Escribe: Pepo Garay

Un millón. Esa es, aproximadamente, la cantidad de aires acondicionado que se llevan vendidos en el país en lo que va de 2010. La cifra sorprende y nos habla de un cambio no sólo económico, sino también cultural. Productos y servicios que antes parecían inalcanzables para el ciudadano común, ahora se convierten en elementos de uso cotidiano. Pasó con los celulares e Internet. Hoy ocurre con los aires.
Como un espejo de lo que acontece a nivel nacional, Villa María y la región experimentan demandas significativas en tal sentido. De acuerdo a un relevo realizado por EL DIARIO, cada negocio de artículos electrónicos de la ciudad vende un promedio de entre 12 y 20 equipos de aire acondicionado por día.
Así, el rubro ha pasado ha encabezar la lista de operaciones de las distintas cadenas, con una ventaja considerable sobre otros géneros, como televisores LCD y notebooks, que son los inmediatos perseguidores.
Según empleados de varios locales consultados, la venta de equipos de aire frío llega a representar hasta el 30% de la facturación de las empresas. Toda una manifestación.

El escenario, en palabras

“El aire acondicionado, a diferencia de años anteriores, ha pasado a ser un producto de necesidad. En su momento, la gente llevaba ventiladores. Pero hoy, la mayor capacidad de compra hace que pueda optar por algo que apunta u ofrece mayor bienestar. Hay personas que de repente nunca tuvieron uno y ahora se lleva dos al mismo tiempo. El incremento es evidente”, asegura Matías Quartucci, gerente de la sucursal local de una de las firmas más grandes del país.
Desde su perspectiva, el actual escenario no sólo se relaciona con un aumento del consumo, sino también con una mayor exigencia de calidad: “Antes la gente venía y se llevaba lo que había, no le importaba la marca. Ahora que el producto es más popular, el cliente empieza a conocer y a optar por modelos superiores”, explica.

Otra voz: “Literalmente, vuelan...”

Otro gerente, en este caso representante de una empresa que se instaló hace pocos meses en nuestra ciudad, utiliza un ejemplo contundente para reflejar el nivel de ventas que está teniendo el producto: “A nosotros, cada semana, nos llegan dos camiones cargados con unos 60 equipos de aire acondicionado cada uno. De eso, como mínimo, se vende el 70%. Literalmente, vuelan”, grafica Marcelo Martín, encargado del local que la entidad tiene en pleno centro villamariense.
Para él, las condiciones de crédito explican en parte la situación: “El punto central es la financiación. Hoy todas las compañías se mueven con líneas de crédito muy buenas, que le permiten a la gente obtener lo que antes le resultaba imposible de alcanzar. La clave son las cuotas sin interés”.
La bonanza económica de la región, naturalmente, también ayuda a comprender el panorama: “En esta ciudad en particular, hay mucha capacidad de compra. Y eso que la gente de acá no es de derrochar; las personas se cuidan mucho con los precios. Pero es indudable que hay bastantes más recursos que otras localidades, que inclusive son de mayor tamaño que ésta”.

Los precios

Respecto a los precios, se observa una gran variedad. El equipo básico (2.200 frigorías) parte desde los 1.800 pesos y llega hasta los 3.200 pesos, según la marca y el modelo. Las tarifas suben con los aires de mayor potencia. Por caso, una primera marca de 3.000 frigorías ronda los 4.000 pesos y uno de 4.200 frigorías, los 4.800 pesos.

También las instalaciones

El récord no sólo se refleja en los números de las grandes cadenas, sino que por añadidura lo hace en los datos que surgen en negocios que se dedican a instalar los equipos.
Javier Bertello, referente de un conocido comercio de refrigeración, sostiene: “En esta época no damos abasto con las instalaciones... Es impresionante como la gente llama para pedir por el servicio; estamos trabajando mucho, inclusive durante los días de los fines de semana. Esto ya venía ocurriendo en temporadas anteriores, pero cada vez se intensifica más”.
Con varios años de trayectoria sobre las espaldas, este técnico asegura que la demanda colmó cualquier expectativa y que debido a ello los tiempos de espera se alargan: “Hoy por hoy, mucha de la gente que se desenvuelve en el rubro está tardando hasta dos y tres semanas en acudir a colocar el aire”.
“Esto no es porque el servicio sea malo, sino porque los pedidos son tantos que no hay forma de acomodar los horarios”, argumenta.
En ese sentido, Bertello aclara que buena parte de la ciudadanía, consciente de los retrasos, ha empezado a pedir por el servicio con varios meses de anticipación al verano. Las tarifas, según el equipo y las condiciones del espacio en el que se va a trabajar, van de los 250 pesos a los 500 pesos.

Problema energético

Semejante nivel de venta de equipos de aire genera problemas. Y la principal dificultad radica en el tema energético. Según un reciente estudio realizado por la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundalec), sólo los aires vendidos en Argentina durante 2010 exigirán el uso total de energía de una central nuclear.
Esta recarga podría afectar seriamente el servicio eléctrico durante la temporada estival. En relación al tema, Martín, uno de nuestros entrevistados, comenta: “Que no te quepan dudas que durante el verano vamos a tener cortes muy seguidos. Los aires acondicionado requieren mucha energía y no sé si el sistema disponible puede soportar niveles tan altos de consumo”.
De ser así, los habitantes de la región comenzaremos a ver las consecuencias en muy poco tiempo.