Elogió al intendente Eduardo Accastello por “la cantidad de obras que realiza” pero advirtió que sigue estando preocupado por “el juego, la prostitución y la droga” en la ciudad, sus tres obsesiones desde que llegó a esta Diócesis, hace cuatro años.
Criticó la “tinellización” de la televisión argentina, confesó que se sorprende todos los días “por la frivolidad” de la discusión pública, remarcó que no hay un plan de Nación ni alternativas y defendió la postura de la Iglesia Católica frente al matrimonio homosexual.
El obispo José Angel Rovai concedió en la mañana de ayer, una extensa entrevista en la que abordó todos los temas y se mostró espontáneo y cálido.
“Este año se me pasó volando, porque viajo mucho. Ahora no me muevo más, tengo que pasar Navidad. Luego, en abril, empiezo a viajar, iré por las escuelas católicas. Son 32 y me dedicaré a ellas, porque quiero estar un día entero en cada una”, dijo previo a la entrevista.
“Durante los cuatro años que llevo acá visité parroquias, recorriendo 28 mil kilómetros en la Diócesis, 50 parroquias y 100 capillas”, añadió.
- ¿Qué balance realiza de estos cuatro años?
- Muy positivo. Nunca vi tanta soja, maíz y trigo (se ríe). He conocido el campo, es una Diócesis rural, mucho cultivo, animales. He visto enorme cantidad de fábricas, microemprendimientos. Vi un espíritu laborioso, trabajador.
- ¿Qué características sociales encontró?
- En general, no he notado los bolsones de pobreza que vi en el Gran Córdoba. Los sacerdotes me llevan a ver toda la zona y se ven las familias más humildes, en general llegaron del norte o, por ejemplo, en Villa María están las quintas en la que residen bolivianos. No he visto miseria en la ciudad. En Córdoba hay indigencia y miseria, uno observa casas de lata y de cartón. Acá son de material. En Villa María hay pobreza en el San Nicolás, en Las Acacias. Villa Nueva tiene cierta zona pobre y se nota. Cáritas ha realizado su plan allí y he encontrado este problema.
- ¿Mejoraron o empeoraron las condiciones sociales en estos cuatro años?
- No puedo comparar mucho. Encontré esta situación cuando llegué. Sí he visto que hay más gente que se viene a asentar.
- ¿Dialoga con el intendente?
- No últimamente. No me consta que sea por alguna razón determinada.Viaja mucho.
- ¿Y qué evaluación realiza de su gestión?
- Ha hecho mucho en la ciudad. Yo camino por la costanera y me paro a ver el Anfi, es monumental. Gente de Córdoba me dice que ve a la ciudad hermosa. Ha hecho mucha obra, se ve que sabe invertir bien el dinero.
- ¿Qué temas le reprocha?
- La prostitución. Me sigue preocupando la prostitución, y se ve la de los jóvenes. También, el juego, las tragamonedas, cierto alcoholismo. Sería bueno extender más a otros barrios los servicios de agua y de cloacas. Pero se ha hecho más que lo que no se ha hecho.
- Habla de la prostitución. Hay una ordenanza que prohibió la radicación de whiskerías. ¿Cambió algo?
- A pesar de esa ordenanza, la situación continúa igual según me dicen. Estoy convencido de que se puede hacer más. En cuanto a la droga, tenemos la Casa Esperanza, pero no llegamos a atender al 1% de la población que necesita. Hemos buscado la posibilidad de contenerlos, un edificio, pero no ha sido posible.
- ¿Por una cuestión de dinero?
- Por dinero, entre otras cosas. Cáritas, además, está abocada a la construcción de hogares. La droga daña mucho, hace mucho mal. Los obispos argentinos estamos preocupados. Se hace poco en todos los niveles, en Córdoba hay hornos que fabrican droga. Hasta en los pueblos chicos existe este flagelo, que a veces hasta afecta a los chicos de la primaria. Todos tenemos que ponernos de acuerdo y así se puede avanzar bastante.
- ¿Leyó sobre la venta de remedios ilegales?
- Estoy absolutamente en contra, claro. Si hay algo que hay que cuidar es la salud. Me cuesta creer lo que hacen. Creo conocer el mundo pero me doy cuenta de que no.
- Usted ha hablado desde que llegó a la ciudad sobre la droga, el juego, la prostitución. ¿Recibió presiones alguna vez para callarlo?
- Personalmente no. Han respetado bastante mi libertad de expresión.
- ¿Qué piensa de Schiaretti, que dijo que es un gobernador progresista?
- Habría que ver qué significa serlo. Ha hecho obras. He tenido encuentros con él y me da la impresión de que trabaja. ¿Qué es ser progresista? ¿Trabajar por la gente? En varios territorios de la Diócesis inauguró obras, me da la impresión de que es un hombre que trabaja y es de buena voluntad. Trota la provincia y realiza reuniones de Gabinete en varios lugares. No dice más que lo que hace.
- El venidero 2011 es un año electoral. ¿Cree que muchos candidatos se le acercarán para la foto?
- (Se ríe) Suele pasar, al menos en Córdoba. Acá vienen a saludar, no me vienen a hacer política a mí. Me comentan cuál es el proyecto. Por ejemplo, a Nora Bedano le he dicho en su oportunidad que cuente conmigo cuando se trata del bien de la gente.
