Los personajes populares no deberían morir.
Pero el destino a veces no conoce las reglas y le “pifia” a la vida. Por eso, si mueren, quedarán en el anecdotario colectivo para siempre.
Es el caso de “Pancho”. Sí, el caso del “Loco Pancho”.
Ayer dejó este mundo y se fue a vivir con los “locos” del cielo. Pocos saben que su apellido era Videla. Algunos, que su nombre era Guillermo.
Todos saben que simplemente “Pancho” era su credencial para pararse en la mitad de la calle a dirigir el tránsito o en una esquina para charlar con cualquiera.
Era el más popular transeúnte del centro de Villa María, hasta que últimamente su enfermedad dejó huérfano al pavimento y a los habitantes del café de la mañana.
El certificado de defunción decía ayer que falleció, a los 63 años de edad, Guillermo Ricardo Videla, con domicilio en José Ingenieros 571 de Villa María y que sus restos serán sepultados el lunes 29 de noviembre, a las 10, en el cementerio La Piedad.
Pero “Pancho” no tenía edad. Y si la tenía, era la edad de la libertad.
La libertad de los que se subían al Sol o a la Luna y la libertad de invitar a quienes querían acompañarlo en la hermosa aventura de caminar la vida sin almidón.
Habrá un vacío dentro de los cuatro bulevares y los pájaros de los grandes árboles del centro callarán su canto para brindar un minuto de silencio.
Ese silencio será nuestro silencio cuando extrañemos su cuerpo jorobado cruzar los semáforos. Esos semáforos que le regalaban tres luces celestes.
“Pancho” hizo historia. Una loca historia. Y ayer se la llevó para continuarla adonde su cuerpo vaya a descansar.
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