Un conocido carnicero de barrio San Juan Bautista fue víctima de los delincuentes, quienes a punta de pistola le quitaron dos sobres, una de los cuales contenía documentación y, el otro, algo más de 12 mil pesos en efectivo y algunos cheques.
Se trata de Sergio Ñáñez (52), propietario de Carnes Tomy, ubicada en avenida Universidad y Aguirre Cámara del mencionado sector.
Todo comenzó el lunes, pasadas las 22, cuando el comerciante cerró las puertas de su negocio y se disponía a llamar un remise.
El comerciante forcejeó con los delincuentes. Uno de ellos le disparó en falso en la cabeza: “La bala no salió. No sé si era un arma de verdad o una buena réplica de juguete. Y tampoco sé si estaba cargada o no. Yo escuché ruido a fierro”, comentó el carnicero.
Esta es la tercera vez que el comerciante es víctima de los amigos de lo ajeno. En las otras dos oportunidades, los cacos rompieron la vidriera e ingresaron al local en ausencia del propietario. “Esta vez fue diferente, un momento muy desagradable. No pude dormir en toda la noche”, explicó el hombre.
“Creo que fue un robo al boleo, que no tenían programado. Me vieron salir y seguro que pensaron ‘a ver qué pescamos acá’ y se cruzaron la calle”, especuló Ñáñez.

En primera persona

Ñáñez narró a EL DIARIO pormenores del hecho que lo tuvo como víctima:
“Estaba por apretar la tecla del celular para llamar cuando vi que se cruzaban dos tipos, altos, flacos, a cara descubierta. En el momento en que me di cuenta, se me tiraron encima y uno de ellos sacó un arma y me apuntó en la cabeza. ‘Dame la guita, dame la guita’, me gritaron”, contó el comerciante.
“Ahí comenzamos un pequeño forcejeo. Se me cayó uno de los dos celulares y cuando lo fui a agarrar, uno de los tipos me quiso ganar de mano y el otro me gatilló en la cabeza. La bala no salió. Después se apoderaron de los dos sobres que llevaba. Uno con dinero -algo más de 12 mil pesos- y otro con documentación. Y se fueron corriendo en dirección al bulevar Sarmiento”, contó el carnicero.
“En eso venía un auto. Yo conocí al acompañante y atiné a subirme, como para seguirlos. Pero atrás venía un cliente, que es policía e intuyó que algo pasaba. Me llamó y me subí en el auto de él. Salimos tras los asaltantes y él llamó al CAP. Hicimos una cuadra y nos topamos con un montículo que corta la calle. Justo ahí hay un baldío. Por allí entraron los ladrones y los perdimos de vista. A los cinco minutos llegaron los móviles policiales. Rastrillaron el sector, pero no encontraron nada; habían desaparecido”, concluyó Ñáñez.
La Policía investiga el hecho y trascendió que estarían sobre alguna pista bastante firme para dar con el paradero de los delincuentes.