La mamá de uno de los tres jóvenes que fueron detenidos la semana pasada por su presunta vinculación con el asalto que le costó la vida a una almacenera de barrio Palermo, denunció en EL DIARIO que su hijo Federico “no tiene absolutamente nada que ver” con el hecho y que para incriminarlo “la Policía allanó mi casa y pusieron en una cómoda un monedero en el que, curiosamente, sólo había una foto carné del esposo de la señora fallecida”.
Angustiada casi hasta las lágrimas, Claudia Falé (36) afirmó que la noche en que se produjo el trágico robo en la despensa de 12 de Octubre 210, ella y su hijo estaban junto a otros 17 familiares (entre padres, primos, tíos, sobrinos y hasta novios de algunos de sus allegados) en una vivienda barrio Mariano Moreno, casa del padre de la denunciante, donde se habían juntado a cenar.
“Apenas dos días después que detuvieron a Fede, el doctor Rodríguez presentó en la Justicia la lista de todas las personas que estaban esa noche con nosotros, y que pueden confirmar que mi hijo estaba allí, pero ya pasó una semana y todavía no citaron a ninguno para declarar”, explicó la joven mujer.
Claudia es hija del recordado Héctor “Negro” Falé, quien fuera campeón del mundo de pelota a paleta en 1982, y ayer visitó la Redacción de este matutino acompañada por el abogado Eduardo Luis Rodríguez, quien por su parte refirió que la causa “todavía está bajo secreto de sumario”, en manos del fiscal Daniel Del Vö.

El allanamiento

La denunciante dijo que el miércoles de la semana pasada llegaron a su casa de Entre Ríos 2477, en barrio San Martín, una docena de policías, la mayoría de los cuales ingresaron a la vivienda con una orden de allanamiento.
“Dijeron que estaban buscando armas, dos cajas y otros elementos”, relató la mujer, y agregó que “todo fue muy rápido”.
Señaló también que uno de los efectivos ordenó a los otros “busquen armas y billeteras”, y que de inmediato “empezaron a revisar todo y sin un solo testigo que controlara lo que estaban haciendo”, se quejó Falé.
Luego relató que dos de los efectivos fueron con ella al dormitorio matrimonial, otros dos llevaron a su hijo mayor al dormitorio de la nena, que ya se había ido a la escuela, y otros dos ingresaron sin compañía a la habitación de los varones, mientras que a Federico lo dejaron sentado en el comedor, con otros policías a su lado.

Un monedero y una foto carné

“Del dormitorio de los chicos salió uno con un monedero marrón en la mano, fue a la cocina, se sentó y cuando lo abrió sacó una foto carné”, continuó Falé. “¿Quién es?”, dice que le preguntó el uniformado, a lo que ella respondió: “No sé, eso no es nuestro”. Y el mismo policía le informa “es Mojica”, en alusión a Alberto Mojica (73), esposo de la almacenera Blanca Accastello (69), fallecida de un paro cardíaco poco después del asalto del viernes 8 del corriente.
Claudia añadió que su hijo mayor, Mayco, le dijo al efectivo “eso no estaba ahí”, y que recibió como respuesta: “¿Me estás acusando a mí?... ahora te venís conmigo”.
La mujer añadió que de inmediato tranquilizó a Mayco y a Federico, y que éste también le dijo que “ese monedero no estaba ahí”.
“El allanamiento terminó en ese preciso instante y no revisaron nada más, pese a que les faltaban muchos lugares. Se llevan a Fede, una moto Guerrero Trip, dos celulares (el de ella y el de Mayco) y una gorra blanca”, concluyó Falé.

“Lo golpearon”

La atribulada mujer contó además que poco después de la detención de su hijo, se dirigió a la Comisaría de Distrito para constatar su estado de salud, y pese a que un funcionario de la División Minoridad (al que identificó como el oficial Lucas Dagatti) le confirmó que el chico estaba bien, cuando lo bajaron del primer piso (donde se encuentra Investigaciones) para llevarlo a los calabozos, pudo ver que tenía todo el rostro hinchado y rojo, los ojos llorosos y la ropa toda sucia.
Falé dijo que llegó a preguntarle si le habían pegado, a lo que Federico asintió con un movimiento de cabeza.
El hecho fue confirmado por la mujer tres días después, cuando fue a visitar a su hijo al Instituto de Menores “San Jorge”, ubicado en las afueras de la ciudad de Córdoba, un correccional que posee un régimen cerrado y funciona literalmente como una cárcel para adolescentes.
Allí, Federico le contó que lo habían golpeado reiteradamente en la sede policial villamariense, tanto en la División Investigaciones como en el calabozo donde estuvo alojado algunas horas, ya que el mismo miércoles 13, a las 15.30, fue trasladado al instituto cordobés por disposición judicial.
“Me dijo que le taparon los ojos para golpearlo y que le pegaban cachetadas en ambos lados del rostro”, relató conmovida la mujer, y agregó que “hasta quisieron quemarlo con agua caliente, porque lo amenazaban con una pava para que confesara que él había sido uno de los ladrones”.
“En un momento -continuó- Federico se movió y le cayó un poco de agua en el brazo a quien lo estaba amenazando; esto hizo enojar al policía y fue allí cuando más le pegaron y hasta lo patearon en el suelo... por eso tenía toda la ropa sucia”.
El jovencito le dijo a su madre que “puede identificar a los policías golpeadores porque pudo verlos cuando le quitaban la venda de los ojos para seguir interrogándolo sobre el hecho, pese a que él les decía que no sabía nada y que esa noche estaba con un montón de familiares y amigos”.

“Un chico sano”

Por su parte, el abogado Rodríguez indicó que Federico “no posee antecedentes de ningún tipo” y que actualmente está cursando 4º año en el Instituto Rivadavia y juega al rugby en las divisiones juveniles del San Martín, “por lo que se trata -enfatizó- de un chico sano, de buena familia, con excelente conducta y que jamás estuvo implicado en hechos delictivos”.