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María añora la casa grande en la que vivía, cuando todavía podían pagar alquiler. Hoy, su hogar es el viejo colectivo ubicado en un terreno de la provincia |
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En épocas en que la construcción iba viento en popa, Hugo Campos (32), se ganaba dignamente la vida para él, su mujer, María González (29) y sus tres hijos de 12, 9 y 7 años.
Con los caballos, trasladaba arena a diario del río y con eso se alimentaban, se vestían, mandaban los chicos a la escuela y pagaban el alquiler.
“De a poco fue bajando el trabajo y no pudimos pagar más el alquiler”, dijo María, recordando aquella casa grande, rodeada de una hectárea de verde donde pastaban los caballos.
La alternativa que se plantearon era separarse, para irse a vivir cada uno con sus familias o arriesgarse a vivir con más carencias aún, pero juntos.
“Nosotros averiguamos de este terreno -dice María en referencia al lugar ubicado sobre la ruta 2, a metros del puente- y comprobamos que era del fisco. Lo alambramos, lo limpiamos y conseguimos un colectivo, que estamos pagando en cuotas, que nos sirve de casa; en un furgoncito armamos el galpón e hicimos un baño al fondo”.
Sin agua ni luz, puede proveerse del líquido elemento por la solidaridad de los vecinos más cercanos que están a 2.000 metros. “No se crea que es lindo, pero es la forma que encontramos para seguir luchando juntos con mi compañero y mis hijos”.
Cuenta con un ingreso que considera importante, cual es la asignación familiar por los tres chicos. “A ellos no les hago faltar nada, van a la Escuela República de Bolivia y como queda lejos, si hace frío los mando en remise”, dijo.
Con lo que gana el marido, compran la comida. “Hugo no quiere que los chicos vayan al Paicor, porque les parece importante que comamos todos juntos”, dijo.
Se cansó de anotarse en planes de viviendas. “El último, de Villa Nueva, no pude porque no había hecho el cambio de domicilio y a Villa María fui tantas veces, pero nunca nos tocó nada”, dijo.
La Policía fue al lugar y les dijo que tarde o temprano llegaría alguna orden. Mientras tanto, mantienen limpio el terreno y anhelan con volver a tener una casa grande, con patio para los caballos.
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