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Bárbara Miranda (izquierda) fue asesinada en setiembre del ‘76. Marcela Noble Herrera (derecha) podría ser su hija menor |
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Escribe: Walter Goobar (*)
Detrás de un macabro titular publicado en la tapa del diario Clarín el domingo 5 de setiembre de 1976, puede ocultarse una de las claves en torno a la identidad biológica de Marcela Noble Herrera, la hija adoptada de manera irregular por la propietaria del multimedio.
Aquel día del ‘76, el diario de Ernestina Herrera de Noble recogía la crónica de un supuesto enfrentamiento que nunca existió -al menos- en los términos descriptos por el diario: “Tras un prolongado tiroteo, las fuerzas de seguridad abatieron a cinco extremistas que se resistieron a desalojar una finca en San Isidro, donde se realizaba una reunión…”.
La crónica de Clarín omitía mencionar que tres de los cinco supuestos extremistas abatidos por el Ejército Argentino eran niños en edad preescolar: Roberto tenía 5 años, Bárbara 4 y Matilde era una beba de apenas 6 meses. El destino de esa bebita ha permanecido ligado -durante más de tres décadas- al misterio que envuelve la identidad de Marcela Noble Herrera.
Doscientos efectivos del Ejército y la Policía, equipados con una bazooka y un jeep con ametralladora antiaérea, atacaron la vivienda donde residían los militantes montoneros Roberto Lanuscou y su esposa Bárbara Miranda, junto a los tres hijos de la pareja.
Las acciones comenzaron “a las 21.30 con una continua detonación que finalizó a las dos de la mañana, casi cinco horas después”, recuerda el vecino Marcelo Turdo, que entonces tenía 11 años y se escondió en el baño de su casa ubicada al lado de la vivienda atacada.
Según los relatos de varios testigos presenciales, el enfrentamiento que relata Clarín no fue tal: la inexistencia de impactos de bala en las viviendas de enfrente, en cuyos techos se habían apostado los soldados, demostró que no hubo una resistencia significativa por parte de los ocupantes de la casa ubicada en la esquina de Asunción y Catamarca, de Boulogne.
Según los diarios de la época, el Comando Militar Zona 4 informó que cinco “subversivos” murieron en el intenso enfrentamiento que obligó a los vecinos a llamar a los Bomberos Voluntarios de San Isidro para sofocar el incendio, pero se les impidió acercarse a la casa.
Sin embargo, aquel falso enfrentamiento formaba parte de una historia mucho más macabra. En enero de 1984, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) encontró las tumbas de los cinco miembros de la familia Lanuscou-Miranda, los supuestos extremistas que habían sido enterrados como NN en el cementerio de Boulogne.
Tras la exhumación de los cadáveres, el EAAF “comprobó que todos los cráneos encontrados tenían perforaciones de bala”, lo que indicaba que habían sido rematados, pero además, el jefe del equipo, el estadounidense Clyde Snow, denunció que “en el ataúd de Matilde, la beba de 6 meses supuestamente abatida, no había restos óseos; sólo un chupete, un osito de peluche y unas ropitas.
El certificado de defunción lo firmó el doctor Roberto Bettale, pero hay razones para sospechar que la muerte de Matilde fue simulada, y desde ese momento los familiares del matrimonio Lanuscou-Miranda sospechan que la beba puede haber sido apropiada y que podría tratarse de Marcela Noble Herrera.
En su casa de Villa Devoto, el ingeniero Carlos Miranda revuelve en las cajas de fotos familiares buscando un buen retrato de su hermana Bárbara, a quien encuentra singularmente parecida a Marcela Noble. “La forma de la cara, los ojos y las cejas. El parecido es impresionante... pero resulta absurdo que nos tengamos que guiar por las fotos de las revistas cuando esto se debe resolver de manera tajante con un simple pinchazo en el dedo”, dice Miranda, que es uno de los querellantes en la causa contra Ernestina Herrera de Noble.
“Mi cuñado y los dos chicos murieron al instante, pero a mi hermana que protegió a Matilde con su cuerpo, la remataron y se llevaron a la bebita”, rememora Carlos Miranda, mientras espera el cotejo de las muestras de ADN ordenados por la jueza Sandra Arroyo Salgado.
La abuela de Matilde fue integrante de Abuelas de Plaza de Mayo y murió soñando el encuentro con su nieta. Hoy, su tío David Lanuscou, músico y hermano de Roberto, sigue la búsqueda. Asegura que “son muchos los datos y testigos que vieron salir con vida a su sobrina Matilde, de 6 meses, del operativo que sus padres resistieron”.
Aún así, el querellante señala que hasta que no se haga el estudio de ADN quedará la sospecha que “puede o no ser mi sobrina, pero lo que es evidente es que son hijos de desaparecidos”.
Un fragmento de la canción “Matilde de seis lunas”, compuesta por David Lanuscou, reza: “El Sol araña las sombras, con sus espinas de tiempo, vuela Matilde, paloma, a un horizonte de encuentros”.
(*) Nota publicada el 4 de diciembre de 2010
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