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| Los hijos de Rochi con Ricardo Vagliente y Jorge Valdez en la galería inaugurada con los retratos de sus padres |
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No tiene palabras suficientes para expresar su agradecimiento a la comunidad educativa del Instituto Secundario Manuel Belgrano. “Lo que nos hicieron vivir en los actos fue muy movilizador”, dice y no disimula la emoción.
Es que Graciela Rochi, y sus hermanos, vivieron un momento muy especial el fin de semana en el marco de los festejos del cumpleaños número cincuenta de la entidad educativa de barrio San Justo.
“El Belgrano es así. Se prepara con todo en las actividades. Se nota el esfuerzo de corazones, de almas entregadas por amor al colegio y no por deber.”
Docentes, alumnos, directivos, personal administrativo. Todos los integrantes de la escuela golpearon fuerte en los sentimientos de los hijos del fundador de la institución Carlos Rochi.
“Me emociona cuando me dicen (en la escuela) somos una familia. Eso me remite a mi infancia, me trae el eco de voces de antaño que en estos actos recuperé. Recuperé a mi padre, tenía 12 años cuando la tragedia se lo llevó al cielo...”
Apenas una pausa, para controlar tal vez una lágrima rebelde, a punto de escaparse. “Mi padre dio la vida por la escuela y murió por la escuela”.
El recuerdo del accidente se presenta unos momentos. “Murió (chocó con un camión) volviendo de una Feria de Ciencias, era el día del cumpleaños 70 de Villa María, el 27 de setiembre de 1970”.
“Mi papá era una de esas almas que escuchó el llamado. Este orgullo de hija lo tuve guardado hasta ahora que pude recuperar mi historia a través de las voces de los que pasaron por esas aulas. Le decían el maestro Carlos. Maestro, un título inmensamente grande.”
Graciela Rochi, Gachi para los amigos, recuerda esos comienzos de algarabía estudiantil, casi en el patio de su casa.
Buscando enseñar
“Mi nono (Juan Rochi) fue el fundador del Mariano Moreno. Iba por la campiña a buscar los chicos para que vinieran al colegio. Mi papá era chiquito y lo llevaba, lo hacía leer y le decía a los niños: ven, esto es lo que van a aprender.”
Busca en el pasado las historias que escuchó de niña. “Mi abuela abrió las puertas de su casa para la escuela.”
Sonríe, por su mente (según cuenta) pasan las imágenes de “las mesas largas” de chicos pupilos que venían a Villa María, desde la región, a estudiar.
Imagina, los pasos de su padre, “su firmeza”, la “humildad de su espíritu”, la llama del educador.
“Creo que hemos recuperado nuestra historia. Hoy me siento belgraniana, me siento parte de ellos. La gente que está hoy sigue con el espíritu humilde, siente a la educación, se entrega...”
El escudo del colegio está prendido en su pecho. “Lo llevo conmigo, fue tan emocionante ver las representaciones (en el acto escolar). Ver cómo protagonizaron a mi padre y a mi madre que le tocó seguir adelante con la escuela y con cuatro hijos...”.
Luisa de Rochi siguió frente a la institución (después de la muerte del marido) unos años pero luego dejó la Dirección en manos de Ricardo Vagliente.
“Vagliente siguió con el mismo espíritu de la institución, lo mismo que hoy lo hace Jorge Valdez y todos los docentes que pasaron por la entidad. Todos los alumnos que nos han permitido recuperar a la familia, a nuestra familia.”
Gachi habla también en nombre de sus hermanos Marta, Lili y Canqui (el único varón). “Todo estuvo pensado, detalle por detalle, todo brilló, todo estuvo de fiesta y queremos agradecer a la familia belgraniana por todo el amor que nos regalaron el sábado, una fecha que nunca vamos a olvidar”, señaló.
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