|
|
|
|
|
|
|
Yala es una zona de grandes cerros, ríos, lagunas y mucha vegetación |
|
|
|
|
|
Escribe:
Pepo Garay (Especial para EL DIARIO)
Después, todo será árido. La Quebrada del Humahuaca dará inicio, y los paisajes propios de la Puna monopolizarán el entorno. Por eso Yala, la última escala antes de aquel Patrimonio de la Humanidad, propone cargar los sacos de verde. Una tupida y exuberante vegetación que baja de las colinas con esmero, que se mezcla con los ríos, que se vuelve imprescindible. El cambio es drástico. La sensación es divina.
A sólo 15 kilómetros de San Salvador de Jujuy, este jardín montañoso se postula como una opción distinta del circuito provincial. Tiene lo que se necesita para absorber miradas. Y está parado en el lugar justo: sobre la ruta 9, es paso obligado hacia las maravillas humahuaqueñas. Una sorpresa inesperada que el viajero agradece al instante. El ingreso a la comuna presenta una extensa hilera de casonas de verano. Son muchos los habitantes de la capital provincial que tienen sus quintas por esta zona. Por lo general, gente adinerada: políticos, empresarios, hombres de negocios. No es que la coyuntura rebase de lujo. Pero sí permite advertir el buen pasar de los pocos que detentan el poder jujeño. En el medio, las huellas están marcadas por la pobreza del resto. El orden feudal del distrito norteño legitima las distancias imperantes.
Más allá de las peculiaridades sociales, el pueblo despliega un manto de bellezas que ofrece gustoso sin mirar a quien. No hace diferencias, ni impone hijos predilectos. Los cerros, el agua cristalina que discurre entre el follaje y las piedras, los sonidos de la naturaleza, el ambiente general, en fin, está dispuesto para todos. Sirve como referencia el complejo turístico, donde personas de todas las procedencias disfrutan la pluralidad del parque. Entre asados, pileta y deportes, los días de verano se pasan sonrientes. Pero los afluentes circundantes también marcan la fisonomía del lugar. Que vengan los ríos Yala y Grande a prestar testimonio. Agua límpida se menea entre las rocas, observadas desde la altura por gigantescos cerros precordilleranos, como El Manzano, Cerro Negro y Mantuyo. Las cabalgatas y caminatas por sus faldas, representan la mejor manera de intimar con la magnificencia del lugar. Cruzando el puente local, y tras otros 10 kilómetros de recorrido por la ruta provincial número 4, el visitante se encuentra con el rincón más venerado de la región. El Parque Provincial Potrero de Yala surge majestuoso, alojando más colorido y más montaña. Es el Cerro Chañi quien lidera la postal, que incluye 12 lagunas, ubicadas a unos 2 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Luego, la carretera realiza un círculo entre valles para encontrarse con Termas de Reyes, y retomando la ruta 9, con Villa Jardín de Reyes y San Pablo de Reyes, otros de los preferidos por los jujeños para sus escapadas de fin de semana. Tras el paseo, el reencuentro con Yala produce la misma satisfacción que al principio. Entonces, vuelven la admiración y el deseo de sumergirse en la espesura, de entregarse a las cornisas, de inyectarse con la circunstancia. Justo antes de que la realidad alborote los sentidos, y el costado del camino comience a trocar esmeralda por amarillo, por marrón, por violeta. Un breve espacio, y el mundo es otro. Eso, después. Por ahora, sólo tenemos ojos para Yala.
Otras notas de la seccion El Diario Viajero
Una alternativa a Puerto Madryn
Lo árido y lo verde haciendo magia
Mortadela estaba el mar
La gran maravilla de Oceanía
Ver, sentir y admirar
|