seis. Todos los testigos que lo reconocieron o lo mencionaron dijeron que “El Gato” era el mayor torturador del Departamento de Informaciones (D2).
Fanático del régimen nazi, era una costumbre que atormentara a los testigos obligándolos a gritar “¡Heil Hitler!”, los marcara con cruces esvásticas en el cuerpo o se ensañara particularmente con quienes eran de religión judía.
Sin embargo, “El Gato” Gómez esconde su personalidad violenta sentado en el banquillo de los acusados. Por ejemplo, cuando los fotógrafos se acercan todos los días a los imputados, Gómez posa para ellos. Incluso pide que le saquen una foto. “No se olviden de mí”, dice mientras mueve los brazos para consternación de muchos.
Esto es bien diferente de la postura que toman otros torturadores. A la hora de las fotos, Mirta “La Cuca” Antón esconde su rostro día tras día simulando hablar con el imputado que se encuentre inmediatamente a su lado.
Gustavo Alsina, acusado de estaquear y torturar hasta la muerte a René Moukarzel, no desliza un gesto ni por casualidad y siempre mantiene una parquedad absoluta. Tan sólo una vez, Miguel Gómez se salió de sus estribos frente al relato de Martín Mozé y se fue inesperadamente de la sala con el dedo mayor erguido, en clara señal de insulto.
La situación procesal de Gómez es por demás complicada. Tanto poder sentía el imputado al momento de la tortura, que muchas veces dejaba que lo vieran, con la ventaja para los testigos que el represor tiene unos ojos muy particulares: “Una mirada diabólica”, dijo tiempo atrás Oscar Samamé.
Todo apunta que Gómez sumará algunos años a su condena de siete años por la “causa Albareda”.
Texto y foto: Facundo Martínez, especial para EL DIARIO del centro del país
Epígrafes: 1) Saravia dejó al descubierto la relación entre el Gobierno de Mestre y Aguad con represores
2) “El Gato” Gómez posa para los reporteros gráficos y hasta pide que le saquen una foto. “No se olviden de mí”, suele decir mientras mueve los brazos para consternación de muchos
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