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Pablo Centeno, ayer en la sala de audiencias de la Cámara del Crimen local. Confesó todos los hechos que se le atribuían, por lo que fue condenado... pero pudo recuperar la libertad porque se le impuso una sanción en suspenso |
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Un joven villamariense que el próximo sábado cumplirá 19 años de edad, recuperó ayer la libertad luego de permanecer detenido por espacio de nueve meses, tras ser condenado por diferentes hechos delictivos perpetrados a principios de diciembre de 2009 y fines de enero pasado en distintos sectores de la ciudad.
Se trata de Pablo Ezequiel Centeno, un albañil y jornalero radicado en Buenos Aires y Misiones, en barrio San Martín, quien fue declarado autor responsable de los delitos de “hurto calificado por escalamiento en grado de tentativa”, “robo calificado por uso de arma no operativa”, “robo calificado por escalamiento”, “violación de domicilio”, “resistencia a la autoridad”, “lesiones leves” y “encubrimiento”, por los que se le impuso una pena de tres años de prisión de ejecución condicional.
Centeno, nacido en Villa María el 30 de octubre de 1991, reconoció haber perpetrado los ilícitos que se le atribuían a poco de comenzada la audiencia de debate en la que fue juzgado en los Tribunales locales, bajo la presidencia del camarista René Gandarillas.
Como la sentencia fue en suspenso, este convicto primario pudo recuperar la libertad con el dictado de la sentencia.
Además del juez Gandarillas, intervinieron en el proceso oral y público el fiscal de Cámara, Francisco Márquez, y el abogado Juan Antonio Rusconi (ejerció la defensa de Centeno), mientras que el secretario actuante fue Roberto Jue.
s Los hechos
De acuerdo con la requisitoria de elevación a juicio, Centeno cometió el primero de los hechos por los que fue condenado el 5 de diciembre del año pasado, cuando alrededor de las 18 ingresó al domicilio ubicado en San Luis 1945, propiedad de Ezequiel Manuel Lozano.
Para ello escaló una tapia, ingresó al patio y del lavadero sustrajo un secarropas. Pero cuando se daba a la fuga fue sorprendido por un vecino, por lo que optó por dejar el electrodoméstico en el techo para poder huir sin mayores sobresaltos.
Casi dos meses después, más precisamente el 26 de enero del corriente año, Centeno protagonizó una seguidilla de hechos que terminaron con su detención a manos de personal del Comando de Acción Preventiva (CAP).
El raid delictivo se inició al mediodía, cuando ingresó a un quiosco ubicado en Intendente Correa 455, propiedad de Mirta Brusa, a quien le sustrajo poco más de 200 pesos en efectivo luego de amenazarla con un arma de fuego que, poco después, se comprobó que estaba descargada y que no era apta para el disparo.
Aquel mismo 26 de enero, pero alrededor de las 15, Centeno escaló otra tapia e ingresó a un almacén sito en Catamarca 3270, perteneciente a Luis Reynoso, de donde sustrajo 80 pesos entre billetes de baja denominación y algunas monedas, además de unas tarjetas telefónicas.
Al caer la tarde del mismo día, el sargento primero Daniel Tossi y el agente Alexis Gaudino, integrantes de un móvil del CAP que patrullaban el barrio San Nicolás, vieron a Centeno corriendo por la vía pública, con lo cual se inició una corta persecución.
Perros al acecho
En su afán por escapar de la Policía, el joven ladrón saltó la tapia de una vivienda ubicada en Agustín Tosco 180, pero con tan mala suerte para él que en el patio de la finca se encontró con dos perros guardianes que lo arrinconaron y lo obligaron a meterse en un galponcito de la finca.
En esas circunstancias llegó al lugar el agente Alberto Lozano, quien se sumó a las tareas de búsqueda.
Acorralado por los peligrosos canes, Centeno no tuvo otra alternativa que la de guarecerse en dicho galpón, donde finalmente fue detenido por los efectivos policiales, aunque previo a eso se resistió férreamente al procedimiento, lesionando en su accionar a los agentes Lozano y Gaudino.
Luego se determinó que el joven malviviente tenía en su domicilio un revólver de color negro con la numeración limada y que no estaba en condiciones de ser operado. No obstante, se le imputó el delito de “encubrimiento” por haber adquirido dicha arma en el mercado negro.
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