A los 52 años y después de pelear durante más de dos años contra una enfermedad, falleció ayer el conocido vecino de esta ciudad, Rubén Orlando Lomónaco, “una persona sumamente solidaria, un buen tipo dispuesto a dar ayuda a cualquiera” y que “siempre invitaba gente a su casa, para compartir buenos momentos”, según lo recordaron ayer quienes lo conocieron.
Lomónaco era hijo de Vicente, un mecánico que tenía su taller al lado del cine Broadway (hoy Teatro Verdi) y que también falleció muy joven, cuando Rubén cursaba la primaria en el colegio de los padres Trinitarios (Instituto “La Santísima Trinidad”). En el mismo lugar hizo la secundaria, para egresar en 1974. La familia vivía por entonces en la calle General Paz, enfrente de la fábrica de pastas Picca, muy cerca de la institución educativa.
Rubén se casó luego con Miriam del Valle Osés, quien es una de las secretarias del Juzgado de Menores de Villa María. Tuvieron dos hijos, Alejandro y Florencia, ambos radicados actualmente en la capital provincial como estudiantes universitarios.
Lomónaco fue visitador médico durante la mayor parte de su vida laboral, y tuvo hasta no hace mucho tiempo una participación en la administración de la Droguería Argentina, ubicada en Yrigoyen y Alem, junto a sus hermanos “Tuco” y “Chiche”.
En la década de los ‘90 incursionó en la gastronomía. Tuvo su propia confitería ubicada sobre avenida costanera, enfrente del Balneario municipal, en proximidades del Anfiteatro Centenario. El establecimiento se llamaba “Monterrey” y fue lugar de tertulias con sus amigos.
Ayer lo recordaban de la mejor manera ante el periodista de EL DIARIO. Todos destacaron la personalidad de Lomónaco. Edgardo Tesán, tal vez el más allegado de todos, fue quien manifestó que se trataba de “una persona sumamente solidaria, un buen tipo dispuesto de ayudar a cualquiera que lo necesitara”.