Todos los años, las épocas de calor encuentran en el asado a una de sus estrellas más loadas. La presente temporada no será la excepción, aunque la marcada merma del consumo de carne, que se viene produciendo desde principios de 2010, provoca también un descenso en la utilización de la parrilla.
Así lo certifican la mayoría de quienes trabajan en el rubro. Teniendo al verano pasado como referencia, las ventas han sufrido una baja considerable.

s Cuestión
de precios

El fenómeno, naturalmente, está de modo directo emparentado con el tema precios. Si bien los carniceros coinciden en que no habrá aumentos en lo inmediato, las góndolas arrojan números poco seductores para el ciudadano promedio. Por caso, el kilo de costilla, marucha y vacío está entre los $25 y $38, según la carnicería.
El de matambre, entre $30 y $42, el de chorizo, entre $20 y $33, la morcilla, entre $15 y $18, la aguja, entre $15 y $22, la falda, entre $13 y $20, y el chinchulín y la tripa gorda, entre $15 y $20.
El elemento de lujo sigue siendo la molleja, que en varios locales llega hasta los $60.
A eso hay que agregarle el carbón ($7 la bolsa de 4 kilos), el pan ($7 el kilo) el tomate y la lechuga ($5 el kilo de cada una), el vino ($7 la botella económica de litro) y la gaseosa (unos $8, dos litros). Sumados todos los elementos, un asado promedio, para un grupo de seis adultos, no baja de los $25 por persona.
“El asado se vende mucho, pero sin dudas hubo una merma de consumo respecto al verano pasado. La gente se queja porque los precios están altos, y eso se nota en la cantidad que llevan”, sostiene Fernando Nieto, de carnes Hernán.
Como consecuencia directa de ello, dice que lo que se viene dando en algunos casos es la elección del pollo como sustituto de la carne vacuna, “pero no de forma masiva”, aclara. El kilo de pollo, en general, está a unos $14.

Una baja del 30%

Para Juan Carlos Vieira, de Carnicería Mitre y Deiver, la gente gasta la misma cantidad de dinero que hace un año, aunque naturalmente se lleva menos a cambio “Si antes venían a comprar cuatro veces por semana, ahora vienen dos. A pesar de que la facturación está siendo parecida, el consumo en lo que va desde marzo de 2010 ha bajado aproximadamente un 30%”, asegura.
Algo similar opina Juan Carlos Martínez, de Carnes Villa María. “Si, el consumo de asado ha bajado en esos números más o menos, y eso se explica en parte por la suba del casi 90% de los precios respecto al verano pasado. Igual, y aunque no como antes, la gente sigue consumiendo bastante, porque el habitante de Villa María es de gastar mucho”, explica.
Por último, Elba de Porporatto, de Pollería Porporatto, sostiene: “La venta de asado ha bajado, pero no tanto. Igual es cierto que nosotros nos movemos con una clientela de mayores recursos. Mis hijos, que también tienen carnicería y trabajan con otro tipo de clientes, me dicen que la disminución se nota más”.

P.G.