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“El público de la cultura se crea”, sostienen Silvera y Podestá |
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El periodista y escritor Marcelo Silvera y su pareja la artista plástica María Eugenia “Coqui” Podestá, conforman PrensArte, y han realizado una de las labores culturales más destacadas del año recientemente concluido.
Se caracterizan por ofrecer iniciativas innovadoras, con la participación de colectivos sociales no necesariamente acostumbrados al quehacer artístico, y han logrado una respuesta inesperada.
En diálogo con EL DIARIO, el dúo sentimental y cultural, respondió a nuestro cuestionario de la siguiente manera:
¿Cómo surgió el proyecto de PrensArte en el seno de su relación de pareja? ¿Uno le propuso al otro o fue naturalmente?
Marcelo: “PrensArte tenía vida propia antes de nuestra pareja. En 2008 comencé con las Flores del Cielo, a finales de ese año empezamos recién como pareja. Cuando le conté sobre alguna actividad de PrensArte lo primero que dijo fue: ‘¡Yo quiero ser PrensArte!’ Ahora el mecanismo es sencillo, yo deliro y se me ocurren cosas y ella me baja a la tierra y ve qué se puede hacer realmente y cómo”.
Coqui: “Lo maravilloso en nuestra pareja es que para nosotros PrensArte se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana, y hoy se da naturalmente. Nuestra casa se ha convertido en una especie de búnker de arte, en donde no sólo se encuentran apilados diferentes artículos que tienen que ver con actividades que ya hemos hecho sino también donde frecuentemente nos sentamos a planificar estratégicamente, tal como si estuviéramos en una especie de ataque hacia el exterior, las nuevas intervenciones que vamos a llevar a cabo”.
¿Qué fue lo más les sorprendió de las actividades que emprendieron? Entre los trabajos presentados, la convocatoria, etcétera.
M: “Muchas cosas, de las de este año me maravillaron las ideas que surgieron mediante la propuesta de Revolución de Mayo son fascinantes. Después me emocionó muchísimo que los chicos de la Escuela Especial 20 ganaran el primer premio en SeCorto, porque era el mejor corto y porque el jurado no tenía idea que se trataba de ‘chicos especiales’, compitieron de igual a igual y ganaron, y ganó la integración, digo yo”.
C: “A mí me sorprenden las ganas de participar que tienen aquellos que no están ligados al mundo del arte y el poco compromiso y la falta de participación de aquellos que sí lo están. He visto en muchas de nuestras actividades de participación comunitaria producciones realizadas por gente común o legos del arte que no tiene nada que envidiarles a muchos artistas consagrados”.
Flores del cielo, galeras y peinetas para el Bicentenario, concurso de celumetrajes son todas propuestas inéditas o al menos originales en la ciudad. ¿Esa sería la idea madre de PrensArte?
M: “La idea siempre fue hacer cosas que no se hacen, demostrar que se puede, que no es necesario un aparato político para la cultura, que con las ganas y las ideas sobra y se puede hacer.
Hemos intentado hacer cosas nuevas para la ciudad, nos encanta llamar la atención, ja, ja. A veces gente de la cultura nos dice: ‘Es la primera vez que se hace esto’ y nosotros recién ahí caemos, para nosotros es normal, son cosas que nos salen natural y saber que somos pioneros en algunas cosas está bueno, no sé si entraremos en la Historia por haber hecho la primera intervención urbana, por ejemplo, pero queda en nuestra historia, la personal, el placer de haberlo hecho”.
C: “Una de las premisas principales que tenemos como PrensArte es democratizar el arte, acercando a todos los ciudadanos de la zona no sólo objetos artísticos para ser apreciados sino también generando oportunidades para que todos puedan acceder a este mundo del arte como participantes activos. Pensamos que muchas veces para llegar a aquellos que no están inmersos en este mundo del arte, hay que shockearlos con propuestas que pueden resultar inéditas”.
Debido a esta experiencia, ¿creen que Villa María es abierta y receptiva a este tipo de gestas culturales?
M: “Sí, a la gente le encanta. Lo que no se hace es porque no se quiere, ‘a la gente no le gusta’ no es una excusa, el público se crea, los lectores se crean, los amantes de la cultura se crean; pero para ello hay que darles cultura, ponerlas al alcance, mostrar que existe.
Con el tema de los celumetrajes, sinceramente, tenía miedo de que no se prendan muchos, y fueron 303 chicos y adolescentes, esos que la gente cree que viven en la pavada, que tomaron los talleres y crearon cortos muy interesantes, con una mirada crítica. El día de la entrega de premios un pibe de Bell Ville me abrazó y me dijo: ‘Muchas gracias por esto, nunca pensé que iba a hacer cine’. Eso es impagable.
Lo que sí hay es reticencia desde el mismo ámbito cultural, es difícil que alguien del circuito se acerque a decir ‘es doy una mano’, o ‘quiero participar’. Suelen esperar el fracaso para que su imperio no se caiga.
Para nosotros esto no es competencia, cuantos más seamos mejor, cuanta más cultura se haga mejor, no es un negocio para nosotros, no curramos con esto. Ojalá pudiéramos dedicarnos full time, poder vivir de lo que amamos, pero no pensamos nunca en ingresar al mercado, no nos interesa”.
C: “La gente está ávida de este tipo de manifestaciones y nos sentimos huérfanos respecto al ámbito cultural, aunque recibimos mucho aliento por parte de gente que se encuentra fuera de este circuito y es lo que aún nos impulsa a seguir con este emprendimiento. Pero creo que eso también será cuestión de tiempos, quiero ser optimista y pensar que poco a poco nuestra invasión será un poco más valorada y apoyada”.
Y en ese orden, ¿qué piensan que necesita la ciudad para continuar su desarrollo en la materia? Tanto desde lo privado como desde lo público.
M: “Desde lo privado soñamos con un lugar amplio, donde se puedan hacer muchas cosas; es muy difícil porque los chicos de El Estilóbato han tratado varias veces y se hace insostenible, no hay apoyo real a la cultura, digo el económico, el que ayuda a pagar las cuentas, porque la cultura tiene que pagar luz, agua, alquiler y sobre todo una gran cantidad de impuestos, injustos pero obligatorios.
Desde lo público a veces faltan ideas y ganas. Creo que con PrensArte demostramos que se pueden hacer las cosas como decía antes, y si lo podemos hacer nosotros que somos dos locos, sin plata, ¿cómo no podrá hacerlo un gobierno? Nadie lo dice públicamente pero a veces falta apoyo dentro de las mismas instituciones, tanto vos como yo lo sabemos por nuestro trabajo periodístico, los presupuestos son reducidos, y a veces derivados a otras áreas; y sin plata muchos no hacen nada.
Hoy una persona que trabaja dentro de la estructura cultural oficial me dijo una frase interesante: ‘Acá falta capacitación en gestión cultural’.
Esto no significa que abogo por el arte pobre, que sólo se hace sin plata, sino que si podemos hacer algo dos perejiles sin infraestructura ni nada, si le ponen media pila tienen que hacer maravillas”.
C: “Creo que faltan ganas y compromiso. El dinero para el financiamiento, que suele ser la excusa frecuente de la inacción, pasa a segundo plano si hay voluntad de llevar a cabo las propuestas”.
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