El lleno total de las piletas en este 2011 que recién comienza, no sólo refleja la urgencia de los ciudadanos por aplacar el calor imperante, sino también el excelente momento que atraviesan varias instituciones deportivas de Villa María. Clubes que exponen en las piscinas desbordadas, el indicio más evidente de esa bonanza. La referencia, por lo tanto, no obedece a un fenómeno que se focaliza en el terreno competitivo, sino más bien en el rol social que cumplen estos organismos.

Son entidades locales que pudieron superar ilesas la turbulencia económica general de comienzos de milenio, y disfrutan hoy de un muy buen pasar. Presentan estructuras dirigenciales fuertes, nuclean a gran cantidad de socios y mantienen instalaciones que concuerdan con el prestigio obtenido. Así, han sabido conquistar espacios, y confirmar su posición de referentes de la ciudad. Hay varios casos que sirven como ejemplo.

El Prado Español

Uno es el de la Asociación Española. El “Prado”, tras momentos de inestabilidad vividos hace algunos años atrás, muestra hoy un semblante completamente renovado. Dan fe de ello las imágenes que arroja el predio ubicado frente a las compuertas. Pero sobre todo los números que manejan desde la sede de calle Bartolomé Mitre: el club tiene un total aproximado de mil socios, cuenta con cancha de fútbol, baby fútbol, pelota paleta, padel, básquet, vóley, dos canchas de bochas (techada y descubierta), y cuatro de tenis, que fueron inauguradas el año pasado. Además, se están construyendo dos canchas de fútbol cinco, con duchas y vestuarios. En el aspecto extra deportivo, mantiene sus tres quinchos tradicionales, los asadores y el salón de fiestas, conjuntamente con la pileta (que también fue remodelada recientemente), y las instalaciones de la sede, donde se imparten clases de danza y demás actividades culturales.

Para Walter Torres, su presidente, el secreto está en una buena planificación económica, basada en la descentralización de la estructura organizativa: “A nosotros no nos resulta nada fácil mantener tantos deportes y la función social general que tiene la institución. Entonces distribuimos la actividad en subcomisiones que funcionan con cierta independencia, por lo que cada disciplina genera sus propios recursos y desarrolla sus propios engranajes. Lo que hacemos desde la comisión Directiva es preocuparnos por mantener las instalaciones en buen estado, y reinvertir permanentemente las entradas de dinero, volviéndolas a introducir en el circuito”, explica. Desde su óptica, esta metodología es la clave para mantener la caja en cero “si no, los números se te van en el acto”, asegura.

En el extremo opuesto están varios equipos de fútbol de la región. Clubes que dilapidan sus presupuestos para mantener planteles competitivos de primera división, y que como consecuencia de eso brindan poco o nada en materia social.

El Sport

“Nosotros siempre le dimos mucha importancia a la idea de brindarle a la persona que paga la cuota mucho más que la oportunidad de practicar un deporte. El movimiento de gente es la base de cualquier club, más allá de los resultados en el terreno de las competiciones” opina Roberto Castellari, presidente del Sport Social Club. Referente del tenis a nivel nacional, la entidad de calle Elpidio González goza a su vez de una muy aceitada vida social. Son casi 1600 los miembros que hacen uso del extenso parque, las dos piletas, los quinchos, asadores, las dos canchas de fútbol, la cancha de pelota paleta, la de squash, el gimnasio y por supuesto, las 14 canchas de tenis. Cada día, el usuario que va a comer un asado en familia se cruza con tenistas profesionales y semi profesionales o con adeptos a otras disciplinas que compiten a un alto nivel y entrenan en el gimnasio. Ahí, en esa mixtura, es donde Castellari encuentra la esencia de una institución deportiva: “Hay que conjugar la parte deportiva con la parte social. Porque si querés aprender un deporte y ser bueno en él, inevitablemente necesitás relacionarte desde lo humano con otras personas. La gente que ve un predio en buenas condiciones, cuidado, con cosas para hacer, se siente más atraída, porque valora mucho esas cosas, y de repente se anima a participar del mundo competitivo. Así es como hemos crecido durante toda nuestra historia”, sostiene. Quizás, esa misma filosofía es la que le sirvió al Sport para ser elegido mejor club de tenis de la provincia de Córdoba en 2010.

Más ejemplos

Otros establecimientos que también podrían ser tomados como modelos de crecimiento social, son Central Argentino, Jockey y más recientemente San Martín. Aunque en menor medida que el Prado o el Sport, estas entidades supieron como acrecentar su masa societaria con propuestas de interés. Tal vez fue a partir de esa plataforma que los hípicos pasaron a formar parte de la elite del rugby cordobés o los tricolores a ubicarse nuevamente en las primeras divisiones del hockey de la provincia.

En todo caso, lo importante para todos ellos fue generar una fraternidad humana que comparte intereses, códigos y espacios comunes. El resto, aquello que tiene que ver con marcadores y vitrinas llenas de trofeos, queda en un segundo plano.


LAS FOTOS:

1- La pileta de Central Argentino una de las piletas más convocantes

2- El Prado Español mantiene su habitual convocatoria

3- El Sport apunta fundamentalmente a lo social