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El disco “Off the wall” |
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Mientras la década de los ‘70 llegaba a su fin, Estados Unidos recibía a una nueva ola musical con bandas neoyorquinas como el caso de The Cars y Blondie.
Estos exponentes de la nueva corriente llegaban en principio para demostrar que el rock alternativo no era coto de caza exclusivo de los grupos procedentes de Londres o de Manchester. Otro fenómeno que se prolongó durante las décadas subsiguientes fue tomando forma a finales de los años ‘70. Michael Jackson, porque de él se trata, publicó por entonces su gigantesco éxito comercial "Off the wall", con un resultado impensado hasta ese momento, vendiendo siete millones de copias y fijando el estándar para la música pop-dance de los años por aproximarse. Esta proyección, convirtió al movedizo cantante, que sólo contaba con 21 años al momento de este registro, en una estrella planetaria.
Con todo, estoy en condiciones de afirmar que la década que comenzó en 1970 fue testigo de una mayor cantidad y variedad de música que ninguna otra, anterior o posterior. Ciertamente, la evolución de la música durante este período, arrojó como resultado un granado abanico de sonidos diferentes e igualmente seductores. Realmente estaban contemplados todos los gustos. Fueron diez años vertiginosos, forjados a través del talento y la genuina capacidad creativa de los innumerables artistas que presentaban sus trabajos. La música cambió permanentemente a una velocidad inusual en lo que se refiere a esta rama de la cultura. El fan musical típico estaba preparado para escuchar diferentes alternativas musicales. Después de todo, se trató de una época en la que la "fórmula radio" todavía no se había apoderado de las ondas, motivo que propinó la formación de "ghettos" creativos. Se trataba de una etapa en la que un disco podía ir trepando en las listas y conseguir paralelamente, una amplia base de aficionados. Sin dudas, la década del ‘70 fue, de hecho, la edad de oro para la música popular en todas sus formas.
Con oxford y zuecos
En Villa María, por aquellos años, la juventud pretendía de manera natural ajustarse a los cánones que la moda imponía a nivel mundial. En la agenda mediática de cada piba y pibe, además de preparar el "tour" nocturno sabatino, la onda los impulsaba a exprimir los bolsillos de sus progenitores para estacionarse en las pilcherías de moda y así "ponerse a tono" para lo que se venía a la noche. Los pantalones anchos (los oxford), las camisas bien coloridas, los zapatos con altura para los hombres (zuecos), las minifaldas en las chicas y los "Montgomery" para cuando hacía frío, constituían las preferencias de los más osados. Y entonces fluye en el recuerdo el espacio por excelencia de aquel entonces... Todos a "Querovas". Y detrás del mostrador, por cierto, el "Tito" Sánz.
Hasta la próxima...
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO
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