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Mejor tecnología y fondos para afrontar los costos, hacen falta a la hora de decidir por el maíz |
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Varios componentes son los que marcan las variantes de siembra, de forrajes, y cosechas. Estos, hacen que los productores deban analizar profundamente qué camino tomar y de qué manera.
El Diario Rural, entrevistó al ingeniero Federico Lara, miembro de “Gesta y Asociados”, con quien dialogamos de la sequía invernal, de las perspectivas luego de las primeras lluvias, cuidado y mantenimiento de suelos, del Proyecto Turatti, perspectivas para la próxima temporada y los avatares políticos del sector agro-productivo.
@ Maíz, una apuesta complicada
“Hoy el maíz no se puede sembrar por los altos costos que tiene en la actualidad la explotación maicera. Con los suelos que tenemos en la región, hay que nutrirlo, devolverle lo que se llevan los granos, para obtener rentabilidad y para ello al menos hace falta fósforo, sino el suelo hace perder el rinde rentable, el cultivo no reacciona y es muy caro lograr después una estabilidad y devolverle al suelo toda la nutrición junta”, expresó Lara.
“Es bueno tener el criterio de devolverle en cuotas al suelo y sostenerlo como una caja de ahorros: se saca y se debe volver a poner. La decisión empresarial es cómo y cuándo, por lo que hay que hacer un análisis continuo tanto de los costos como de los recursos”, especificó el entrevistado.
“En un campo propio, el costo de producción se acerca a los 70 quintales de maíz por hectárea, por lo que el exceso de esa producción marcará las ganancias. Si bien los rendimientos en maíz han subido y el rendimiento normal puede llegar a 90 quintales por hectárea, sin toda la tecnología no se puede lograr”, aseveró.
“Lo que se trabajó con buenos resultados en los últimos años fueron los maíces de segunda, de ciclos más cortos, como todos los maíces de alto rendimiento. Pero los costos son el mayor problema. Ya estamos hablando de que la tonelada de urea estaba el año pasado a 300 dólares y hoy su precio es de 1.200, el precio de los fertilizantes, el precio de los alquileres (que se han estabilizado un poco), pero hay que analizar muy bien porque hoy el maíz no es rentable”, enfatizó el profesional.
“Como al momento de siembra los suelos no tenían la reserva acuífera necesaria para algunos trigos las lluvias llegaron tarde. Las expectativas no dan para esperar más de 20 y algún quintal más por hectárea, no más de 25 en los buenos lotes”, siguió diciendo.
“Si sigue lloviendo, los mejores lotes tendrán perspectivas, pero el otoño fue bastante complicado con la sequía, y si se ha sembrado en general ha sido por la rotación trigo-soja”, redondeó.
@ Alfalfas y forrajes
“Lo que anduvo en verdeos de invierno: trigo, raigrass y avena, respondieron de manera muy disminuida por la sequía, por lo que no toleraron más de dos o tres comidas, ya que no reaccionaban, lo que llevó a usar más las alfalfas que reaccionaron bastante bien, debido a algunas temperaturas más altas de lo normal en la etapa invernal. Las alfalfas ahora, pos lluvia, se pueden recuperar muy bien y serán la base de las producciones ganaderas y tamberas”, aseguró Lara en otro tramo de la entrevista concedida a este medio.
“En nuestra zona casi todo es alfalfa para pastoreos y si bien no brotaba mucho, tampoco lo hicieron las malezas, esto ayudó al recupero de la planta y a controlar los suelos y realizar evaluación de cosechas de alfalfa en kilogramos de materia seca”, señaló.
“El tema de la publicidad y la información de los medios, muchas veces mistifica alguna práctica, por ejemplo, el uso de yeso. Dada la propaganda, este material se utiliza masivamente, sin análisis de suelo, cuando en realidad a algunos suelos les puede ser perjudicial, por lo que tratamos de llegar al productor para que implemente el control de estado de los suelos, para que no se meta la pata”, destacó el especialista.
“Se pueden comprar materiales que traigan metales pesados y que terminen dañando la tierra y por ende la producción. Hacerse yeso-dependiente y utilizarlo porque es barato, puede traer problemas”, advirtió.
