Los habitantes de la calle Salta al 1200, del barrio Nicolás Avellaneda, no salían de su asombro ayer, cuando en la oscuridad, el instalador de una antena seguía en el sitio terminando su trabajo de domingo.
Los vecinos se reunieron en el lugar para protestar. “No queremos una antena porque trae cáncer, leucemia infantil y otras enfermedades”, dijo una joven mamá de un niño de nueve meses, que tiene su patio colindante al sitio donde fue instalado el equipo.
Sergio Reimondi, el instalador, aseguró a EL DIARIO que él trabaja para una empresa que contrató el Gobierno de Córdoba para hacer las instalaciones que servirán para prestar el servicio de wi-fi público. “Vengo instalando desde Río Cuarto y no hubo problemas”, aseguró, mientras era increpado por los vecinos a los que horas antes le había asegurado que no iban a colocar el dispositivo, pero luego lo hizo, lo que causó mayor malestar.
Según relataron los presentes, ante la posibilidad de que fuera a instalarse una antena (tenían el rumor de que sería una para telefonía celular), ellos reunieron más de 300 firmas manifestando su preocupación y rechazo. “Parece que eso no les importa, porque hoy vinieron y la pusieron igual”.
Lo extraño es que en el terreno, bien tapiado y con un portón, habrían pedido la luz para un taller metalúrgico, según informaron en el lugar. “A mí me parece que si fuera todo legal, no trabajarían un domingo a la noche”, dijo una de las vecinas, indignada.
Durante la protesta, que se extendió hasta pasadas las 22 de anoche, los vecinos decidieron ir hoy a plantear el reclamo conjunto a la Municipalidad. “Nosotros queremos que (Eduardo) Accastello nos escuche. Nos muestre si está habilitada esta antena y quién autorizó su instalación”, dijeron. Si no tienen respuestas, aseguran que tomarán alguna decisión para evitar que funcione el dispositivo en el lugar.
“Acá vino un policía que nos aseguró que no contamina. Me gustaría saber qué información tiene para decir eso”, agregó otra.
Durante la protesta, había un policía y un inspector de seguridad ciudadana labrando actas de los reclamos y tomando los datos del instalador.
La preocupación quedó en el barrio. “No sé si creen que vivimos en el campo, porque según tengo entendido, hay una ordenanza que prohíbe la instalación de antenas en todo el radio urbano. Pero parece que no nos consideran ciudadanos”, concluyeron.