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Un móvil policial apostado en el frente del boliche, entre una masiva cantidad de clientes. De perfil (con cartera), la directora de Habilitaciones inspecciona el local |
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Una disputa entre ex socios dilató el inicio de la noche bolichera del sábado en la disco Supper Club y demandó la intervención de la Policía y la presencia de la directora de Habilitaciones de la Municipalidad de Villa María. Los empresarios Pablo Roggia y Mariano Boretto eran íntimos amigos y juntos levantaron la espectacular confitería situada en ruta 2, en uno de los accesos a esta ciudad. Sin embargo, por diversas diferencias, terminaron separándose y Roggia llevó adelante, en soledad, el emprendimiento nocturno. El sábado a la noche tuvo su principal gran inconveniente, que ayer fue el comentario en las calles, a raíz de la fuerte concurrencia que tiene la discoteca. No obstante, el propietario de Supper Club negó tales circunstancias. "Lo que ocurrió fue que se registró un problema eléctrico y debimos acudir a un generador. Es por eso que tuvimos que recurrir a la Municipalidad", fue la versión oficial del local nocturno ante la consulta de EL DIARIO, en la tarde de la víspera. Diversas fuentes contactadas por este matutino indicaron que a las 23 del sábado, Boretto procedió a interrumpir el suministro de energía eléctrica del lugar. Algunos dieron cuenta de que el terreno donde se instaló Supper es de la familia del ex socio. Otros, desmintieron tal versión. Como sea, se trata de diferencias y cuentas pendientes que quedaron de la vieja sociedad. Después de las 2 de la mañana del domingo comenzó a funcionar un generador mientras una gran cantidad de clientes aguardaba el ingreso entre los automóviles estacionados. Las tratativas por llegar a buen puerto se extendieron, con la Policía como mediadora. "Nos llamaron para actuar de mediadores", confió un efectivo policial. Otro le dijo a numerosos clientes que esperaban acceder: "Es un problema entre socios y se debe esperar una habilitación". Cerca de las 3, arribó Valeria Suárez, de Habilitaciones de la comuna, quien inspeccionó la disco y le dio el okey para funcionar. "La gente esperó con calma y desde Supper Club solicitamos las disculpas del caso. La noche fue muy buena, transcurrió normalmente y el próximo sábado vuelve la fiesta de mayores de 30 años, denominada fiesta de la cerveza", apuntó Roggia a este diario, aunque del problema societario nada habló. "El gesto de Suárez fue fantástico, destacó su actitud porque quizás podría no haber asistido", dijo en relación a la presencia de la directora de Habilitaciones. Lo curioso es que la disco parece haber conquistado un público cautivo, ya que una gran cantidad de gente esperó una hora en la puerta y fueron pocos los que se retiraron, de tal manera que el boliche lució con gran asistencia. "Esta es una familia y como toda familia tiene sus problemas, gracias por estar, gracias", dijo, desde el micrófono, el encargado de animar la fiesta, cuando hacía una hora que las puertas ya habían abierto y la disputa entre ex socios era ya sólo una anécdota.
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