Fermín Ranco tiene 13 años y el 14 de marzo de 2001 fue trasplantado (renal) en el Hospital Privado de Córdoba.
El año pasado, culminó sus estudios de Nivel Primario en la Escuela José Mármol e ingresó en marzo de 2010 al ex Colegio Nacional, pero su enfermedad le fue deparando numerosos obstáculos en su intento por superarse diariamente.
A raíz de los permanentes viajes que debe realizar para control médico, y además porque debe ser trasplantado nuevamente, a fines de mayo ya había superado el límite de la segunda reincorporación.
Esta situación llevó a la mamá de Fermín a solicitar la baja del alumno en el establecimiento de calle Santiago del Estero, pero la comunidad educativa no se quedó quieta.
Los papás del chico decidieron la baja, sobre todo, porque los médicos le prohibieron que concurriera a clases a la escuela, ya que se convertía en un pequeño vulnerable a las enfermedades. De enfermarse, lo perjudicaría en su tratamiento, lo que además dilataría el nuevo trasplante.
Entonces, la directora del IPEM 275 ex Nacional, Marta Giardello, junto a su equipo, comenzó a buscar información sobre la Escuela Hospitalaria, modalidad no muy conocida. Hasta Córdoba llegaron para hablar con miembros de la escuela Atrapasueños, inaugurada en diciembre de 2002.
Fermín fue la pieza clave en esta búsqueda, ya que él decía que quería seguir cursando sus estudios.
A fines de octubre, les informaron desde Córdoba que tenían la maestra tutora, Claudia Vélez, y así podría seguir estudiando. Se realizó de urgencia una reunión entre el Gabinete Psicopedagógico y los docentes de primer año para adecuar la currícula y se concretó lo esperado.
“El cambio que este sistema de educación provocó en Fermín es inenarrable. De no tener nada por hacer, a partir de estas visitas de estudio, nuestro alumno esperaba ansioso a la maestra, según nos comentó la tutora y la mamá”, contó Giardello a EL DIARIO. “Mostró en Fermín a un joven interesado en demostrar todo lo que podía realizar para las próximas clases”, agregó.
Las mismas se llevaron a cabo dos veces por semana durante una hora y media, trabajando de manera integrada las distinas áreas y teniendo en cuenta los contenidos fundamentales de cada disciplina.
Así, el adolescente finalizó el primer año con todas las materias aprobadas.
Al menos durante un semestre más deberá continuar con esta modalidad de estudio.
“Esto nos debe servir para concientizar a todos sobre la importancia de la donación de órganos, propuesta que tenemos para el año próximo, ya que comenzaremos una campaña apenas se inicie el ciclo lectivo 2011”, reveló la directora a este matutino.