Aunque asegura que suele ser ansioso, Federico Domínguez sabe que estas fiestas de fin de año aparecen como la oportunidad para serenarse, tomarse un respiro y planear el 2011 con todas las energías.
Después de todo, el volante villamariense cierra un año en el que “todo pasó muy rápido” y llegó a debutar en primera división con la camiseta de Newell’s Old Boys de Rosario.
“Fue muy positivo, cumplí uno de los objetivos, que es llegar y jugar en primera división, uno de mis sueños que tenía desde que empecé a jugar al fútbol”, reconoció ayer Domínguez, uno de los villamarienses destacados de 2010, por el simple hecho de aparecer en la elite del fútbol argentino.
“No lo esperaba, fue todo muy de repente, pero esto es así, cuando menos te lo esperás, a veces la oportunidad te llega”, agregó el pibe, en diálogo con EL DIARIO y antes de salir a correr por las calles de la ciudad.

s De abajo

Hoy Domínguez empieza a soñar en grande, pero para llegar a eso, debió afrontar momentos difíciles que lo marcaron para siempre.
Después que el extinto Marcelo Alamo generó su llegada a Newell’s, el pibe dejó Villa María, se despidió de sus compañeros de Alumni y se fue a Rosario con apenas 14 años y junto a otros tantos futbolistas (cerca de 30) del fútbol local.
“De chico siempre tenía la ambición de llegar a las inferiores de AFA, desde los 14 y 15 años, siempre pensaba en eso, entonces en Alumni me entrenaba bien en serio, me cuidaba porque sabía que, a la larga, quien hace bien las cosas es el que triunfa”, señala.
Sin embargo, su paso por las divisiones inferiores de Newell’s tuvo cuestiones tan asombrosas como negativas.
El nefasto gordo “Pimpi” (ya fallecido), haciendo alarde de su cargo de “capo de la barrabrava”, se convirtió en “apoderado de jugadores” en inferiores, con el visto bueno del entonces presidente Eduardo López.
Domínguez recordó el día que “Pimpi” cayó a la pensión y se puso a elegir jugadores de prepo para su nueva función.
“Señalaba de a uno, nos decía ‘ustedes vienen conmigo; a partir de ahora, son jugadores míos’, y nosotros estábamos aterrados, pero no podíamos hacer nada”, contó “Fede”, quien sufrió esto como los otros pibes villamarienses que se encontraban allí (entre ellos, Velasco, Berterame y Bonatti).
“Estuvimos involucrados dos años con los barras, prácticamente en sus manos, aunque no teníamos nada que ver, pero él (por “Pimpi”) era una especie de representante”, añadió.
Así, con 16 años, Domínguez sufrió bastante y hoy puede relatarlo: “Fue terrible, vivíamos cerca de la villa, convivíamos con barrabravas constantemente y empezábamos a ver las cosas oscuras dentro del club, cómo ellos andaban en autos importados, armados”.
“Conocí los peores lugares de Rosario y vi cada cosa que si no me volví por eso, no me vuelvo más”, admitió. No obstante, también reveló que nunca le contaba a su papá Aldo lo que estaba viviendo. “Si se enteraba, olvidate, me traía de vuelta, pero yo quería seguir”, afirmó.
En 2009, cuando llegó la nueva dirigencia y Eduardo López dejó Newell’s, el panorama fue otro, aunque el villamariense sostuvo que por aquella experiencia con los barrabravas, muchos jugadores quedaron expuestos.
“No sabíamos si íbamos a seguir en el club cuando los dirigentes se enteraron que estábamos en manos de esta gente, entonces tuvimos que volver a hacer pruebas, pero esta dirigencia es otra cosa, hizo un cambio institucional muy grande, se dio cuenta y nos dio una oportunidad más”, rescató.

