Escribe Claudio Morresi (*)

Nos encontramos en un tiempo en el que el deporte se consolida como un factor constitutivo del desarrollo humano y sigue avanzando para satisfacer las necesidades de nuestro pueblo.
En este 2010 que está finalizando se sucedieron hechos de política deportiva sumamente significativos. La puesta en funcionamiento del Consejo Nacional del Deporte, incluyendo a todos los estamentos del deporte argentino dentro de una ideología que se sostiene desde el inicio de esta gestión. Participación que permitió la existencia y puesta en práctica del Plan Nacional del Deporte 2004-2012.
Y sin dudas el hecho trascendental que marcó la implementación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), el tan reclamado instrumento de acción conjunta entre el Estado y el comité Olímpico Argentino que hoy nos permite atender con una herramienta específica las necesidades del deporte de representación nacional.
En materia de resultados deportivos, dos sucesos aparecen como relevantes dentro de un año con progresos para muchos de nuestros atletas. La medalla de oro olímpica conseguida por el joven lanzador de jabalina Braian Toledo sienta un precedente para nuestros jóvenes y para toda la sociedad, de que no importa el lugar de donde uno provenga ni la condición social que se tenga, porque mientras haya un Estado presente que acompañe la posibilidad de desarrollarse, cualquier chico podrá con esfuerzo y perseverancia ganarse un lugar y un reconocimiento a base de talento y dedicación.
El acontecimiento restante lo marcaron Las Leonas y no fue sólo un logro, sino toda la fiesta que se vivió durante el Mundial en Rosario. Ver la magia de Luciana Aymar para llevar a Argentina al título contagiando el entusiasmo a sus compañeras hace que desde la Secretaría de Deporte redoblemos el compromiso para que en 2011 sean mayores los apoyos y las respuestas para nuestros representantes.
Otro hecho notable fue la realización de los Juegos Evita 2010, con la participación de cientos de miles de argentinos en sus diferentes etapas y la presencia de la presidenta Cristina Kirchner en la fiesta de cierre, ante diez mil jóvenes y abuelos que representaban la última instancia de la actividad más integradora e inclusiva de nuestro deporte.
Fue una clara demostración del compromiso de nuestra presidenta con el deporte argentino, con la ciudadanía en su conjunto y con las políticas públicas de contenido social; esta presencia cobra aún más valor si recordamos el doloroso momento que estaba atravesando ella, ante la pérdida de Néstor Kirchner, su compañero de toda la vida.
Néstor fue el impulsor de todos lo logros que se vienen conquistando desde el 2003 en el deporte: los incrementos en el presupuesto, el fútbol para todos, las leyes que se promulgaron como las de Juegos Evita, la de Clubes, y la del ENARD, y otras tantas decisiones políticas y económicas que beneficiaron a gran parte de nuestro pueblo.
A su vez, fue un inmenso compañero de lucha que posibilitó que aquellas banderas que se creían perdidas vuelvan a flamear en el país. Todos los que trabajamos en el deporte lo vamos a extrañar, pero también nos comprometemos a que su lucha por una Argentina digna, justa y soberana no haya sido en vano.

(*) secretario de Deporte de la Nación