La emoción reinó ayer en la ceremonia que marcó un hito en la ciudad: el primer casamiento de mujeres.
Novias desde hace ocho años, Daniela y Valeria se convirtieron en las primeras mujeres en contraer enlace tras la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario en la Argentina.
Las chicas lucieron impecable y muy cerca de ellas estuvieron sus familiares directos. Se vivieron escenas de gran emoción cuando se juraron respeto y amor y un Salón Blanco colmado las aplaudió efusivamente.
La prensa no pudo acceder a la celebración de la boda porque la pareja solicitó, un día antes, que el Registro Civil las resguardara del acoso periodístico. Incluso, hubo una férrea guardia de Seguridad Ciudadana instalada en la puerta del recinto.
Trascendió que las enamoradas se besaron en la frente cuando culminó el casamiento y que la jefa del Registro, Elizabeth Bergero, se conmovió hasta las lágrimas.
“Brindaron una imagen muy tierna”, contó uno de los invitados a EL DIARIO.
Concluido el acto que selló el matrimonio, una multitud (entre familiares, amigos, vecinos y allegados) se acercó a besarlas. Ellas no pararon de llorar.

La bendición de un sacerdote

Daniela y Valeria se retiraron al mediodía del ex Palace Hotel. Sus afectos las esperaban con arroz en la puerta.
Sonrientes, salieron con los ramos de flores en alto y exhibieron orgullosas la libreta matrimonial.
Alguien les contó que estaba el fotógrafo de EL DIARIO y un cronista de una radio local en la vereda, pero ellas no se preocuparon: “Ya está, no importa”, dijeron orgullosas.
Lo que habían querido era vivir el momento más feliz de sus vidas en absoluta privacidad y así lo consiguieron.
Tras los abrazos bajo el sol en la esquina de Mendoza y Antonio Sobral, la pareja se trasladó al quincho del Sport Social Club, donde se realizó una fiesta-almuerzo.
La gran sorpresa para los presentes fue la llegada desde la capital cordobesa del sacerdote Nicolás Allesio, quien consiguió gran espacio en los medios del país por opinar en disidencia con la voz de la Iglesia Católica, que está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Las enamoradas lo trajeron porque, como son muy creyentes y católicas, querían recibir una bendición.
Fue así que ingresaron al salón con sus padres de la mano con la canción de Sandra Mihanovich (“Soy lo que soy”) de fondo, que hizo de marcha nupcial, y fueron recibidas por el cura.
Según se conoció, Allesio reflexionó sobre el amor de Dios “desde una perspectiva amplia que nos incluye a todos”, de acuerdo a lo que contó una amiga de la pareja a este matutino.
“Fue una ceremonia no tradicional, participativa, ya que pidió que la gente hablara, también ellas, quienes contaron cómo se conocieron”, agregó la fuente.
El sacerdote consideró que estas bodas son productos de una lucha y que “es motivo de felicidad que dos personas se amen”, sea cual fuere su condición sexual.
Luego, les bendijo sus anillos.
Un militante de los derechos de las minorías sexuales consideró, en diálogo con EL DIARIO, que “es un día de enorme felicidad” y remarcó que “concurrieron al casamiento muchos adultos mayores, lo que evidencia la apertura de una sociedad”.
Allesio, tras la ceremonia religiosa, se retiró del club situado en la costanera villamariense porque tenía compromisos asumidos con antelación en la capital provincial.
Daniela y Valeria, entonces, pasaron a sentarse a la mesa en el día más glorioso de sus vidas.

Muchos colores

El colectivo de mujeres Juana Azurduy emitió ayer un comunicado a raíz de este matrimonio, en el que resaltó que “si bien sabemos que hay gente que ve la realidad en blanco y negro, nosotros la verdad, que tenemos muchas ganas de verla en colores, como lo expresara la diputada Cecilia Merchán en el recinto cuando se debatía la ley de la igualdad. Ver la realidad en colores es poder encontrarnos, aceptarnos y respetarnos en las diferencias, es comprender que la inclusión es el camino de la justicia social, que necesitamos dejar de pensarnos como “mejores y peores”, “normales y raros” “los de arriba y los de abajo”.