s El salto

Después de redoblar esfuerzos y pasar un nuevo examen con los entrenadores de inferiores, “Fede” pasó a quinta división y jugó en los torneos de AFA.
De enganche (su posición natural), volante por izquierda o hasta de doble cinco, el pibe logró hacerse notar en la categoría y aunque reconoce que tuvo altibajos, agarró titularidad y pasó a ser bien conceptuado para los técnicos “de arriba”.
Así, arrancó 2010 con todo. “Empecé con la pretemporada en reserva y tuve medio año muy bueno”, confesó.
De ahí en más, repitió su trabajo con el segundo equipo, en julio (luego del mundial de Sudáfrica) hasta que el cuerpo técnico de primera división, encabezado por Néstor Sensini, lo convocó para entrenar con la primera, necesitando un jugador para cubrir el carril izquierdo.
Es por ello que “Fede” dice que todo “fue muy rápido”. Y no es para menos. Debutó en la primera fecha, en Rosario, y frente a Estudiantes de La Plata, que luego resultó campeón del certamen. Más tarde actuó contra Tigre y fue al banco de suplentes ante Independiente, Lanús y Huracán, además de integrar la lista “leprosa” que afrontó la Copa Sudamericana.
A partir de allí, todo cambió.
“El fútbol te da muchas cosas, pero cuando debutás en primera, es impresionante y lo noté en el facebook, donde se me agregaron no sé cuántas personas”, contó, con una sonrisa.
De todas maneras, Domínguez tiene los pies sobre la tierra.
“Yo recién empiezo y sé que tengo que estar preparado para estas cosas porque me da bronca las personas que te marcan sólo como jugador de fútbol, como si uno fuera nada más que eso”, expresó.

s Aconsejado

Domínguez suele recibir consejos de su familia y también del “Pelusa” Urrutti (ex volante de Racing de Córdoba, entre otros), cuyo hijo también juega en Newell’s y es amigo del villamariense.
Además, Domínguez rescata a “Boquita” Sensini como alguien importante para sus primeros pasos en el fútbol grande.
“Jugó un Mundial, estuvo en Europa, tiene con qué agrandarse, pero es lo más humilde que hay, se siente cuando te habla, te da consejos, es como un ejemplo a seguir”, subrayó.
Claro que dentro de su familia, “Fede” dice que ayuda mucho formar parte de un ámbito de gente del deporte.
Es que su papá Aldo y su tío Marcelo fueron históricos jugadores del rugby de nuestra ciudad. El primero es preparador físico de los planteles de Unión Central y Marcelo ahora se encarga también de la preparación física de San Martín Rugby Club, donde acaba de dejar el puesto de entrenador.
Además, los hermanos juegan al fútbol: Nicolás, de 21 años, en Rivadavia de Arroyo Cabral, y Santiago, de 15, hace su historia en Deportivo Argentino.
Quizás por ello, “Fede” la tiene clara: “Pensás en frío y decís: ‘Llegué a primera’, pero una vez que estás ahí, querés jugar más seguido”, manifestó.
Entonces deseó para 2011 “meter partidos y explotar” y puso como meta en el futuro “jugar en Europa”.
Por lo pronto, “Fede” se quedará en la ciudad hasta el martes, disfrutando lo que extrañó bastante en 2010: la comida que le hace mamá y la largas charlas de amigos, algo que a veces se pierde cuando un futbolista empieza a codearse entre los grandes.

Más chances

Justo cuando Federico Domínguez contaba ayer su historia, sentado en la Redacción de EL DIARIO, en Rosario se movía el mercado de pases y todo parecía “jugarle a favor” del villamariense.
Es que Mauro Formica, el enganche (puesto que sabe utilizar muy bien “Fede”) acordó todo para irse al Galatasaray de Turquía.
Además, Newell’s podría ceder al volante por izquierda Marcelo Estigarribia como parte de pago del delantero Claudio Bieler, cuyo pase pertenece a Racing.
Si bien no trascendieron las cifras, el “Gato” Formica sería transferido a la entidad turca, en una suma superior a los 4 millones de euros que, en su momento, ofertó River Plate.
El ex jugador de la entidad “rojinegra”, Fabián Basualdo, hoy representante del futbolista, manifestó: “Sólo faltan detalles que no deberían hacer caer la operación”.
Si se solucionan estas pequeñas trabas, Formica viajará apenas arranque el 2011 rumbo a Turquía, para juntarse con el también argentino Emiliano Insúa, ex Boca.
El dinero que entre por la venta de Formica le permitirá a Newell’s ir a la carga “con todo” para conseguir el concurso de Bieler, hoy valor de la “Academia”.
En principio existe un as en la manga que le permitiría a Racing ver “con mejores ojos” una hipotética salida del goleador santafesino. Es que Newell’s entregaría al paraguayo Estigarribia en parte de pago.