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Fue un retorno a la mística. Un viaje al pasado. A esa gloriosa e idealista lucha por el retorno de uno de los bienes más preciados de una Nación: la Democracia.
A varios boinas blancas, de esos que peinan canas, la piel se le erizó cuando Ricardo Alfonsín comenzó su discurso en plena Avenida de Mayo, ante una multitud agitando banderas con los colores radicales.

“La misma forma de hablar, la misma imagen.” Palabras susurradas, con tono sentimental, por el ex intendente Miguel Angel Veglia.
“Es igualito al padre”. Letras surgidas de la boca de una militante de la primera hora.
¿Será suficiente para enfrentar la dinámica de la política del Siglo XXI?
Es bien sabido que nada es suficiente en un territorio plagado de bacterias, virus y piletas vacías.
Sin embargo, “Ricardito” se calzó el traje de heredero, clavó una lanza con bandera roja en el corazón de la UCR nacional y puso su nombre en la carrera rumbo a la Casa Rosada.

Para muchos de los boinas blancas departamentales, que días atrás lanzaron Morena en Villa Nueva, es el hombre que puede devolverle las ilusiones.
No todos piensan lo mismo.

"Estamos dando un paso importante en el camino que nos conducirá en el 2011 a la Casa de Gobierno para gobernar", aseguró el precandidato presidencial al comenzar su discurso , apenas unos días antes de un nuevo aniversario de la llegada de su padre a la Presidencia, el 10 de diciembre de 1983.

Papelitos rojos y blancos volaron por el aire libre, ascendieron y descendieron casi en una conjunción con el tono que adquiría la oratoria de un hombre que, paradójicamente, comenzó a nacer políticamente, después de la muerte de su progenitor.
“Una Argentina diferente es posible, una Argentina más justa, más democrática y más igualitaria porque no sólo las dictaduras cercenan derechos y conculcan libertades, la pobreza también cercena derechos y conculca libertades."
La euforia fue aumentando y los fuegos artificiales se metieron en el ruedo en medio del discurso, tapando sus palabras. Parecía que los hubiera lanzado el
adversario.

El atrevimiento del diputado nacional tiene sus riesgos y consecuencias.
Otros dirigentes pretenden ser los representantes del radicalismo en 2011 y la puja está claramente instalada.
“Los tiempos se están apresurando”, comentó un dirigente local que no le asustan las internas.
Pero, también, es bien sabido que si no logran una unión seria y profunda que otorgue confianza a los ciudadanos, las posibilidades de ganar
las elecciones, en 2011, se alejan cada vez más.
Y, el radicalismo debe demostrar, fundamentalmente, que tiene la capacidad para gobernar este país “mejor” que sus tradicionales rivales.
Nada sencillo.

"Nos dicen que deberíamos tenerle miedo a la CGT. Pero yo no tengo miedo de lo que vaya a pasar, porque no hay nada más reaccionario, nada que se oponga más a las transformaciones que tener miedo. ¡Y yo no voy a enfrentar a los trabajadores! ¡Los trabajadores me van a acompañar!", dijo Ricardo arrancando aplausos.
No todos los dirigentes de la Unión Cívica Radical están convencidos de esas palabras.

Alfonsín dio el primer paso, fue el opositor que hizo la punta en la carrera presidencial, el que colocó su chapa junto a la de la presidenta Cristina, avalada por la mayoría de su partido para seguir en el Sillón de Rivadavia.
A su lado, están sus grandes adversarios: dirigentes de su partido que tienen las mismas aspiraciones. No hace falta mencionarlos.

No todos creen que Ricardo puede estar a la altura de un estadista como su padre.
El hombre prometió una alianza progresista con el socialismo y el GEN.
Pero, no faltan los que cruzan los dedos cuando escuchan la palabra “alianza”.
“El principal adversario del radicalismo es el propio radicalismo.” Lo dijo Mario Negri, días atrás, en Villa María cuando vino a lanzar Morena en el departamento.
La pelea será dura en su propio partido.

Tendrá que demostrar que el traje de heredero le calza a la medida. Nada sencillo.