Marrón y Romero, la fórmula para alfalfas exitosas

La importancia de la sembradora y su regulación, fue el tema que desarrolló el ingeniero Guillermo Marrón (ex INTA Balcarce) y la vigencia de la alfalfa en la secuencia de cultivos en sistemas ganaderos, estuvo a cargo del ingeniero Néstor Romero, del INTA Anguil, y profesor de la Universidad Nacional de La Pampa.
Implante de pasturas con eficiencia

El ingeniero Marrón, destacó aspectos a tener en cuenta "para lograr una implantación eficiente que reditúe todos los beneficios que puede aportar la alfalfa, no sólo el tamaño de la semilla, la inoculación, la época del año, la temperatura y la humedad en ambiente y en suelos, sino también y muy especialmente, la regulación de la sembradora, ya que al no existir sembradoras de alfalfa y otras especies de esas características y tamaño de semillas, se les adosa a las sembradoras un cajón alfalfero, pero debe estar perfectamente regulado para que no se pierda el objetivo de la producción".
"Para calcular la eficiencia de implantación, debe tenerse en cuenta cuánto se sembró y cuánto se cosecha en materia seca por hectárea/año, y considerando que la mayoría de los establecimientos están por debajo del posible logro de rindes, en porcentajes que oscilan entre un 20% a un 40%", dijo, y brindó pautas claras y sencillas para elevar la eficiencia y potencial.
"El implante significa supervivencia, y al año vamos a comprobar, con la cantidad de plantas que tengamos, si el implante fue efectivo, ya que existen factores que compiten con la planta durante la etapa de desarrollo y crecimiento, cómo el peleteo compite por la humedad, las malezas compiten por el espacio, por eso también la densidad de siembra, que depende de la sembradora y su programación, es otro factor a tener en cuenta. El distribuidor, las mangueras, y como punto crítico", marcó Marrón, "la profundidad de siembra, la firmeza en la base del surco al sembrar, el contacto perfecto de la semilla con el surco y la cobertura".
Añadió que "la rueda lateral, controla la profundidad del surco, son detalles a tener en cuenta para no perfeccionar errores". Remarcó que "hay que leer el manual de la semilla, saber sus necesidades y, una de las principales, es salir de la tierra, por eso también debe tenerse claro que necesitan tratamiento especial, saber el peso de la tierra con que la cubrimos, que no tiene que ser mayor a la fuerza de la semilla para aflorar".
"Hay que comprender a la semilla y a la planta, ver las raíces. Uno de los elementos clave es el operario, que nunca se olvide durante el trabajo, que está sembrando. Es lo que más le debe preocupar: realizar el trabajo correcto, tener los elementos, como el tubo de bajada, las cadenas, las cuchillas, ajustadas y definidas para la necesidad de la semilla, entonces, en la ecuación entre lo ideal, lo factible y lo real, se puede lograr un excelente resultado", expresó el ingeniero especialista en siembras de alfalfas entre otros conceptos.

Entender el proceso de la producción de alfalfa

"Más allá de los cambios en los sistemas productivos y agropecuarios, la alfalfa no va a desaparecer, no sólo porque el mejoramiento genético en los últimos años se acrecentó y ayudó a duplicar las producciones de hace 25 ó 30 años, con un crecimiento anual en la producción del 2,5%", comenzó su disertación el ingeniero Romero, y agregó que "para cualquier esquema productivo a base de alfalfa, se exige apuntar a la alta producción".
Sostuvo que "para el productor, la alfalfa es y debe ser una fuente de forraje de calidad para sus animales, y si bien existen condiciones ideales para su desarrollo, y en los suelos franco-arenosos es donde mejor puede expresar su potencial, ya que no es una planta humilde para el consumo y para los requerimientos de nutrientes, puede hacerse este forraje en distintos tipos de suelos".
"Esta planta, necesita desarrollar sus radículas en los primeros 50 centímetros de suelo, porque centra allí la toma de agua y de nutrientes", sentenció.
"Las limitantes productivas en pasturas a base de alfalfa, son manejables, basta con atender algunas necesidades básicas, como acidez, compactación de suelos, fertilidad, siempre teniendo presente la genética y grupo conveniente a cada ambiente determinado por el agroclima, y conocer el factor agua, pretendiendo lograr entre setiembre y mayo, entre 15 y 20 kilos de materia seca por milímetro de lluvia recibido por la pastura", explicó.
Romero indicó que "para el tratamiento de los suelos, existen diversas modalidades de acuerdo a la problemática de cada uno, ya sea compactado, horizonte densificado, suelos arcillosos, y cada uno tiene un tratamiento específico que le facilite a la planta la toma de agua y nutrientes, y la mineralización".
"Si no hay aire, humedad y temperatura adecuada en los suelos, el sistema biológico no funciona, por ende, la planta no crece", afirmó.

Abonos verdes, lo que está y viene creciendo

"De acuerdo a cada tipo de suelo, será el tipo de siembra que se seleccione, convencional, combinada con vertical o, directa, la idea es no bajar la calidad de la alfalfa, sino subir los cumplimientos de los requerimientos de la semilla", expresó el especialista.
En ese sentido, dijo que "medir las compactaciones de los suelos es sencillo, la textura de los mismos no cambia porque sí, y esto se puede manejar y solucionar, aumentando la MO (materia orgánica) y hay maneras de encontrar solución a corto plazo, mediante los abonos verdes, usándolos en la etapa de los verdeos, melilotus y vicia santiva, que son fijadores de nitrógeno".
"Los abonos verdes, no son sólo una excelente alternativa para mejorar los suelos, la fertilidad y la estructura física, sino que también va a mejorar a los posteriores sembrados, con grandes diferencias nutricionales en nitrógeno, fósforo y azufre, permitiendo además eficacia en el uso y aprovechamiento del agua", explayó.
Aseguró que "todo tiene que ver con todo, hay que relacionar, alfalfal-fósforo versus eficiencia del uso del agua, recuperación de materia orgánica, preparar los suelos para su recuperación, si queremos seguir produciendo".

El valor del nitrógeno

"Hay que inocular las semillas con nitrógeno, ayuda en el arranque, y es de costo muy bajo, garantizando producción y proteína, ayudando a realizar los efectos esperados de la alfalfa en el suelo, que aprovechan los demás cultivos. Mejora la estructura física, hay más MO, hay que saber que la alfalfa es una máquina de producir nitrógeno y que éste da mejores alfalfas, lo que equivale a más carne, más leche y a menor costo de producción. También así se ahorra energía, hay menos contaminación y recupero óptimo de suelos", consideró Romero. Y concluyó con una frase del director del INTA nacional, Néstor Oliveri, al asumir sus funciones, cuando dijo que "hay que tener los pies en la tierra, pero no en el barro, y la cabeza y el corazón para arriba, pero no en la luna...".

Vilma Perrachione