La ecuación es simple: unirse para trabajar, capacitarse, tener al INTA como aliado y obtener buenos ingresos a partir del esfuerzo. A ese resultado llegaron miles de productores que se asociaron para crecer: “Conformamos la cooperativa apícola Cosar, en Santa Fe, de la que participan más de 100 familias y exporta anualmente mil toneladas de miel por 10 millones de pesos”, explicó Javier Caporgno del INTA Ceres, en esa provincia.
Se trata de una de las experiencias que participaron en el Encuentro Nacional del Programa Federal de Apoyo al Desarrollo Rural Sustentable (ProFeder), realizado el 30 de noviembre y el 1 de diciembre en la sede porteña de la Universidad Católica Argentina, con más de 500 participantes y la presencia del vicepresidente y el director nacional del INTA, Luis Basterra y Néstor Oliveri.
“ProFeder apoya a más de 13 mil pequeños y medianos emprendedores agropecuarios, 20 mil familias de productores. Tiene en la actualidad 54 proyectos integrados y 105 proyectos de apoyo al desarrollo local. “Este programa es un traje a medida de las distintas problemáticas del territorio”, sintetizó Adrián Gargicevich, coordinador del programa. Por esto, Oliveri subrayó “la importancia de las características que conforman el ProFeder, su pluralidad y distribución geográfica, sus herramientas estratégicas y las situaciones particulares de cada región”.
De acuerdo con el técnico, pequeños apicultores de la zona central de Santa Fe y el este cordobés se asociaron en 1999 para competir en los mercados más exigentes y organizar un sistema de control de todo el proceso de producción y comercialización de miel bajo protocolos de calidad: “Iniciamos un trabajo inédito en la apicultura argentina”, expresó, para lo que debieron articular con otras instituciones, organismos, profesionales y productores”.
La cooperativa actualmente está conformada por 11 grupos (105 productores) y posee más de 42 mil colmenas. Además, reciben capacitación intensiva a cargo de profesionales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, el INTA y el Senasa. Así, aumentaron la competitividad de los pequeños apicultores mediante su organización, generaron una sólida red de actores de la cadena apícola, mejoraron los aspectos técnicos de la producción de miel, diseñaron un sistema de gestión de calidad en toda la cadena, conformaron una organización responsable de comercializar la producción en forma conjunta y accedieron a mercados internacionales.
“Nuestro próximo paso es abocar nuestra tarea para lograr que los poblados cercanos a las grandes ciudades en Santa Fe no sigan expulsando a sus productores por falta de recursos y de posibilidades de trabajo. Ese es el desafío. Y, como otros que fuimos logrando, creemos que con esfuerzo podemos ir en ese rumbo”, expresó el técnico del INTA Ceres.
Invertir, efecto dominó
En Machagai -Chaco- funciona desde agosto de 1992 el grupo de Cambio Rural La Tambora SH. Esta cooperativa se inició con un suelo deteriorado, baja cotización del algodón y los cereales, mínimos índices de marcación en el ganado bovino, dificultad para la comercialización, sin facilidades para acceder a la tecnología y al asesoramiento técnico por falta de escala y, por lo tanto, sin acceso al crédito.
A todo ello debe sumarse el éxodo de productores a los centros urbanos (35%). Hoy, sus inversiones en maquinaria agrícola ascienden a los 3tres millones de pesos y prestan servicios de cosecha a productores de la zona.
Esto mejoró la calidad de vida de sus integrantes y logró que muchas familias no sufran el desarraigo, debido a la participación de los hijos en el manejo de los equipos que prestan servicio de cosecha y articulan con organizaciones del agro, cooperadoras. Por esta tarea, el grupo recibió varias distinciones.
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