Con un color particular de pelaje, buena estructura y sobre todo carácter y destreza, el ovejero alemán villamariense Tomás o Rocco, ha descollado en las últimas presentaciones internacionales en donde se ha presentado y se ha posicionado, merced a la valoración otorgada por distintos jurados, entre los mejores de la categoría “Seleccionado de primera” en Sudamérica.
El representante local, propiedad del joven Agustín Acosta, es adiestrado y presentado en las competencias por los criadores cordobeses Néstor e Iván Carrizo.
En diálogo con EL DIARIO, Aurelio “Negro” Acosta (abuelo de Agustín) ilustró las características del portentoso exponente y el significado que tiene en su vida familiar.
“Soy un apasionado de los perros, hace 60 años que me dedico a ellos y éste (por Rocco) es el mejor que he podido apreciar”, explicó.
“En momentos en que atravieso complicaciones a nivel personal, el perro, su proceso de crianza y los logros obtenidos se han transformado en mi cable a tierra”, indicó.
Vale decir que el ovejero multipremiado (hijo de Baco, otro excelente referente de la raza), además va dejando una herencia de ovejeros ganadores.
En este sentido, se debe destacar que en abril del año próximo, Rocco y su progenie estarán presentes como candidatos al título en el próximo evento especializado “Siegerschau 2011”, a disputarse en Buenos Aires el venidero mes de abril, fiscalizado por jueces alemanes.
Sobre la raza. El 24 de abril de 1899 se creó, en Alemania, el club del Ovejero Alemán. Sus fundadores fueron el capitán Max Emil Friedrich von Stephanitz, maestro de caballería y un grupo de entusiastas amigos suyos.
El capitán escribió el primer libro sobre este perro, en donde elaboró el estándar del perro de esa raza.
Recién en 1922 se puso en funcionamiento el libro de selección, Korbuch, en el cual eran inscriptos todos aquellos ejemplares que aprobaban un exhaustivo examen realizado por un maestro confirmador, que seleccionaba únicamente a los que reunían un sinfín de características para la mejora de la raza.
En la actualidad, se sigue practicando dicho mecanismo con mayores exigencias, como el control obligatorio de displasia de cadera y una serie de exigentes pruebas de trabajo como única forma de poder garantizar la continuidad del estándar.
El mencionado club cuenta con más de cien mil asociados de todo el mundo.