Señor director:
Sí, finalmente se hizo el pavimento, a pesar de los vaticinios que era imposible y las discusiones de algunos vecinos con el municipio, de las diferencias de costos con otros barrios y de la negación de algunos.
Llegaron como una catarata de modernidad: las máquinas, los pitos de su funcionar, mezclado todo con los obreros, palas, arena, bajadas de calles, autos, bicicletas, motos transitando a contramano, protestas, niños que corrían al ritmo de las máquinas, perros que ladraban. Todo para nuestro asombro, el de los vecinos beneficiados o padecientes de este accionar vertiginoso.
Pasar del bache, la tierra regada, la arena, los charcos después de cada lluvia y, por qué no, las lagunas en muchos de los casos que nos obligaban a hacer rodeos para ingresar a nuestras casas, al “limpito y organizado” pavimento. Se generó también el comentario de si era pavimento negro, concreto, cemento. Si ¿durará? o no, si ¿estará hecho acorde al precio?
De cualquier manera, se hizo el pavimento y con ello se liberaron las creatividades múltiples de los diferentes actores, los vecinos, los propietarios, los albañiles, los jardineros, los niños y especialmente los caminantes.
Estamos ante el ingenio de confort, comodidad, facilidad del ingreso a nuestras viviendas y lo que queremos que de nosotros se vea. Podamos o no bancarnos este derroche de improvisación con materiales adecuados o no, ante la total ignorancia y el silencio absoluto de lo estipulado y nunca dicho, que debemos tener en cuenta para construir las veredas y los accesos a las ya mencionadas casas nuestras.
Podemos ver una suerte de escaleras como si fuese un anfiteatro, algunas reminiscencias a panteones, explanadas para autos que se topan con veredas anchas y angostas, todas en distintos niveles. De piedras, cerámicos, concreto, adoquines, piedritas, tierra, pasto, escombros, pozos, pocitos, barro, basura, yuyos (de los que dejamos todo así nomás), subidas y bajadas.
¿Cuál será el destino de un transeúnte en una noche cerrada, después de una lluvia o de un festejo? Porque a veces no venimos con las “antenas paradas” después de una fiesta, o los que no vemos bien o andamos distraídos charlando, paseando.
Es como internarse en un circuito de obstáculos, donde para caminar necesitamos un GPS; de lo contrario, podemos llegar a dar con toda nuestra osamenta sobre estas primorosas veredas, producto de la creación insólita de cada vecino.
Bueno, después de todas estas delirantes construcciones, he decidido, como antes del pavimento, seguir caminando por la calle. Es lo más seguro, aunque ahora “más calentito”.
Kitty Angeli
DNI 6267171
Barrio Palermo
Otras notas de la seccion Opiniones
Escriben los lectores
Escriben los lectores
Una historia, entre tantas
Los lectores también escriben
Lamentable
|