Yo no pretendo que un diputado o un senador venga a demostrarme que es católico. Tengo mucha amistad con la Iglesia Evangélica, por ejemplo, me invitan permanentemente.
- ¿Qué estudio efectúa sobre los posibles candidatos a ocupar cargos desde 2011?
- No veo una propuesta clara sobre qué país quieren, qué van a hacer con la inseguridad, la educación, la distribución de la riqueza. Uno no ve alternativas programáticas. Al votar leí las plataformas, los proyectos y me incliné por el bien común. Falta en Argentina cierta identidad partidaria. Hay partidos con tres corrientes fraccionadas, nunca vi esa frivolidad de pasarse de un partido al otro con tanta rapidez. Los países se derrumban por la inmoralidad, no por problemas económicos.
Escuché lo de WikiLeaks y uno no puede creerlo. A uno le cuesta darse cuenta de que pasen ciertas cosas. Juan Pablo II dice que el mundo tiene que progresar moralmente. Acá la chismografía está hiriendo a un país. ¿Qué derecho tienen de hablar de nuestra presidenta? Es una persona elegida por el pueblo, hay que tener respeto. Hablo con jóvenes y están sorprendidos por lo que escuchan. La sociedad tiene que ofrecer modelos.
- ¿Los hay?
- No se ve mucho.
- ¿Cómo toma que el de Marcelo Tinelli sea el programa más visto de la televisión?
- Me preocupa mucho. Se frivoliza todo. Lo he visto al programa porque no hablo de lo que no conozco. Además, lo transmiten a toda hora. No me refiero a lo erótico nomás. Hace daño a la gente. Pero estoy contento porque el deporte sigue ganando, mide 50 puntos de ráting. Con un regio partido de fútbol uno se recrea, pasa un momento agradable, a pesar de que con Boca estoy triste. Me preocupa la frivolidad de los valores. El todo vale. En el mundo político no se habla mucho de estas cosas. Siempre me ha preocupado la familia.
- ¿La sanción de la ley de matrimonio igualitario hirió a la familia?
- Pienso que sí. He hablado con ateos y piensan lo mismo. Me ayudó escuchar opiniones de judíos, evangélicos, todos estábamos de acuerdo. Hay una ley natural. Habría que ver cómo ayudar a la gente que tiene tendencias diferentes. No era esta la solución.
- La presidenta dijo que ahora tienen derecho personas que no lo tenían y que eso se logró sin menoscabar los derechos de nadie.
- Una cosa es la igualdad y otra el igualitarismo, el que es falso. Respeto lo que la presidenta dijo, pero no es con igualitarismo la manera de respetar a la minoría.
- ¿Qué cambió con la muerte de Néstor Kirchner?
- Desapareció una persona importante, con carisma, muy decidida, fuerte. Los discursos de Cristina son más serenos. Tengo esperanza. Cuando la persona que lidera es demasiado absorbente y concentra todo no da espacio a la participación. Hay que superar el caudillismo, ningún ilustrado salva a la Argentina. Por eso me preocupa que no se puedan hacer alianzas. ¿No podemos sentarnos en este país a hablar?
- ¿No tiene la sensación de que los obispos se pronuncian pero no son muy escuchados por los gobernantes?
- No nos sentimos escuchados lo suficiente. Somos escuchados pero después no cambian las cosas. Hay que bajar la confrontación, deseo una Argentina fraterna. Se habla mucho de la violencia física, ¿pero la verbal? La palabra es hiriente, mata. El varón que no peca con la lengua es un hombre justo. Uno mata con la lengua. En el país se viven acusando, denunciando, van a tribunales y queda en la nada. El otro día un señor me contaba que comer un asado en familia, cuatro personas, costaba 69 pesos. ¿A la gente le importa esos planteos de insultos y descalificaciones entre dirigentes cuando está preocupada por el día a día? ¿Le solucionan sus problemas esas cosas? La gente tiene escepticismo a discusiones teóricas. Está preocupada por la inseguridad, que no se combate con penas más severas sino con educación.Hay que educar y mucho.
La gente necesita trabajo. A veces algunos dicen: son unos vagos. No me consta, hay gente así pero otros realmente no consiguen trabajo. Y después, ojo, se requiere trabajo digno, con todas las leyes sociales. ¿Cómo puede ser que en un país con PBI creciendo, con reservas importantísimas, turismo, haya tanto trabajo en negro? Es más escandalosa la pobreza ante el crecimiento macroeconómico. Juan Pablo II decía que el cuarto mundo eran los pobres en naciones prósperas.
- ¿Le cree el discurso a Cristina?
- Me gustaría que las cosas fuesen así como ella dice, pero falta implementarlas. Algo hacen pero hay que hacer muchísimo. A veces, son deseos más que realidades concretas. La distribución de la riqueza es la justicia social.
El asistencialismo es siempre el mal menor. Hay que asistir pero lo primordial es el trabajo. Brasil sacó a millones de personas de la pobreza, aunque no todo es oro porque se ve lo que ocurre en las favelas.
- ¿Tiene alguna opinión sobre la Policía local, ante las denuncias de abusos?
- No estoy al tanto de que eso ocurra. No me gusta hablar sin pruebas.
Diego Bengoa