El horror y la conmoción nublaron el potente sol de la calurosa mañana de la víspera, en la popular barriada La Floresta de Villa Nueva.
En la casa ubicada en la calle San Juan 828 tuvo lugar un hecho de sangre que cegó la vida de dos niños, uno de 5 años y otro de siete meses, aparentemente a manos de su madre.
La tragedia familiar ocurrió pasadas las 5.30 de ayer, en circunstancias en que la mujer se encontraba a solas con los niños pues su marido había salido de la casa para ir a cumplir con su trabajo habitual.
Poco después, convocados en el lugar del funesto episodio por la propia acusada, efectivos policiales detuvieron a María Soledad Angela Oliva Paradella (27), a quien se le imputará seguramente el doble filicidio.
Cabe consignar que Paradella es un apellido de profunda raigambre villanovense.
El espanto dominó la escena y afectó no sólo a los vecinos del sector, sino al personal policial más joven que tomó participación en lo ocurrido tras la llamada de la mujer.
Aparentemente, la mujer, que permanece alojada en un calabozo de la Comisaría de Villa María, habría dejado una carta en la que anunciaba también su muerte, pero el suicidio no se consumó.
No fueron revelados, sin embargo, los detalles de la mencionada misiva.
Trabajaron en el lugar del hecho efectivos de la División Criminalística de la Policía provincial y el médico forense.
Trascendió que los pesquisas encontraron el arma homicida (un cuchillo), dentro de un mueble en una de las habitaciones de la vivienda, como si hubiese querido esconderlo.
La investigación del hecho, que no cuenta con antecedentes en la ciudad al menos en esta década, quedó en manos del titular de la Fiscalía de Instrucción del Primer Turno de los Tribunales villamarienses, Félix Martínez, quien dispuso diversas pericias.
La asesora letrada Silvia Muñoz representa legalmente a la presunta filicida.


Mujer violenta y conflictiva

Varios vecinos de la familia coincidieron en señalar a la acusada como “una mujer violenta y conflictiva que siempre les pegaba a los chicos, porque estaba enferma, tenía algún problema mental”, expresó uno de los consultados.
Otro testimonio dio cuenta de que Oliva Paradella inclusive “agredía a su marido, un muy buen muchacho, que muchas veces se quedaba en la casa y faltaba al trabajo porque tenía miedo de que la mujer le hiciera algo a los chicos”.
Una persona, que también vive en una casa cercana a la de la tragedia, expresó que la mujer fue presa “de un ataque de locura”.
Otro vecino dijo: “Le pegaba mucho a los chicos cuando le agarraban los ataques, porque ella es epiléptica”.
El padre de los chiquitos asesinados, Fabián Lozano, de 30 años es cartero y desempeña tareas en la empresa de correo Seprit SA.
El hombre, a quien ayer se lo vio en la vereda de la casa donde todo ocurrió, desconsolado y aturdido como consecuencia de los hechos, es vecino de ese barrio de toda la vida y conocido por todos como “un excelente muchacho”.


La versión policial

Por su parte, el comisario Inspector Antonio Heredia dijo a los medios de prensa: "En un principio fue la mujer la que llamó para comunicar la noticia. Los móviles corroboraron la situación y se informó a la Fiscalía de turno".
El funcionario policial agregó que "el papá de las víctimas estaba ausente por razones de trabajo. La mujer fue trasladada a la dependencia policial de Villa Nueva”.
“No entramos en detalles acerca de cómo se produjeron las muertes”, informó Heredia y abundó: “El relato que nos hizo fue muy escueto”.
El titular de la Comisaría de Villa Nueva indicó que “el personal policial más joven ha quedado muy afectado".
“Fue la mujer la que se comunicó con la dependencia policial para poner de manifiesto el hecho. Aparentemente habría usado una cuchilla”, indicó el comisario.
Además señaló que el padre de los niños no se encontraba en la casa “por razones de trabajo” y que “el matrimonio estaba unido”, pero no hizo ninguna mención a las versiones de los vecinos, que pintan un panorama un tanto diverso.


Pericias psiquiátricas

El fiscal de Instrucción Félix Martínez, a cargo de la investigación, dijo ayer a EL DIARIO que “ordené que se le practiquen a la mujer acusada pericias psiquiátricas a los fines de determinar su competencia y su estado mental, para saber si era consciente de la criminalidad de sus actos”, explicó el funcionario judicial.
Asimismo, el titular de la Fiscalía de Instrucción del Primer Turno, manifestó que hoy, María Soledad Oliva Paradella, “será trasladada a los Tribunales II de Córdoba para que personal de Medicina Forense le practique los test de rigor. Luego, será nuevamente traída a Villa María y podría ser ya alojada en la cárcel de barrio Belgrano, a menos que necesite ser internada en algún centro psiquiátrico”.
“Los resultados de estas pericias podrían demorarse dos o tres días, sin embargo, si de la entrevista surge algún elemento que indique trastorno mental tendremos que tomar alguna medida en ese sentido”, explicó Martínez.
El fiscal comentó, asimismo, que “fui a verla a la Comisaría, para informarle sobre su situación y le pregunté si sabía por qué estaba allí. Y ella me manifestó, muy segura y creo que en cabal conocimiento de la situación que sabía perfectamente por qué estaba detenida. ‘Sé por qué estoy acá’, me dijo”, narró el funcionario judicial.
Martínez expresó también que le informó a la detenida que tenía derecho a nombrar un abogado y la mujer optó por la asesora letrada Muñoz.


A declarar

Por la tarde de la víspera, los padres de la joven mujer detenida se presentaron en la Comisaría de Villa Nueva. Es que los progenitores de la detenida fueron unos de los primeros en tomar contacto con la situación, por lo que fueron citados a prestar declaración para completar el sumario de la causa.
Tras declarar, la pareja abandonó la dependencia policial de la vecina localidad.


En el mismo féretro

Los restos de los niños asesinados fueron sepultados ayer por la tarde, luego de que se le realizaran las pericias pertinentes, en el cementerio San José de Villa Nueva, sin ser velados, indicaron fuentes consultadas.
Las mismas fuentes indicaron que los cuerpos de los dos hermanitos fueron inhumados en el mismo féretro y en una breve ceremonia llena de congoja.