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Jaga Borobag viuda de Butarajac. La mujer más longeva de Villa María cumple hoy 102 años |
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Delgada, profundos ojos azules y una piel blanca que refleja la huella de los años. Así es Jaga Borobag, viuda de Butarajac, sin duda, la mujer más longeva que vive en Villa María dado que hoy cumple 102 años.
Nació justo el día que florecían las plantas de frutillas que tenían en el campo de lo que era Yugoslavia, donde vivía su familia. Por eso su nombre, Jaga, que en eslavo, es precisamente frutilla.
De niña cuidaba los pavos en el campo y ya jovencita, fue obrera textil en una fábrica alemana.
Después de casarse, decidieron ir lejos de ese ambiente bélico que se vivía en tiempos en que Adolf Hitler comenzaba a detentar el poder. “Había un hombre que quería matar a todos”, empieza diciendo Jaga, al referirse al fundador del nazismo, uno de los motivos por el que decidieron emigrar.
Así fue que en 1929 vino su esposo a Argentina y cinco años más tarde, ella lo siguió.
“Es hermosa mi tierra, tiene todo. Pero se viven muchas tensiones, muchas guerras”, recordó.
Recién llegados a este país, fueron a vivir a la zona rural de Ana Zumarán para luego, radicarse en Villa María en el año 1948.
Tuvo un hijo y una hija ya fallecida. Y también una nieta que vive en Buenos Aires.
“La verdad, es que no somos muchos de familia. La familia mía quedó allá, pero pasaron los años y hoy están los nietos y bisnietos de mis hermanos y primos que ni siquiera me conocen”, dijo.
Es por eso que, aunque le gustaría volver, piensa que es mejor seguir en Argentina, la tierra que le dio la paz que buscó cuando dejó su raíz.
Acompañada de Juan, su hijo, hace una vida absolutamente normal.
“Hace unos días se golpeó un brazo y por eso no está cocinando ni lavando”, relata Juan, quien no oculta el orgullo de saber que su mamá, a los 102 años, no toma medicamentos para enfermedad alguna.
“Sólo toma una aspirina que hace más de 60 años le recomendó, como prevención, el doctor Amadeo Sabattini”, dijo.
En lo que hace a comidas, no se priva de nada. “Yo hago mi propia dieta, sé los límites. Pero me gusta todo, carne, verduras, frutas”, dice. Y agrega: “También tomo vino, me gusta desde chica, porque en mi tierra (hoy Croacia) había vides y hacíamos vinos”, recuerda.
Es coqueta. Dudaba en recibir a los cronistas de EL DIARIO, porque recién se levantaba de la siesta.
Igual, se acomodó el pelo, se vistió y se sentó a conversar sobre su vida.
“Tengo muchas historias para contar”, dijo.
Viajó dos veces a su país natal. Una, de paseo con su esposo en 1972 y la segunda vez, ya viuda, en 1988. “Justo volvían las guerras que separaron el país y me volví”, recordó.
Una vez que enviudó, comenzó a viajar por Argentina. “Conozco todo el país y los países limítrofes”, cuenta.
Le preguntamos como le gustaría festejar su cumpleaños, pero ella parece no darle mucha importancia al tema. “Igual que siempre. La verdad, es que como estoy, no me puedo quejar”, dice, contagiando una vitalidad increíble para una mujer que pasó la barrera del centenario, que está completamente lúcida, que gusta de la conversación amena y que está aferrada a las cosas buenas de la vida. ¡Feliz cumpleaños, Jaga!
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