@ La tierra como un humano
“La comparación que usamos es que la estructura del suelo, es como el esqueleto humano: si no hay esqueleto, el cuerpo se cae. Con el suelo, pasa lo mismo y necesita un equilibrio. Por eso cuando agregamos algo al suelo, tenemos que saber qué, cuánto y cómo”, consideró el ingeniero.
“No es tan complejo. Hay métodos sencillos para controlar y ver cada lote, con pequeñas herramientas, que nos pueden dar un diagnóstico para saber qué hacer, antes de comprar algo”, acotó.
“El objetivo de la producción de alfalfa deberíamos fijarlo alrededor de los 10 mil kilogramos por año por hectárea. Como queremos determinados rindes para los granos, ya sea maíz, soja o cualquier otro, debemos fijarnos objetivos de rindes en las alfalfas. También vemos cuánto fósforo calcio y potasio se nos va. Saber cuánto se lleva en un año la alfalfa en minerales y nutrientes, no tanto fósforo y nitrógeno, pero si los otros nutrientes”, puntualizó la fuente consultada.
“Hay que medir más el cultivo de pasto, no ir por detrás de las consecuencias, sino anticiparse. Es necesario saber cuánto pasto se produce en el campo y es una herramienta valiosísima para saber qué devolverle al suelo”, manifestó Lara.
“Hay que buscar que la alfalfa sea una cosecha, si producimos materia seca el objetivo debe ser fijado y alcanzarlo, en base a eso podemos lograr producción futura, que reditúa económicamente”, subrayó el entrevistado.
“Es muy sencillo, un aro, una balancita, hace que se logre estimar resultados”, concluyó.
@ Proyecto Turatti: recupero de suelos
"En el proyecto que se viene llevando a cabo con ensayos desde hace más de un año en varios campos de la región, en base a mineralización de suelos y que fuera diseñado por el ingeniero Raúl Turatti, están todos los lotes esperando más milímetros para evaluar la reacción de los productos aplicados a los suelos", explicó el ingeniero.
"En la zona de La Herradura, ya se han obtenido resultados interesantes, en las alfalfas, en suelos que si bien no tienen condiciones de salinidad, tienen PH bajo, por lo que se remineralizaron para volverlos a equilibrar, porque el equilibrio es primordial, ya que la falta de un componente puede desestabilizar y hacer fracasar los sembrados", acotó.
"Mucho de lo químico de un suelo, lleva a lo físico, por ello se apunta a un método químico para fortalecer la estructura física del suelo. Este es un proceso que lleva su tiempo y necesita determinado milimetraje de agua", continuó explicando.
"Este proceso lleva a devolverle la vida al suelo, es decir, que vuelvan las colonias de bacterias que se juntan en las raíces, que vuelva la broza recuperando la actividad biológica, para que se aproveche en el suelo, de mejor manera la materia orgánica y logre mayor estructuración", añadió.
"Este es un método de mediano a largo plazo, de reestructuración y remineralización, mientras que enmendar un suelo, es para corto plazo, aunque si bien no ayuda al suelo, ayuda a los cultivos de alfalfa de manera rápida", advirtió.
"Nuestra agricultura y nuestro manejo, lleva a que los suelos se acidifiquen, por lo que hay que levantarles el PH. Esto hace que los nutrientes, que esté necesitando la planta, se presenten más accesibles para ellas con la equilibración de los componentes", marcó el entrevistado.
"En los campos que llevan muchos años de pasturas, en general para ganadería, se habla de remineralizar los suelos. La alfalfa es un gran extractor de minerales, por lo que hay que devolverle el equilibrio estructural, para que el suelo siga produciendo", marcó el profesional.
"Hemos visto grandes diferencias en un suelo testigo cero (sin ningún tratamiento) versus un suelo tratado, ya se distingue la diferencia de estructuración. Es importante dejar testigos en el mismo lote, para evaluar correctamente la funcionalidad del tratamiento. En las alfalfas, se notó una gran diferencia en raíces, especialmente en las alfalfas bien inoculadas", resaltó.
"Lo que se nota también es que no se manchonea el lote de alfalfa, como en los que no están tratados, que pueden tener un PH bajo, y produce endurecimiento en la estructura. Esto afecta al sistema radicular, que queda pequeño y es sobrepasado por las malezas".
"Son muchos los factores que influyen a la nutrición, por eso una cosa es hablar de fertilizar, y otra es hablar de nutrición de cultivos y de suelos", finalizó expresando.
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