La danza que propuso Karina Ghise con su Allectatum y los ritmos latinos abrieron la velada en las instalaciones del club Biblioteca Rivadavia, donde se desarrolló la XXIII Fiesta Nacional del Producto Lácteo, que se realiza además en el marco de los festejos por el 114º aniversario de la localidad.
Más de un millar de personas ya se cobijaban de la lluvia y disfrutaron de las ofertas gastronómicas que año tras año realizan instituciones locales. Más de 1.500 almas pasaron finalmente por el predio.
El Ballet Arroyo Cabral, que dirige la profesora Gabriela Carrillo, se encargó con dos grupos, uno de niños y otro de adultos, de comenzar a encender un clima de peña folclórica que tomaron de inmediato los villamarienses de Los Arrayanes. Los conductores de la noche, Sergio Dellamaggiore y Bartolomé Giordano, se encargaron de advertir a los asistentes mantener la calma ante un posible corte en el suministro de energía, lo que afortunadamente no sucedió. Los muchachos de Los Arrayanes generaron suficiente voltaje con las canciones de su trabajo discográfico “Guitarra de festival”, el que recogió sonados y elogiosos aplausos. Una hora de fiesta en la Fiesta.
El Popo Giaveno debió esperar la consagración de la Reina y vertió durante 45 minutos su brutal sentido del humor, que logró las máximas carcajadas cuando se refirió a la actividad tambera.
Alrededor de las 2 de la madrugada del domingo, la súper e interminable banda Chébere comenzó su repertorio, con nuevos y clásicos, con sus renovadas voces y Rubinho.
Epígrafes: 1) El ballet cabralense, Los Arrayanes y el Popo, tres números que hicieron a la fiesta
2) Chébere aportó su súper repertorio
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