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Magrín fue la primera disertante del Congreso de Maíz, y lo hizo a sala llena. En la otra foto, los participantes del encuentro recorriendo cada stand |
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Escribe: Patricia Gatti
(Enviada especial ded EL DIARIO)
Con gráficos claros, Graciela Magrín -docente de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad de Montpelier, Francia- explicó en la primera disertación del Congreso los cambios producidos en el clima en los últimos 150 años destacando que el aumento sostenido de la temperatura -calentamiento global- se produce por la acumulación de gases que acentúan el efecto invernadero.
A partir de esta definición básica, mostró los cambios en la lluvia, los vientos, la temperatura y hasta del nivel del mar, que viene en aumento como consecuencia de los deshielos.
En lo que hace a las lluvias, dijo que sostenidamente se vienen produciendo menos en invierno y más en verano.
Otra característica del cambio climático fue lo que la especialista llamó “eventos extremos”, es decir, inundaciones, temporales, etcétera. “En América Latina se produjeron, entre 2000 y 2005 una cantidad de eventos extremos que es 2,4 veces más que la que se produjo entre 1970 y 1975 y en muchos de esos casos, estos eventos están relacionados con la lluvia”, dijo.
El planteo central de su charla fue conocer cómo afectan esos cambios a los cultivos.
Sorpresivamente, señaló que el aumento de dióxido de carbono -principal causante del cambio climático- favorece el uso más eficiente del agua por parte de las plantes y mejora la fotosíntesis en general.
“De todas maneras, esto no quiere decir que sea una consecuencia positiva porque si bien se sabe por experiencias serias que mejoró el proceso de la agricultura, no se puede afirmar a ciencia cierta que esto se repita en el futuro, porque una teoría muy sólida explica que una vez que la planta se adapte a esos niveles de dióxido, seguirá con su funcionamiento habitual por acostumbramiento”, afirmó.
La especialista en clima también aportó un análisis sobre cómo afecta la recurrencia de fenómenos como El Niño (caracterizado por más lluvias y por inviernos y veranos suaves) y La Niña (con inviernos fríos, veranos tórridos y menos lluvia).
En ese punto, señaló que está demostrado por estudios realizados en distintas zonas de Argentina que tanto el maíz como la soja, tienen más rendimiento durante El Niño, mientras que el girasol, reacciona de manera contraria, es decir, mejorando los rindes en tiempos de La Niña.
“¿Para qué nos sirve saber esto?”, se preguntó Magrín. “Fundamentalmente para acomodar un poco la siembra, saber cuándo optar por el girasol, pensar que cuando está la corriente de La Niña se puede retrasar un poco la siembra para pasar el período crítico, entre otras acciones positivas para maximizar la eficiencia y para usar el clima a nuestro favor”, indicó.
Lo que vendrá...
Hasta este punto de la charla, Graciela Magrín reseñó los estudios que hay en América Latina sobre el cambio climático, pero al hablar de lo que viene, hizo algunas advertencias. “Si se sigue con el consumo de energía fósil -derivados del petróleo- y se avanza en la desforestación, seguiremos aumentando el calentamiento global”, dijo.
Señaló que disminuir las causas del cambio climático debe realizarse a partir de una decisión global, pero mientras tanto, sugirió un camino de adaptación con mejoras en el manejo, mejoras en la genética, conocimiento de los factores de riesgo, agricultura sustentable y reordenamiento territorial entre otras recomendaciones.
“Dentro de todo, podemos decir que si se evalúan los efectos, los países menos perjudicados a futuro, según los pronósticos climáticos, serían Argentina y Brasil”, concluyó.
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