Este 30 de diciembre se cumplió un año de la terrible tragedia que le costó la vida a Roberto Abeldaño y su hijo Maxi, en la localidad de Luca.
En su momento, el conductor no se detuvo a prestar un mínimo de ayuda, ya que por terceros fuera retirado del lugar, consciente de lo que había pasado, siendo culpable de transitar a alta velocidad al cruzar por una zona urbanizada sin respetar ninguna norma de vialidad y sin importarle la vida de los demás ni la de su propia familia, causando daños irreparables y heridas que no cicatrizarán nunca, como las que le ocasionó a nuestra familia.
¿Yo me pregunto si este fin de año, cuando esa persona levante su copa para brindar en familia, se acordará de aquella otra familia, a la que un año atrás le arrebatara la vida de un padre y un hijo sólo por no levantar el pie del acelerador?
Por otra parte, el hecho de que el pueblo sólo cuente con medidas precarias de señalización (tienen semáforo, pero no funciona), hay carteles y algunos conos, y eso es todo.
Aquellos que están al frente de la función pública deberían tomar los recaudos correspondientes para evitar este tipo de desgracias, ya que son dos los accidentes de esta misma magnitud ocurridos en Luca, prácticamente en el mismo sector.
Seguramente que la reunión que se mantuvo con el bloque opositor y los representantes de Vialidad habrá sido para apaciguar las aguas.
Las gestiones se demuestran con los hechos y, sin lugar a dudas, el municipio de Luca no ha realizado ninguna. Como dije en otra oportunidad, deberían tomar como ejemplo lo que han hecho en localidades vecinas.
Por último, quiero decirle GRACIAS a la comunidad y a los amigos que siempre nos han acompañado.
Atentamente,

Daniel Abeldaño
DNI 17483934

Nota de la Redacción: para ilustrar mejor a los lectores respecto del luctuoso episodio al que hace referencia el autor de la carta, hay que señalar que Roberto Carlos Abeldaño, de 30 años, murió la misma noche del miércoles 30 de diciembre de 2009, cuando se registró la tragedia. En tanto, su hijo Maximiliano, de tan sólo 3 años, dejó de existir en un nosocomio de la capital provincial, al que había sido derivado desde el Hospital Pasteur en estado desesperante.
Aquel estremecedor suceso ocurrió poco después de las 22.30, frente a la plaza de Luca, cuando la criatura se bajó de la vereda e intentó cruzar la ruta que cruza el pueblo, lo que motivó la inmediata reacción de su papá, quien también bajó a la carpeta asfáltica para rescatar a su hijo ante el inminente peligro de ser embestido por un automóvil.
Sin embargo, el Citroën C3, a cuyo volante se encontraba Marcelo Frasca, por entonces de 45 años y domiciliado en Dalmacio Vélez, impactó contra el niño y su desesperado padre, provocándole a ambos gravísimas heridas, que a la postre les causaron la muerte.